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viernes, 31 de enero de 2014

31 de enero: Apariciones de Nuestra Señora a la Beata Angela de Foligny

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 13 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación la catequesis que el Papa Benedicto XVI pronunció hoy durante la audiencia general, en la Plaza de San Pedro, ante miles de peregrinos procedentes de todo el mundo. .

Queridos hermanos y hermanas:

hoy quisiera hablaros de la beata Angela de Foligno, una gran mística medieval que vivió en el siglo XIII. Normalmente, uno se fascina por los momentos álgidos de experiencia de unión con Dios que ella alcanzó, pero se tienen quizás demasiado poco en cuenta sus primeros pasos, su conversión, y el largo camino que la condujo desde el punto de partida, el “gran temor del infierno”, hasta su meta, la unión total con la Trinidad.

La primera parte de la vida de Angela no es ciertamente la de una ferviente discípula del Señor. Nacida hacia 1248 en una familia pudiente, quedó huérfana de padre y fue educada por su madre de forma más bien superficial. Fue introducida muy pronto en los ambientes mundanos de la ciudad de Foligno, donde conoció a un hombre, con el que se casó a los veinte años y del que tuvo hijos. Su vida era despreocupada, hasta el punto de que se permitía burlarse de los llamados “penitentes” – muy difundidos en aquella época – es decir, de aquellos que para seguir a Cristo vendían sus bienes y vivían en la oración, en el ayuno, en el servicio a la Iglesia y en la caridad. Algunos acontecimientos, como el violento terremoto de 1279, un huracán, la larga guerra contra Perusa y sus duras consecuencias incidieron en la vida de Angela, la cual progresivamente fue tomando conciencia de sus pecados, hasta un paso decisivo: invoca a san Francisco, que se le aparece en una visión, para pedirle consejo de cara a hacer una buena Confesión general: estamos en 1285, Angela se confiesa con un fraile en San Feliciano. Tres años después, el camino de la conversión conoce otro giro: la disolución de los vínculos afectivos, pues en pocos meses, a la muerte de su madre siguieron la de su marido y la de todos sus hijos. Entonces vendió sus bienes y en 1291 entró en la orden terciaria de san Francisco. Murió en Foligno el 4 de enero de 1309.

El Libro della beata Angela da Foligno, en el que está recogida la documentación sobre nuestra Beata, narra esta conversión; indica los medios que le fueron necesarios: la penitencia, la humildad y las tribulaciones; y narra sus pasos, la sucesión de las experiencias de Angela, comenzadas en 1285. Recordándolas, tras haberlas vivido, ella intentó contarlas a través de su fraile confesor, el cual las transcribió fielmente, intentando después organizarlas en etapas, que llamó “pasos o mutaciones”, pero sin conseguir ordenarlas plenamente (cfr Il Libro della beata Angela da Foligno, Cinisello Balsamo 1990, p. 51). Esto debido a que la experiencia de unión para la beata Angela supone una implicación total de los sentidos espirituales y corporales, y de lo que ella “comprende” durante sus éxtasis queda, por así decirlo, solo una “sombra” en su mente. “Escuché verdaderamente estas palabras – confiesa ella después de un rapto místico – pero lo que vi y comprendí, y que él [o sea, Dios] me mostró, de ninguna forma dé o puedo decirlo, aunque revelaría de buen grado lo que comprendí con las palabras que oí, pero hubo un abismo absolutamente inefable”.

Angela de Foligno presenta su "vivencia" mística, sin elaborarla con la mente, porque son iluminaciones divinas que se comunican a su alma de forma imprevista e inesperada. Al mismo fraile confesor le cuesta recoger estos eventos, “también a causa de su gran y admirable reserva respecto a sus dones divinos” (Ibid., p. 194). A la dificultad para expresar su experiencia mística se añade también la dificultad para sus oyentes de comprenderla. Una situación que indica con claridad cómo el único y verdadero Maestro, Jesús, vive en el corazón de todo creyente y desea tomar totalmente posesión de él. Así en Angela, que escribía a un hijo espiritual suyo: "Hijo mío, si vieras mi corazón, estarías absolutamente obligado a hacer todo lo que Dios quiere, porque mi corazón es el de Dios y el corazón de Dios es el mío”. Resuenan aquí las palabras de san Pablo: “Ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo que vive en mi" (Gal 2,20).

Consideremos entonces sólo algún "paso" del rico camino espiritual de nuestra Beata. El primero, en realidad, es una premisa: "Fue el conocimiento del pecado, – como ella precisa – a continuación del cual el alma tuvo un gran temor de condenarse; en este pasaje lloró amargamente" (Il Libro della beata Angela da Foligno, p. 39). Este “temor” del infierno responde al tipo de fe que Angela tenía en el momento de su "conversión"; una fe aún pobre de caridad, es decir, del amor de Dios. Arrepentimiento, miedo del infierno y penitencia abren a Angela la perspectiva de la dolorosa "vía de la cruz" que, desde el octavo al decimoquinto paso, la llevará después a la “vía del amor”. Cuenta el fraile confesor: “La fiel entonces me dijo: He tenido esta revelación divina: 'Tras las cosas que habéis escrito, haz escribir que quien quiera conservar la gracia no debe quitar los ojos del alma de la Cruz, tanto en la alegría como en la tristeza que le concedo o permito'" (Ibid., p. 143). Pero en esta fase Angela aún "no siente amor"; ella afirma: "El alma siente vergüenza y amargura y no experimenta aún el amor, sino el dolor” (Ibid., p. 39), y está insatisfecha.

Angela siente el deber de tener que darle algo a Dios para reparar sus pecados, pero lentamente comprende que no tiene nada que darle, al contrario, de “ser nada” ante Él; comprende que no será su voluntad la que le de el amor de Dios, porque esta sólo puede darle su “nada”, el “no amor”. Como ella dirá: solo "el amor verdadero y puro, que viene de Dios, está en el alma y hace que ésta reconozca sus propios defectos y la bondad divina […] Este amor lleva el alma a Cristo y ella comprende con seguridad que no se puede verificar ni haber engaño alguno. Junto a este amos no se puede mezclar algo de lo del mundo" (Ibid., p. 124-125). Abrirse sola y totalmente al amor de Dios, que tiene la máxima expresión en Cristo: "Oh Dios mío – reza – hazme digna de conocer el altísimo misterio, que tu ardentísimo e inefable amor realizó, junto al amor de la Trinidad, es decir, el altísimo misterio de tu santísima encarnación por nosotros. […]. ¡Oh amor incomprensible! Más allá de este amor, que hizo que mi Dios se hiciese hombre para hacerme Dios, no hay amor más grande" (Ibid., p. 295). Con todo, el corazón de Angela lleva siempre las heridas del pecado; incluso después de una confesión bien hecha, ella se encontraba perdonada y aún con el corazón roto por el pecado, libre y condicionada por el pasado, absuelta pero necesitada de penitencia. Y también la acompaña el pensamiento del infierno, porque cuanto más progresa el alma en la vía de la perfección cristiana, tanto más se convencerá no sólo de ser “indigna”, sino de merecer el infierno.

