viernes, 30 de agosto de 2013

30 de agosto: Nuestra Señora de Cárquere

El culto a Nuestra Señora de Cárquere es más antiguo que la nacionalidad. Es conocido como “el milagro de Cárquere” la sanación del niño Alfonso Henrique, que habría de ser el primer rey de Portugal.

Su tutor Egas Moniz recibió la visita de la Virgen quien le informó donde estaba escondida de los moros una imagen suya, le pidió que levantara un templo en su honor y que llevara a curar al niño sentándolo en el altar en una vigilia nocturna.

Todo esto se cumplió como le dijo la Virgen.

Cárquere es una antiquísima parroquia situada en la región de Viseu, mas o menos a 10 kilómetros de Resende.

En el local donde hoy se yergue la iglesia hubo anteriormente un templo dedicado a una divinidad romana, una mezquita, una ermita y un convento.

Se cuenta que en el tiempo de la invasión árabe, cuando el Rey Rodrigo perdió España en manos de los Moros, ya se veneraba a Nuestra Señora en una pequeña ermita que existía en el local.

Una vez que los moros entraron a la zona, los cristianos trataron de esconder los objetos sagrados para que no fueran profanados.

Así en un viejísimo roble hueco (según una tradición) o en un agujero en la tierra (según otra tradición) escondieron la imagen venerada de Nuestra Señora de Cárquere, en una caja con reliquias.


EL HALLAZGO DE LA IMAGEN Y EL REY

Pasó el tiempo y los objetos fueron olvidados. Muchos años después nació Alfonso Henrique, que abría de ser el primer rey de Portugal. Con gran disgusto para D. Henrique y D. Teresa porque el niño nació sin poder mover las piernas, de la rodilla para abajo.

Como era usual en esa época, las criaturas de alta posición social eran entregadas a tutores que los educaban y muchas veces los acompañaban toda la vida. Alfonso Henrique tuvo como tutor a Egas Moniz, caballero de una de las más antiguas e importantes familias del Condado Portucalense.

Según la tradición, Alfonso Henrique era un niño muy pequeño y Egas Monis tuvo un sueño. En ese sueño se le apareció Nuestra Señora y le pidió que se dirigiera a Cárquere y cavara en un determinado lugar. Allí encontraría los restos de una ermita que fuera dedicada a una imagen suya. Debería mandar a construir en el mismo lugar, una nueva iglesia y colocar sobre el altar al niño enfermo, pasando la noche en vigilia.

Egas Moniz ejecutó la orden de Nuestra Señora tal como le fue pedida en su sueño. Así que encontró la imagen, contó todo al conde D. Henrique y construyó la iglesia.

Tenía 5 años Alfonso Henrique cuando la construcción fue terminada. Egas Moniz partió entonces para Cárquere con el niño acompañado por la reina D. Teresa, y lo puso sobre el altar como le mandó Nuestra Señora.

Al entrar en la capilla, natural o misteriosamente toda la comitiva se adormeció; solo el niño se mantuvo despierto. A cierta altura el se dio cuenta que una de las velas del altar se inclinaba peligrosamente. Por fin se cayo y comenzó a incendiar todo. Fue entonces que el niño trepó hasta el altar y apagó el fuego. Después, saltando de placer despertó a su madre y a toda la comitiva y luego rindieron gracias a Nuestra Señora por el milagro concedido.

También cuenta la leyenda que un día, no se sabe si antes o después de este milagro, Alfonso fue rodeado por el fuego, sin asustarse el niño contempló el fuego y éste se extinguió solo.

El conde D. Henrique, agradecido a Nuestra Señora de Cárquere por haberle devuelto la salud y la perfección a su primogénito, mando acrecentar la iglesia, hacer un convento y donarlo a los clérigos de San Agustín.

A partir de entonces le fue posible a Egas Moniz educar a su pupilo y adiestrarlo en el manejo de las armas, de modo de transformarlo en un gran guerrero, que vino a ser el primer Rey de Portugal.


IMAGEN E IGLESIA

Santa María de Cárquere es una minúscula e preciosísima escultura en marfil, de 29 mm de altura y 14 de base, cuyas formas y expresiones denuncian un trabajo de mucha antiguidad. La escultura representa a una Señora con un niño sentado sobre la rodilla esquierda, de corona denticulada. El niño tiene un libro en la mano izquierda y bendice con la derecha.

Tal vez, esta imagen vista y adorada por reyes, nobles y todo el pueblo en siglos remotos, fuera llevada como un talismán en un minusculo relicario de plata para defenderse en medio de las refriegas contra los moros.

La actual iglesia de Cárquere, que tiene una capilla gótica y cuerpo casi todo manuelino, tiene tres grandes estructuras con signo románico indiscutible: el Conventinho, el campanario que abunda en siglas, y la capilla funeraria que de los Señores de Resende, descendientes de Egas Moniz de Ribadouro y sus sucesores en la posesión de la famosa Honra del mismo nombre. Esta última, fría y arcaica, tiene en su interior cuatro gabinetes tumulares de granito, trapezoidales, con las armas de los “Resendes” talladas.

(fuente: forosdelavirgen.org)

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