Y he aquí que, en su camino místico, Angela comprende de modo profundo la realidad central: lo que la salvará de su “indignidad” y de “merecer el infierno” no será su “unión con Dios” y su poseer la “verdad”, sino Jesús crucificado, “su crucifixión por mí”, su amor. En el octavo paso, ella dice: "Sin embargo, aún no comprendía si era más grande mi liberación de los pecados y del infierno y la conversión y la penitencia, o más bien su crucifixión por mí" (Ibid., p. 41). Es el inestable equilibrio entre amor y dolor, advertido en todo su difícil camino hacia la perfección. Precisamente contempla con preferencia a Cristo crucificado, porque en esta visión ve realizado el equilibrio perfecto: en la cruz está el hombre-Dios, en un supremo acto de sufrimiento que es un acto supremo de amor. En la tercera Instrucción, la Beata insiste en esta contemplación y afirma: "Cuanto más perfecta y puramente vemos, tanto más perfecta y puramente amamos. […] Por ello, cuanto más vemos al Dios y hombre Jesucristo, tanto más somos transformados en él a través del amor. […] Lo que he dicho del amor […] lo digo también del dolor: el alma cuanto más contempla el inefable dolor del Dios y hombre Jesucristo, tanto más se duele y es transformada en dolor” (Ibid., p. 190-191). Ensimismarse, transformarse en el amor y en los sufrimientos del Cristo crucificado, identificarse con Él. La conversión de Angela, iniciada con esa confesión de 1285, llegará a la madurez sólo cuando el perdón de Dios aparezca a su alma como el don gratuito de amor del Padre, fuente de amor: "No hay nadie que puede dar excusas – afirma ella – porque cualquiera puede amar a Dios, y el no pide otra cosa al alma sino que le ame, porque él la ama y de su amor" (Ibid., p. 76).

En el itinerario espiritual de Angela el paso de la conversión a la experiencia mística, de lo que se puede expresar a lo inexpresable, tiene lugar a través del Crucificado. Es el "Dios-hombre de la pasión", que se convierte en su "maestro de perfección". Toda su experiencia mística es, por tanto, tender a una perfecta “semejanza” con Él, mediante purificaciones y transformaciones cada vez más profundas y radicales. En esta estupenda empresa Angela se implica totalmente, alma y cuerpo, sin ahorrarse penitencias y tribulaciones desde el principio al final, deseando morir con todos los dolores sufridos por el Dios-hombre crucificado para ser transformada totalmente en Él: "Oh hijos de Dios – recomendaba ella –, transformaos totalmente en el Dios-hombre de la pasión, que tanto os amó hasta dignarse morir por vosotros de muerte ignominiosísima y del todo inefablemente dolorosa y de un modo penosísimo y amarguísimo. ¡Esto solo por amor tuyo, oh hombre!" (Ibid., p. 247). Esta identificación significa también vivir lo que Jesús vivió: pobreza, desprecio, dolor, porque – como ella afirma – "a través de la pobreza temporal el alma encontrará riquezas eternas; a través del desprecio y la vergüenza obtendrá honor y grandísima gloria; a través de una poca penitencia, hecha con pena y dolor, poseerá con infinita dulzura y consolación el Bien Sumo, Dios eterno" (Ibid., p. 293).

De la conversión a la unión mística con el Cristo crucificado, a lo inexpresable. Un camino altísimo, cuyo secreto es la oración constante: "Cuanto más reces – afirma ella – tanto más serás iluminado; cuanto más seas iluminado, tanto más profunda e intensamente verás al Sumo Bien, al Ser sumamente bueno; cuanto más profunda e intensamente lo veas, tanto más lo amarás; cuanto más lo ames, tanto más te deleitará; y cuanto más te deleite, tanto más lo comprenderás y serás capaz de comprenderlo. Sucesivamente llegarás a la plenitud de la luz, porque comprenderás que no puedes comprender" (Ibid., p. 184).

Queridos hermanos y hermanas, la vida de la Beata Angela comienza con una existencia mundana, bastante alejada de Dios. Pero después se encontró con la figura de san Francisco y, finalmente, el encuentro con el Cristo Crucificado despierta el alma a la presencia de Dios, por el hecho de que sólo con Dios la vida llega a ser verdadera vida, porque llega a ser, en el dolor por el pecado, amor y alegría. Y así nos habla a nosotros hoy la Beata Angela. Hoy estamos todos en peligro de vivir como si Dios no existiera: parece muy alejado de la vida actual. Pero Dios tiene mil maneras, para cada uno la suya, de hacerse presente en el alma, de mostrar que existe y que me conoce y ama. Y la Beata Angela quiere hacernos atentos a estos signos con los cuales el Señor nos toca el alma, atentos a la presencia de Dios, para aprender así el camino con Dios y hacia Dios, en la comunión con Cristo Crucificado. Oremos al Señor para que nos haga atentos a los signos de su presencia, que nos enseñe a vivir realmente. Gracias.

[En español dijo] Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a las Hermanas de la Compañía de la Cruz; a los miembros de la Hermandad de Nuestra Señora de la Estrella, de Sevilla; a los representantes de la Cofradía de Investigadores de Toledo, acompañados por el Señor Cardenal Antonio Cañizares Llovera; a los fieles de la Arquidiócesis de Santiago de los Caballeros, con su Arzobispo, Monseñor Ramón Benito de la Rosa Carpio, así como a los demás grupos procedentes de España, México, Honduras, Argentina y otros países latinoamericanos. Que la Beata Ángela de Foligno nos ayude a comprender que la verdadera felicidad consiste en la amistad con Cristo, crucificado por amor nuestro. A su divina bondad sigo encomendando con esperanza a los mineros de la región de Atacama, en Chile.

[Traducción del italiano por Inma Álvarez ©Libreria Editrice Vaticana]

jueves, 30 de enero de 2014

30 de enero: Nuestra Señora de la Rosa

La antigua iglesia de Santa Maria della Rosa en Lucca se encuentra en el centro histórico de la ciudad, detrás de la catedral.

El culto mariano en este templo se entrelazan las historias de milagros, especialmente, la imagen de la Virgen María habría tenido en la historia de los acontecimientos milagrosos.

Historiadores descubrieron que el primer templo fue dedicada a los Santos Pedro y Pablo y que, años más tarde, debido a un acontecimiento milagroso tuvo lugar justo en la base de la torre, fue finalmente dedicado a la Santísima Virgen.

Según la tradición de un joven pastor que sufre de mutismo al rebaño en este lugar, se recuperó en un repentino e inexplicable recuperado después de haber implorado auxilio a la Virgen.

De ahí en más, creció un amor profundamente arraigado de la Virgen de la Rosa , hasta que también reclamó la intervención de la autoridad eclesiástica que proclamaba la legitimidad y la adoración.

Hacia el año 1333 se fundó una cofradía piadosa en honor de la Virgen, con el título de "hermandad de la rosa".



Un primer edificio, probablemente originalmente un modesto oratorio - mencionada por primera vez en un documento de "Archivos del Arzobispo", el cual data del año 1122. El primitivo templo fue construido al lado del palacio del Obispo.

En 1309, el templo había sido reconstruido, en el que se destacada una escultura de la Virgen María. La expresión maternal de la Virgen mostrándola sonriente junto a su Hijo es conmovedora; esta obra fue atribuida al artista Giovanni Pisano.


Con los años, el templo siguió siendo ampliado. La imagen fue reubicada cuando la capilla fue remodelada en el año 1609.


El culto a la Virgen de la Rosa se ​​hizo aún fuera de los territorios diocesanos en el norte de Italia. En Brescia se erigió un convento que se puso bajo la advocación de Santa Maria della Rosa.

La solemne coronación de la imagen de Santa María de la Rosa en Lucca tuvo lugar 18 de septiembre 1862 a manos de monseñor Julius Arrigoni, en la autoridad del Papa Pío IX . Cada año, la Virgen es honrada en la ciudad. Para cada 8 de diciembre, Nuestra Señora de la Rosa es celebrada bajo el título de la Inmaculada Concepción de María, día en que en su templo se otorgan también indulgencias para los devotos que la visitan.

El templo de Santa María de la Rosa fue visitado por grandes santos, como San Juan Leopardi - cuya fiesta se celebra el 9 de octubre.

Actualmente, la Iglesia de Santa María de la Rosa se halla en la jurisdicción Lucca, siendo la sede de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén y bajo el cuidado de la Congregación de las Hermanas de Santa Gemma - Casa Giannini.

(fuente: www.antropologiaartesacra.it)

miércoles, 29 de enero de 2014

29 de enero: Nuestra Señora de Chatillion -Sur- Seine

San Bernardo tuvo una gran devoción a Nuestra Señora de Chatillion -sur -Seine , a causa de un milagro que obró la Santísima Virgen María en su favor.

Bernardo, el tercero de una familia de siete hijos , fue educado con especial cuidado porque antes de nacer, un hombre devoto le había predicho su gran destino. A la edad de nueve años, fue enviado a una famosa escuela en Francia en Chatillion -sur -Seine, dejado al cuidado de los sacerdotes seculares de San Vorles. Él era un muy buen estudiante y dedicado a la Santísima Virgen. Más tarde escribió varios libros acerca de la Santa Madre de Dios.

La Virgen María se apareció a Bernardo para inspirarlo para escribir sus libros. Esos escritos tocaron los corazones de pecadores, herejes y agnósticos para hacerlos devotos de María y así acercarlos a Cristo, su divino Hijo .

Siendo ya adulto, San Bernardo vio como su salud flaqueaba, al punto que se estaba preparando para la muerte. La Santísima Virgen María pronto se apareció a San Bernardo en su celda, acompañada por San Lorenzo y San Benito. Los tres se acercaron a San Bernardo y tocaron las partes de su cuerpo donde el dolor era la más severo, proporcionándole un alivio inmediato.

Una vez repuesta su salud, el santo retomó sus labores con mayor amor a Dios y devoción a la Madre Celestial. Bernardo volvió a escribir, dando inicio a su primer tratado en la humildad y el orgullo.

traducido por mallinista 
(fuente: www.roman-catholic-saints.com)

martes, 28 de enero de 2014

28 de enero: Nuestra Señora del Socorro

En 1613 el gobernador español de Manila envió una pequeña flota para asistir a un asentamiento vecino que estaba sitiada por piratas. Las dos galeras fueron nombradas para Nuestra Señora de Guadalupe y Nuestra Señora de la Guía.

El principal artillero de la Guadalupe fue uno Francisco López , un hombre Un tanto controvertido. Sólo tenía un punto débil en su duro corazón, y eso fue para Nuestra Señora del Rosario.

En un viaje, la Guadalupe golpeó una roca y se hundió y todo el mundo tuvo que nadar hacia la orilla. Francisco llegó sano y salvo pero rápidamente se vio en un que los esclavos escapaban libres. Tuvieron un breve combate en el que Francisco fue gravemente herido y dejado por muerto.

Durante dos semanas yacía indefenso y en un estado espantoso de sus heridas, rodeado de cadáveres. En sus momentos de lucidez que oró a la Virgen del Socorro pidiéndoles que lo asista. Francisco no se sentía digno de hablarle a Dios por el dolor de sus pecados, y le rogó Nuestra Señora que le enviara un sacerdote.

Dos semanas más tarde , la otra galera estaba en problemas, casualmente donde la Guadalupe había naufragado. Finalmente el capitán se rindió, echó el ancla , y envió a la tripulación a tierra. Uno de los marineros oyeron que alguien gritaba su nombre. Francisco, malherido clamaba "Por el amor de Dios , dame un sacerdote!" El capellán franciscano de la embarcación oyó los gritos y acudió a toda prisa: Francisco hizo su confesión  y luego murió .

El clima se tornó benévolo, por lo que los marineros decidieron volver a navegar. De vuelta en Manila , los sacristanes adornaban el santuario para una fiesta, quitaron el polvo alrededor de la estatua de Nuestra Señora del Rosario y una de las mujeres se dio cuenta de un hecho extraño.

"Sus pequeños zapatos están mojados y embarrados" dijo, señalando al Niño ", y las faldas de la Virgen son húmedo y lleno de arena mojada , como si hubiera estado caminando en la playa!"

El Padre Miguel Ruiz fue llamado a ver el fenómeno. Confirmó que la túnica de la Madre y de los zapatos del bebé mostraron signos claros de un viaje en un lugar de arena húmeda, a pesar de que el lugar donde estaba la estatua estaba perfectamente seca. Observó cuidadosamente el día y la hora , y convocó a un franciscano que examinó a visitar la estatua y finalmente tomó las sandalias del bebé a su habitación con él como prueba de los hechos.

Semanas más tarde, cuando la regresaron los marineros, entendieron lo sucedido: Nuestra Señora del Socorro había oído el grito de su hijo errante, y nadie dudaba de que la arena de la túnica provenía de la playa donde murió López, clamando por su ayuda.

traducido por mallinista
(fuente: www.roman-catholic-saints.com)

lunes, 27 de enero de 2014

27 de enero: Nuestra Señora de la Vida

La localidad de Mougins es realmente un antiguo pueblo situado en el sur de Francia, a poca distancia de Cannes.  Moungins está completamente rodeado por densos bosques y hay una variedad de altos pinos y otros árboles que crecen en medio de edificios de la ciudad.

Al igual que muchos otros lugares de Europa  el pueblo supo estar cercado por un muro de piedra situado con torres fuertes, aunque la mayoría de esos muros ya han caído desde hace mucho tiempo. Muchas de las encantadoras residencias mayores, sin embargo, todavía están en uso frente a las viviendas nuevas.

Fue en algún momento durante el siglo XI, cuando un noble local donó la colina que domina el pueblo a los monjes de San Honorario, que se preocupaba por la población local hasta la época de la Revolución Francesa. Los monjes construyeron una capilla en el cerro conocido como Santa María, aunque muy poco de esa estructura original aún permanece. La Capilla de Nuestra Señora de la Vida, o Notre Dame de Vie en francés, fue construida en 1646, y se levanta sobre el antiguo emplazamiento de la iglesia.

La ermita de Notre Dame de Vie, Nuestra Señora de la Vida, se encuentra situada en un sitio precioso que todavía domina el pueblo, situado en un largo prado bordeado por dos filas de cipreses gigantes. Hay una paz natural y la quietud que parece invadir el alma en este lugar, que fue una vez un sitio de muchos milagros.

El nombre de la primera capilla fue cambiado de Saint Mary en Notre Dame de Vie, Nuestra Señora de la Vida, cuando se descubrió que se podía encontrar para tomarse un respiro allí. La advocación de Notre Dame de Vie pronto se hizo famosa en toda la zona como un santuario especial de gracias, ya que si los bebés nacidos muertos eran llevados allí y serían milagrosamente devueltos a la vida para que puedan ser bautizados.

Actualmente, la capilla se ha reducido a la ruina, y una cruz de piedra rota por la mitad se levanta solo en medio de las ruinas. Debajo de estas ruinas hay pasajes subterráneos y un altar de piedra en el que se dice todavía vienen a poner esos pequeños niños que fallecían a poco de nacer. Apenas se los posaba sobre esta piedra, los bebés muertos abrían sus ojos de nuevo, se les sentía una leve respiración hasta que el agua del bautismo fluye sobre la frente y luego se duermen otra vez, para ascender a los cielos.

traducido por mallinista 
(fuente: www.roman-catholic-saints.com)

domingo, 26 de enero de 2014

26 de enero: Nuestra Señora de Antocha

Se dice que la primitiva ermita de Atocha estuvo en la vega madrileña, cerca del río Manzanares, en el lugar denominado Santiago el Verde; siendo trasladada más tarde al lugar que ocupa actualmente por el caballero Gracián Ramírez.

Consta la situación señalada de la ermita por una carta que se conserva, al parecer, en la Catedral de Toledo y en la cual San Ildefonso, gran devoto de Atocha indicaba a un canónigo de Zaragoza que cuando pasase por Madrid «se acordara de que en su Vega, había una devota imagen de Nuestra Señora, con un Niño en el brazo izquierdo y una manzana en la mano derecha, llamada la Virgen de Atocha» y de la cual el santo dice recibió muchos consuelos. Todo esto nos manifiesta cómo ya en el siglo VII era famosa la devoción a la Virgen de Atocha. La ermita

Poco más sabemos con certeza de la Virgen de Atocha en aquellos tiempos hasta llegar al siglo XI en el cual las crónicas hablan ya de la iglesia de Atocha. Se reducía el templo de la patrona de Madrid en aquel tiempo, a una capillita de 15 pies de larga y 12 de ancha porque, como dice el padre Cepeda, «no permitían más grandiosidades los moros que vivían en su cercanía». Durante la permanencia de los árabes en Madrid, fue estipulado en las condiciones de la capitulación, que servían respetados el culto a la Virgen de Atocha y a la parroquia de Santa Cruz.


El santuario

Cuando mediado el siglo XI entró Alfonso VI en Madrid, la importancia de Atocha comenzó a aumentar y sus fincas y riquezas crecieron tanto que pudo sustentar con ellas a varios capellanes que atendían al servicio y culto de la Virgen.


El convento

Más adelante, en el siglo XVI, la ermita se convirtió en una gran iglesia y las casitas de los Canónigos Regulares en un convento de religiosos de Santo Domingo; por obra del P. Fr. Juan Hurtado de Mendoza, O.P., confesor del Emperador, al cual pidió y también al Papa Adriano VI - la iglesia de Nuestra Señora de Atocha, para los dominicos. Ambos consintieron gozosos y, cumplidos los trámites reglamentarios, el día 2 de junio de 1523, se hizo la entrega solemne de las llaves de la iglesia a los citados religiosos. Y así, bajo el amoroso cuidado de los frailes dominicos ha permanecido desde entonces (salvo en un pequeño período del siglo pasado) la Virgen de Atocha.

Todos los reyes de la Casa de Austria se esforzaron en mejorar y ampliar las instalaciones de la iglesia y convento. Durante el reinado de la Casa de Borbón continuaron las ofrendas, y donativos para enriquecer las instalaciones hasta llegar a la que podríamos llamar -la noche triste del santuario- ya que en la noche del 5 de diciembre de 1808, las tropas francesas se apoderaron del convento, lo convirtieron en cuartel, expulsaron a los religiosos y cometieron profanaciones y robos con destrucción de la biblioteca, etc. De nuevo los religiosos, que habían estado refugiados en el convento de Santo Tomás de la calle de Atocha, volvieron al santuario donde estuvieron hasta la exclaustración en 1834, fecha en que la iglesia de Atocha quedó convertida en un páramo de desolación y ruinas y el convento se convirtió en cuartel de inválidos. La reina Isabel II se preocupó de restablecer el culto de Atocha nombrando una especie de cabildo compuesto por un rector y tres sacerdotes, hasta que el peligro de hundimiento movió a la reina Mª Cristina a ordenar que se procediese a su derribo. La Virgen, que recibía culto en una pequeña capilla provisional, fue trasladada a la iglesia parroquial del Buen Suceso que, como Atocha pertenecía al Patrimonio Real.


Restauración

El año 1924 los dominicos, que no podían olvidar a la Virgen de Atocha que con tanta devoción y cariño habían custodiado durante cuatro siglos, solicitaron al rey Alfonso XII concediese facilidades para restaurar el convento e iglesia de la Virgen de Atocha. Se realizaron las obras con la mayor rapidez y el primer sábado de noviembre de 1926 se hizo el solemne traslado de la Virgen, desde la parroquia del Buen Suceso hasta su nueva iglesia, donde fue recibida por su majestad el Rey y su madre la reina María Cristina, reanudándose una nueva era en el culto a la Virgen de Atocha. Quedó interrumpido de nuevo el culto en los azarosos años de nuestra guerra civil, al ser asaltados e incendiados el convento y la iglesia -el 20 de julio de 1936- y los religiosos que no pudieron escapar aquel día trágico fueron martirizados. Se perdió todo cuanto de valor se guardaba en el recinto pero Dios quiso que se pudiera salvar únicamente el mayor tesoro de la casa, la imagen de la Virgen de Atocha que había sido retirada días antes de su trono y había sido entregada para su custodia a una familia amiga de la Comunidad. En 1939, aprovechamos las sólidas paredes maestras que habían quedado en pie después del incendio, entre ruinas, se habilitó el salón del sótano para capilla y en aquella especie de catacumba la Virgen, volvió a ocupar su sencillo y humilde trono.


La basílica

El santuario de Atocha fue elevado a la dignidad de Basílica el 12 de noviembre de 1863 a petición de la reina Isabel II, gracia que le fue otorgada por S.S. Pío IX. La actual edificación inaugurada en 1951 (en la Navidad) forma un rectángulo de 52 metros de frente por 34 de fondo, con una altura en la nave central de 13,25 metros en la que destacan las vidrieras de un estilo de interpretación moderna del románico y que representan los misterios del Rosario en diseño del fallecido pintor Carlos Pascual de Lara. Posteriormente fueron terminados el altar mayor y el camarín de la Virgen que hoy podemos afirmar es una de las patronas de Madrid que tiene un hermoso templo moderno y los religiosos cuentan con los medios precisos para el ejercicio de su apostolado.


La parroquia

La Real Basílica de Atocha estuvo por espacio de 10 años, desde 1878 al 1888, como sede de la Parroquia de Nuestra Señora de las Angustias. Como dato de interés podernos consignar que, en 1883 fue bautizado en ella el gran filósofo madrileño D. José Ortega y Gasset. Esta Basílica fue erigida Parroquia de Nuestra Señora de Atocha canónicamente, en el año 1965, por Monseñor D. Casimiro Morcillo.


La imagen

Digamos unas palabras sobre la imagen de Nuestra Señora de Atocha. Hasta hace escasamente 15 años, desde los tiempos en que triunfó la costumbre impuesta antiguamente de vestir a las imágenes, la de Atocha, vestida y cubierta toda la talla con rico ropaje, a excepción de caras y manos, aparentaba ser una imagen altísima, del tamaño casi de una persona; en la actualidad, despojada de las vestiduras que la desfiguraban, la imagen aparece tal como es, sentada en un trono símbolo de realeza y cátedra de sabiduría, y su altura no llega a los 60 centímetros desde lo alto de la corona hasta el plano donde asienta los pies.

Tal como ahora la veneramos fue como debió estar en los primeros siglos en que recibió culto en Madrid, hasta que la piedad de las gentes movidas por los milagros o en acción de gracias por los beneficios obtenidos por su mediación, hizo que empezaran a regalar a las imágenes de la Virgen joyas, adornos, vestidos y mantos. De estos últimos tuvo una gran colección muy valiosa la Virgen de Atocha; regalos todos ellos de las reinas de España que tornaron por costumbre piadosa donar a la Virgen sus galas de novia. Hoy todavía se conserva entre otros, el manto de terciopelo rojo y armiño, cuajado de castillos y leones bordados en oro, regalo de Isabel II, que luce la imagen en las grandes solemnidades. La imagen de Atocha es de madera, muy dura e incorruptible. La figura está sentada (como hemos dicho) como queriendo afirmar con esta postura su magisterio sobre la Iglesia a la muerte de su divino Hijo. Al lado izquierdo y formando parte de la misma talla, tiene un Niño pequeño al que ofrece una manzana con la mano derecha. El niño no parece mirar la manzana y tiene levantada su diestra en actitud de bendecir al pueblo, extendidos sus dedos índice y anular y doblados los restantes sobre la palma de la mano; disposición que, siendo uso general en los primeros siglos de la Iglesia Universal, se guarda con esmero hoy en la de Oriente y se observa en estatuas, mosaicos y pinturas murales de los artistas bizantinos, hasta que llega por fin a propagarse en las regiones del mediodía de Europa, penetrando más tarde en nuestra península.

El rostro de la Virgen, debido a su antigüedad, es moreno oscuro, casi negro. Los ojos son grandes y rasgados, majestuosos, alegres y risueños, pero llenos de compostura y suma honestidad. Alargado el rostro, más de lo que pedía la proporción aceptada por la escultura griega y coronadas las sienes por la característica y maltratada corona, el conjunto nos revela sin gran esfuerzo que la estatua de la Virgen de Atocha es fruto de un arte en decadencia.


El Santo Niño de Atocha

La imagen del Santo Niño está situada en la nave lateral izquierda. La devoción al Santo Niño de Atocha es muy fuerte en toda América Latina. Se relaciona su origen con Nuestra Señora de Atocha, en Madrid. Alfonso X el Sabio, en el siglo XIII, en sus famosas "Cántigas" ya hace mención del Santo Niño.

El Niño aparece vestido de peregrino con la "concha de Santiago" y sostiene una cesta con alimentos.

(fuente: www.parroquiadeatocha.es)

sábado, 25 de enero de 2014

25 de enero: Traslado de las mortajas y la tumba de Nuestra Señora a Constantinopla en 455

La traducción de la mortaja o sudario, de la Santísima Virgen María de su tumba en Palestina a Constantinopla se produjo durante el siglo V, y su traducción se conmemora el 25 de enero.

En torno al año 450, Marción, el emperador romano de Oriente, y la emperatriz Pulqueria, pagaron por la construcción de una iglesia que se encuentra cerca de una fuente de agua que se cree que tiene poderes curativos. La iglesia estaba en un lugar llamado Blanquerna, que era un suburbio en la sección noroeste de Constantinopla. Además de la primavera ya se ha dicho, había un número de iglesias ya construidas en la zona, pero el mayor de ellos sería la Iglesia de Santa María de Blanquerna.

Cuando todo estuvo listo, el emperador envió un mensaje a Juvenal, el primer patriarca ortodoxo de Jerusalén, para que les envíe los restos sagrados de la Virgen María a su alcance para ser honrados en la nueva iglesia dedicada a Nuestra Señora.

Es la tradición de la Iglesia que la Virgen pasó los últimos días de su vida en Jerusalén, y se conoce comúnmente que la tumba de la Santísima Virgen se encuentra en Getsemaní. Juvenal explicó delicadamente al emperador que el cuerpo sagrado de la Santísima Virgen María había sido asunta al cielo en cuerpo y alma, así que no había reliquias corporales para que envíe. Él, sin embargo, envía un ataúd y la mortaja o sudario de Nuestra Señora.

El emperador León I construyó un edificio separado cerca de la iglesia para albergar la reliquia sagrada que contenía el manto y la túnica de la Santísima Virgen María. Una reliquia tan importante hizo la iglesia un importante santuario, y los emperadores adjunta a la iglesia detrás de un muro de protección y comenzó a construir lo que se conoció como el palacio imperial de Blanquerna.

También había un famoso icono de la Santísima Virgen se mantiene a la iglesia. Pintado sobre madera, ahora se conoce como el "Blachemitissa". En 626 Constantinopla fue atacada por un ejército combinado de los persas y los ávaros, mientras que el emperador Heraclio estaba luchando contra los persas en Mesopotamia. El patriarca Sergio encabezó una procesión por las murallas que llevan el icono que acabamos de mencionar. Fue más tarde cuando se enteró de que la flota de los ávaros fue destruido en el mar, y que el jefe de ellos no había decidido atacar la ciudad porque había sido aterrorizado ante la visión de una mujer joven con una armadura adornada con joyas que guardan las paredes.

Hubo otras ocasiones en las que la Santísima Virgen se sabe que han dado protección a los bizantinos , como el momento en que una flota rusa estaba amenazando con invadir . El manto de la Santísima Virgen , que también estaba alojado con las otras reliquias, se sumergió en el océano, mientras que las personas oraron por la protección divina. Pocos días después, la flota rusa fue destruida.

La iglesia de Santa María fue destruida por un incendio en 1070, pero fue reconstruida más tarde. Testigos presenciales dijeron que las columnas de apoyo eran de color verde, y que los capiteles y basas eran de mármol blanco dorado. La iglesia fue destruida por el fuego una vez más en 1434 .

traducido por mallinista
(fuente: www.roman-catholic-saints.com)

viernes, 24 de enero de 2014

24 de enero: Nuestra Señora de la Paz de Ronda

Es una de las advocaciones más antiguas de Andalucía, Patrona y Alcaldesa Perpetua de la ciudad de Ronda. Hay estudios que conjeturan su origen en el siglo X, y que la primera imagen significativa la trajo Alfonso XI luego de la reconquista. En Nuestra Señora de la Paz se da una curiosa trilogía mariana a través de su trayectoria en la vida rondeña, pues procesionó en las calles de Ronda como Virgen Dolorosa, como Virgen de la Soledad y finalmente lo hace como Nuestra Señora de la Paz.

Ronda es una ciudad y un municipio español perteneciente a la comunidad autónoma de Andalucía, al sur de España, situada en el noroeste de la provincia de Málaga. Es la cabeza del partido judicial homónimo y la capital de la comarca de la Serranía de Ronda.


LA HERMANDAD 

Se desconoce la antigüedad de la Hermandad, pero por la documentación que obra en poder de la Junta de Gobierno de la misma se sabe a ciencia cierta que ésta Hermandad era muy floreciente y todo ello se corresponde a mediados del siglo XVI y parte del XVII, y la antigüedad de la devotísima Imagen, es inmemorial, ya que por algunos documentos del s. XVI y según el libro del Beato Fray Diego de Cádiz, titulado "Devota Novena a la Santísima Virgen de la Paz", puede conjeturarse que, en tiempos anteriores, tal vez, a los de la reconquista de la Ciudad de Ronda, ya era venerada en la llamada Parroquia de San Juan de Letrán en el Campillo y se ignora la fecha de cuando se le atribuye la advocación de la Paz.

Cuentan que la imagen de la Virgen de la Paz, no la actual que es del s. XVII, la trajo Alfonso XI tras concluir el asedio a la ciudad se la dejó a los mozárabes de la zona bajo esta advocación. Se conjetura que su origen se remonta al año 993, cuando reinaba en España el Rey D. Alfonso VI de Castilla.

Parece ser que los comienzos de la Hermandad se basan en un principio a la formación de una especie de Agrupación de Cofradías y Hermandades, las cuales estaban o radicaban todas en el mismo templo, mencionando a la Hermandad del Santo Rosario de Nuestra Señora de la Paz, hoy también Virgen de la Aurora.

La que hoy existe fue fundada en el (siglo XVI) por S. Felipe Neri, llamándose entonces "Muy Venerable Congregación Mariana de Ntra. Sra. de la Paz", destacando un hecho inédito desde su fundación hasta 1795 en que el Beato nos cuenta "El prodigio perpetuo de que en su sagrado rostro no se detiene ni toca el polvo, humo de luces, ni suciedad alguna", también destacar que una camisa de la Imagen apareció sudada dos veces, en los años de 1787 y 1788, advirtiéndose en la parte que tocaba su espalda la aparición de una mancha de su propia figura y tamaño, prenda que se conserva en su Santuario actual, así como también los hechos que rodearon la muerte de los hermanos Bartolomé Gago y José de Ahumada, cuyos restos reposan bajo el camarín de la Virgen y como dato más curioso es que Nuestra Señora de la Paz tiene los ojos de cascarilla de cristal y pintados con grasa animal.

Ya a finales del XVII, las damas camareras parece ser que deciden colocar al Niño en brazos de su Madre, en el izquierdo junto a su pecho tal como hoy día se encuentra en el camarín del Santuario.


LA IGLESIA 

Sobre el año de 1540 la primitiva Iglesia de S. Juan de Letrán comienza a presentar signos de derrumbamiento, grietas en sus muros, porque la edificación era ya muy vieja y la crudeza de los inviernos hicieron que poco a poco se declarase en ruinas.

Por aquella época, aparece la figura del Sr. Regidor Perpetuo de la Ciudad, llamado D. Francisco de Morales y su esposa llamada Dña Juana de Medina, muy devotos de Nuestra Señora de la Paz, creen necesario levantar o fundar una nueva Iglesia para el culto de la Virgen de la Paz y que llevaría el nombre de la Vera Cruz y Sangre de Cristo.

Se comienza a buscar su ubicación y se encuentra un solar más resguardado de las inclemencias del duro invierno en el lugar donde hoy se levanta su actual Santuario. Una vez terminada la obra se trasladan a dicho Santuario todas las imágenes que estaban en el antiguo, pero la imagen de la Virgen de la Paz ocupa el lugar privilegiado del Altar Mayor.

En 1548 aproximadamente ocurre un hecho muy importante, pues se solicita del Vaticano la incardinación o hermanamiento de la Iglesia de S. Juan de Letrán de Ronda con la que posee la misma advocación en Roma. Después de algún tiempo se recibe la afirmación positiva convirtiendo el Santuario de Nuestra Señora en un lugar de privilegio espiritual ya que todas las indulgencias y gracias que se le conceden a la de Roma también a la par son concedidas y aplicadas a la de Ronda.

En el año de 1575 Doña Juana de Medina que había estado cuidando de la Imagen de la Virgen de la Paz y de los cultos en el Santuario, debido ya a su avanzada edad, delega en su sobrina Doña Elvira de Cárdenas se haga cargo de estos menesteres para con la Virgen y con el Santuario, legándole para tal fin parte de su herencia. Y así de éste modo y manera al comenzar ya el Siglo XVII es tan grande la devoción a la Virgen de la Paz no solo en la ciudad, sino que se extiende por toda la Serranía, acudiendo muchos devotos al santuario a depositar sus exvotos agradeciéndole a la Virgen las gracias recibidas y también comienzan a recibirse noticias llegadas del extranjero de los emigrantes rondeños relacionadas también con las gracias que han recibido de Ella.

Se cuenta que las paredes del camarín de la Virgen no dan espacio para colocar los miles de exvotos recibidos y el Santuario cada día, cada festividad se ve incapaz de albergar tantos devotos, quedando pequeño.

A finales del XVII y comienzos del XVIII y se fragua la idea de ampliar el Santuario potenciada la idea por el Obispado de Málaga de aquel tiempo, hace que se amplíe demoliendo la pequeña Iglesia de la Vera Cruz y Sangre de Cristo y de S. Juan de Letrán. Las obras culminan pero de ahora en adelante el Santuario se llamará de Nuestra Señora de la Paz. Del antiguo solo se conservó parte de su fachada y parte de la espadaña en ángulo y en su interior toda la decoración que se llevó a cabo, es de clara y manifiesta influencia del Siglo XVIII.

El día 15 de Mayo de 1947, es Coronada Patrona y Alcaldesa Perpetua de la Ciudad de Ronda en el paseo central de la Alameda del Tajo por la Bula Pontificia de Pío XII; la Imagen fue coronada por el Arzobispo de Granada Mons. D. Balbino Santos y Olivera, que fue Obispo de Málaga desde 1936 a 1946, acompañado del Obispo de Córdoba, el Obispo de Tarazona y varias personalidades mas. Para la confección de su corona el día 15 de Mayo de 1947, se fundieron numerosas joyas que se venían recibiendo desde principio de siglo de sus fervientes devotos, respetándose aquellas de reconocido valor artístico, así como su antigua corona que ostentaba entre otras piedras preciosas un collar de perlas regalo de la Reina Isabel II.

Más tarde en el año de 1954 el Excmo Ayuntamiento de Ronda se honró nombrando a Nuestra Señora de la Paz, Alcaldesa de Honor a Perpetuidad, según da fe de ello y es testigo un pergamino que se encuentra en el Santuario actual junto a la puerta de la llamada farolera y muy cercano al púlpito.

La Patrona y Alcaldesa tiene una valiosa colección de mantos entre los que se destaca uno de tisú de oro y plata y seda natural que le trajo el Beato Fray Diego de Cádiz de su viaje cuando estuvo por tierras de Zaragoza; otro azul y tisú de plata regalo del famoso matador de toros D. Pedro Romero; el amarillo tisú y oro, donado por D. Juan Peña y su Sra. Dña. Trinidad Márquez; otro negro del S. XVIII en terciopelo de Lyón que solía usar en su salida el Viernes Santo; el de terciopelo rojo bordado en oro, obsequio de la Excma. Sra. Duquesa de Parcent y bordó y regaló el vestido que completa este terno rojo, la virtuosa dama e ilustre Camarera de la Virgen , Doña Paz Fernández de la Reguera.


CARACTERISTICAS DE LA IGLESIA ACTUAL 

La iglesia data de finales del s. XVII, principios del XVIII, de una sola nave de artesonado mudéjar que como otras veces fue cubierto por una bóveda barroca. Constituye uno de los edificios más bellos de la época barroca de Ronda. Se puede contemplar el altar churrigueresco de maderas, espejos y rocallas y detrás los murales de la Virgen de la Paz, a sus pies la urna con los restos de Fray Diego José de Cádiz.

La fachada es de finales del XVI de piedra y arco de medio punto, adornada con una espadaña del s. XVIII resalta la decoración de rosetas y estrellas llenas de color del s. XVIII.


LAS FIESTAS 

En la ciudad de Ronda se prepara la fiesta el 13 de enero, día en que trasladan la imagen de Nuestra Señora de la Paz, Patrona y Alcaldesa Perpetua de la ciudad, desde el Santuario de la Paz hasta la Iglesia de la Merced, más céntrica. La novena comienza el lunes 15 de enero.

Cada día, a las 7 de la tarde, un sacerdote se encarga de la predicación, incluyendo al Obispo, a la que sigue la Eucaristía, a las 7,30 de la tarde. A los predicadores que van a desarrollar la novena, se les informa de la línea que quieren seguir cada año, para que haya cierta unidad en las predicaciones. El 24, la fiesta comenzará con el Rosario de la Aurora, a las 9 de la mañana, tras el que la imagen será trasladada de nuevo al Santuario de Nuestra Señora de la Paz. A las 12 de mediodía se celebrara la solemne Eucaristía, centro de las fiestas patronales. Por la tarde, harán la ofrenda de los niños que han nacido durante este último año, tras la que darán lugar al tradicional besamanos.

(fuente: foros-virgen-maria.blogspot.com.ar)

jueves, 23 de enero de 2014

23 de enero: Fiesta de los Esponsales de Nuestra Señora con San José

Fiesta de los Esponsales de Nuestra Señora con San José, aprobada por el Papa Pablo III (1546).

Una celebración de la Iglesia Latina. Es cierto que San José y María contrajeron un matrimonio real. A pesar de eso, María es llamada “desposada” con José (“su madre María estaba desposada con José”, Mt. 1,18) porque el matrimonio nunca fue consumado. El término esposo(a) es aplicado a gente casada hasta que el casamiento se ha consumado (Colvenerius, Cal. Marian., 23 Jan.). Pierre d'Ailly, canciller de la Universidad de París, (murió en 1420), y su famoso discípulo, Jean Charlier, llamado Gerson, fueron los primeros propagadores enérgicos de la devoción en honor de San José. Gerson trabajó varios años para instituir una fiesta votiva especial (jueves de témporas en Adviento), cuyo objeto sería los esponsales virginales de María y José. El amigo de Gerson, Enrique Chicoti, canónigo del capítulo de la catedral de Chartres, había legado una cierta suma para la celebración en la catedral de esta fiesta votiva, para la cual Gerson compuso un oficio adecuado. Parece que Gerson realizó el deseo de su amigo, pero la tradición no nos dice que día se celebraba la fiesta.

El primer conocimiento preciso de la fiesta en honor a los esponsales de María data del 29 de agosto de 1517, cuando con otras nueve Misas en honor a María, fue otorgada por León X a las Monjas de la Anunciación, fundada por Santa Juana de Valois. Esta fiesta se celebraba el 22 de octubre como doble de segunda clase. Sin embargo, su Misa honraba a Santa María Virgen exclusivamente; apenas mencionaba a San José y por lo tanto no correspondía a la idea de Gerson. Simplemente como fiesta de María aparece en el Misal de los Franciscanos, a quienes se le concedió el 21 de agosto de 1537, para el 7 de marzo (mayor doble). Por ese mismo tiempo los Servitas obtuvieron la fiesta para el 8 de marzo. Se recitaba el Oficio de la Natividad de María, cambiando la palabra Nativilas por Desponsatio. Siguiendo a las órdenes religiosas, Arras tomó la primacía entre las diócesis que adoptaron la fiesta de los Esponsales de María. Se ha realizado allí desde el 23 de enero de 1556. El primer oficio propio fue compuesto por Pierre Doré O.P. (murió en 1569), confesor del Duque Claude de Lorraine.

El Oficio siguió los perfiles dados por Gerson y conmemoraba tanto a María como a José. En 1546 Pedro Doré solicitó sin éxito a Pablo III la extensión de la fiesta del Desponsatio B. M. V. a la Iglesia Universal. Pero aun sin la recomendación de la Sede Apostólica, la fiesta fue adoptada por varias Iglesias. En el siglo XVI se celebraba en Moravia el 18 de julio. En tiempos siguientes Roma no favoreció ninguna otra extensión de la fiesta, pero luego que se le negó al rey de España (1655), se le concedió al emperador alemán para Austria el 27 de enero de 1678 (23 de enero); en 1680 fue concedida a España, pero transferida (13 de julio de 1682) al 26 de noviembre, porque en España la fiesta de San Idelfonso o San Ramón se celebra el 23 de enero. En 1680 fue extendido a todo el Imperio Germano, en 1689 a Tierra Santa (doble, segunda clase), en 1702 a los Cistercienses (20 de febrero), en 1720 a Toscana, y en 1725 a los Estados Papales. En nuestros días se celebra en casi toda la Iglesia Latina el 23 de enero, en los países hispanoparlantes el 26 de noviembre, pero nunca se ha extendido a la Iglesia Universal. Desde que el Papa San Pío V abolió el Oficio de Pierre Doré e introdujo el oficio moderno, es otra vez fiesta de María. La conmemoración de San José en la Misa, vísperas, laudes (decreto del 5 de mayo de 1736) sólo se puede hacer por un privilegio especial.

Traducido por Luz María Hernández Medina y Juan Ramón Cifre
Bibliografía: 
SEITZ, Die Verehrung des hl. Joseph (Freiburg, 1908); 
HOLWECK, Fasti Mariani (Freiburg, 1892).
Fuente: Holweck, Frederick. "Espousals of the Blessed Virgin Mary." 
The Catholic Encyclopedia. Vol. 5. New York: Robert Appleton Company, 1909. (www.newadvent.org)

miércoles, 22 de enero de 2014

22 de enero: Nuestra Señora de Belén

Según la tradición, María amamantó a su Hijo en una cueva, llamada la Gruta de la Leche, muy cerca del lugar donde hoy se encuentra erigido el Santuario de la Natividad. La tradición añade que allí descansó la Virgen y amamantó al Niño Jesús. Una gota de leche cayó en la piedra de la gruta, y ésta se hizo blanca. Durante los primeros siglos, esta creta, diluida en agua, tomaba el aspecto de leche y se usaba como reliquia.

En las catacumbas de Priscila, en Roma, figura una representación pictórica de la Virgen, hecha en el siglo II. Es probable que se trate de una Virgen lactante. En las catacumbas también hay otros símbolos que hacen referencia a la leche.

La tradición de la leche se remonta, por otra parte, a los primeros siglos del cristianismo. A los neófitos se les daba a beber leche mezclada con miel, que en las primitivas iglesias de Egipto, Roma y el Norte de África era bendecida solemnemente en las vigilias de Pascua y Pentecostés. La leche con miel simbolizaba la unión de las dos naturalezas en Cristo. La costumbre de dar leche con miel a los recién bautizados no duró demasiado pero sobrevivió la representación artística.

Paso de la tradición iconográfica a Europa Occidental

En la iglesia del Monasterio Chilandari, del Monte Athos, en Grecia, fue venerada una Virgen de la Leche, en el estilo bizantino de los siglos XI y XII, llamada Panagia Galaktotrophusa.

Una inscripción del siglo XIII, en una de las imágenes de la Virgen (que pudo ser una Virgen de la Leche), en la ciudad de Sajidnaja, cerca de Damasco, figura en latín: Hoc oleum ex ubere Genitris Dei Virginia Mariae emanavit in loco, qui Sardinia vocatur, ubi genitilitas est, ex imagine lignea (“Este óleo manó del pecho de la Virgen María, Madre de Dios, esculpida en madera, lo que sucedió en un lugar de gentiles llamado Sardinia”.) Esta imagen fue trasladada de Constantinopla a Sajidnaja, probablemente en el siglo XI. Y hasta pasado el siglo XIV, se distribuyó aceite o leche. El icono de Sajidnaja tuvo mucha influencia. Los Templarios distribuyeron la sustancia entre los peregrinos y en muchos países. Es muy probable que este famoso santuario de Sajidnaja, que fue lugar de peregrinaciones de cristianos de Oriente y Occidente, sea la fuente (o una de las fuentes principales) del tema pictórico.

Información tomada de Manuel Trens, 
María. Iconografía de la Virgen el arte español, 
Editorial Plus-Ultra, Madrid 1947
(fuente: www.virgendebelenpr.net/)

martes, 21 de enero de 2014

21 de enero: Nuestra Señora de la Altragracia

Patrona de La República Dominicana.

Tiene la República Dominicana dos advocaciones marianas: Nuestra Señora de la Merced, proclamada en 1616, durante la época de la colonia, y la Virgen de la Altagracia (imagen de la izquierda), Protectora y Reina del corazón de los dominicanos. Su nombre: "de la Altagracia" nos recuerda que por ella recibimos la mayor gracia que es tener a Jesucristo Nuestro Señor. Ella, como Madre, continua su misión de mediadora unida inseparablemente a su Hijo. Los hijos de Quisqueya la llaman cariñosamente "Tatica, la de Higüey".

Existen documentos históricos que prueban que en el año de 1502, en la Isla de Santo Domingo, ya se daba culto a la Virgen Santísima bajo la advocación de Nuestra Señora de la Altagracia, cuyo cuadro pintado al óleo fue traído de España por los hermanos Alfonso y Antonio Trejo, que eran del grupo de los primeros pobladores europeos de la isla. Al mudarse estos hermanos a la ciudad de Higüey llevaron consigo esta imagen y más tarde la ofrecieron a la parroquia para que todos pudieran venerarla. En el 1572 se terminó el primer santuario altagraciano y en el 1971 se consagró la actual basílica.

La piedad del pueblo cuenta que la devota hija de un rico mercader pidió a este que le trajese de Santo Domingo un cuadro de Nuestra Señora de la Altagracia. El padre trató inútilmente de conseguirlo por todas partes; ni clérigos ni negociantes, nadie había oído hablar de esa advocación mariana. Ya de vuelta a Higüey, el comerciante decidió pasar la noche en una casa amiga. En la sobremesa, apenado por la frustración que seguramente sentiría su hija cuando le viera llegar con las manos vacías, compartió su tristeza con los presentes relatándoles su infructuosa búsqueda.

Mientras hablaba, un hombre de edad avanzada y largas barbas, que también iba de paso, sacó de su alforja un pequeño lienzo enrollado y se lo entregó al mercader diciéndole: "Esto es lo que usted busca". Era la Virgen de la Altagracia. Al amanecer el anciano había desaparecido envuelto en el misterio. El cuadro de Ntra. Sra. de la Altagracia tiene 33 centímetros de ancho por 45 de alto y según la opinión de los expertos es una obra primitiva de la escuela española pintada a finales del siglo XV o muy al principio del XVI. El lienzo, que muestra una escena de la Natividad, fue exitosamente restaurado en España en 1978, pudiéndose apreciar ahora toda su belleza y su colorido original, pues el tiempo, con sus inclemencias, el humo de las velas y el roce de las manos de los devotos, habían alterado notablemente la superficie del cuadro hasta hacerlo casi irreconocible.

Sobre una delgada tela aparece pintada la escena del nacimiento de Jesús; la Virgen, hermosa y serena ocupa el centro del cuadro y su mirada llena de dulzura se dirige al niño casi desnudo que descansa sobre las pajas del pesebre. La cubre un manto azul salpicado de estrellas y un blanco escapulario cierra por delante sus vestidos.

María de la Altagracia lleva los colores de la bandera Dominicana anticipando así la identidad nacional. Su cabeza, enmarcada por un resplandor y por doce estrellas, sostiene una corona dorada colocada delicadamente, añadida a la pintura original. Un poco retirado hacia atrás, San José observa humildemente, mirando por encima del hombro derecho de su esposa; y al otro lado la estrella de Belén brilla tímida y discretamente.

El marco que sostiene el cuadro es posiblemente la expresión más refinada de la orfebrería dominicana. Un desconocido artista del siglo XVIII construyó esta maravilla de oro, piedras preciosas y esmaltes, probablemente empleando para ello algunas de las joyas que los devotos han ofrecido a la Virgen como testimonio de gratitud.

La imagen de Nuestra Señora de la Altagracia tuvo el privilegio especial de haber sido coronada dos veces; el 15 de agosto de 1922, en el pontificado de Pío XI y por el Papa Juan Pablo II, quien durante su visita a la isla de Santo Domingo el 25 de enero de 1979, coronó personalmente a la imagen con una diadema de plata sobredorada, regalo personal suyo a la Virgen, primera evangelizadora de las Américas. Juan Pablo II también visitó a la Virgen en su basílica en Higüey.

(fuente: www.corazones.org)

21 de enero: Nuestra Señora del Exilio

La tradición nos dice que San Juan llevó a María a su casa en Jerusalén después de la muerte de Jesús. María reflexionó sobre los maravillosos misterios de su vida, ella oró por el nuevo hijo de ella, la Iglesia, ella ayudó a los apóstoles con su conocimiento de su Hijo y con su prudente consejo. María fue a todos durante esos largos años un pilar de fortaleza. Cada día que recibió la Sagrada Comunión, ella dijo otra vez su "Ecce Ancilla" cuando su encarnación Dios estaba dentro de ella.

Tenía que cuidar al recién nacido Iglesia y fortalecer los Apóstoles con su ejemplo y oraciones, y las suministramos junto con muchos detalles de la vida de su hijo. Ella tuvo que establecer su posición como Madre de la Iglesia. Durante esos largos años de exilio, la Iglesia aprendió a considerar a María como su Madre. Nuestro Señor le daría aún más tiempo para aumentar sus méritos por más sufrimiento. Su corona era la más bella posible, y por eso se quedó atrás en el sufrimiento de la tierra, lo que intensifica el amor, la humildad y la sumisión de la voluntad de Dios.

Madre María sigue "camina sobre la tierra", como sus muchas apariciones, sobre todo en los últimos años, testificar. No estamos solos en este valle de lágrimas en este exilio terrestre, como nuestra Madre está siempre con nosotros. Todo lo que necesitamos hacer es mantener nuestra mano apretaba entre las suyas, caminar en sus pasos, se mantienen de forma segura bajo la protección de su manto, y no te preocupes, pero sea seguro y seguro hasta que ella nos abraza en su brazo eternamente para conducirnos al trono de su Hijo para disfrutar de la mansión ahora mismo está preparando para nosotros.

traducido por mallinista 
(fuente: www.roman-catholic-saints.com)

lunes, 20 de enero de 2014

20 de enero: Nuestra Señora de las Mesas

La basílica actual se origina en una tradición de más de un milenio de la fe y la vida comunitaria en la Ciudad de Montpellier (Francia).

En el año 1000 de nuestra era se construyó una pequeña iglesia, que se puso bajo la protección de Santa María. Rápidamente, se fueron asentando familias alrededor del templo lo que dio origen a la ciudad de Montpellier y la Virgen recibió el nombre de "Nuestra Señora de las Mesas" por los puestos de mercaderes que se fueron instalando cen las inmediaciones.

El santuario mariano fue agrandado y embellecido muchas veces a lo largo de los años y se registraron numerosos milagros obrados por intercesión de la Madre Celestial. En 1189, el obispo Bernard Montlaur instituyó la Fiesta de Nuestra Señora de los Milagros Tablas en el día 31 de agosto .

Guilhem VI, señor de Montpellier, al regresar de las Cruzadas colocó en la imagen de María con el niño Jesús la frase: "Virgen Madre, ruega a tu Hijo que nos ayude a todos". Más tarde, en 1327 y en reconocimiento a la protección de María obtenida durante las epidemias, los orfebres de la ciudad donaron una estatua de plata, de la que actualmente se tiene una copia .

Esta iglesia fue saqueada en varias ocasiones y en parte destruida durante las guerras religiosas entre los años 1543 y 1622. En vísperas de la Revolución Francesa, una violenta tormenta sacudió el edificio antiguo y se incendió.

El 10 de junio de 1801, gracias a la intervención del gobierno de Montpellier y de los jesuitas, se emprendió la recuperación del templo mariano. El Papa le otorgó el título de Basílica Menor y la distinción de la coronación de la estatua.


Situación actual

El templo permaneció cerrado por razones de seguridad durante unos años, hasta que fue reabierto el día 31 de agosto 2006. Por orden del arzobispo de Montpellier, Obispo de Guy Thomazeau, dio las nuevas disposiciones:

- "Hacer de la Basílica un lugar de celebración que reúne a los creyentes y pastores, tanto de Montpellier como de distintos lugares ...
- "Hacer de la Basílica un lugar abierto donde cuelquier persona pueda encontrar aceptación, el silencio, meditación".
- "Hacer de la Basílica un lugar de eventos culturales."

traducido por mallinista 
(fuente: notredamedestables.fr)

domingo, 19 de enero de 2014

19 de enero: Nuestra Señora de Citeaux

Fundada en 1098 por Roberto de Molesmes, la abadía sede de la Orden del Císter se encuentra en la llanura del Saona, en el corazón de Borgoña bajo la advocación de Nuestra Señora de Citeaux.

Marcado por la extrema pobreza en su infancia, la comunidad se fue con la llegada de San Bernardo y otros compañeros en la primavera de 1113. Dos años más tarde, Bernard , a la cabeza de 12 monjes fue enviado a fundar Claraval.

Durante 30 años, el padre va a crecer su comunidad de cerca de 500 hermanos . A través de sus escritos y la influencia, San Bernardo causará una verdadera escuela de espiritualidad que comemos siempre. A finales del siglo XII, la Orden tenía más de 500 monasterios.

Tras un siglo de interrupción debido a la Revolución, la vida monástica se reanudó en 1898 en Citeaux. Hoy en día, una comunidad de 35 hermanos (4 de las cuales son las partes "encontrado" en Noruega en 2009) dedicada a la oración y el trabajo que viven bajo la Regla de San Benito para aprender el arte de amar.


Fundación y expansión

En el siglo XI , un gran deseo de renovación a través de la Iglesia, que da lugar a importantes cambios. Muchas mujeres y hombres quieren llevar una vida sencilla fieles al Evangelio. En la vida monástica, este ideal se manifiesta por el deseo de encontrar la exactitud de la regla. En 1098, un grupo de monjes de la abadía de Molesme Borgoña inspirado por este ideal y liderado por su abad Robert llega a un lugar apartado: el bosque de Citeaux . La historia de este episodio se nos informó en el Gran Exorde cisterciense.

Los comienzos son difíciles : la austera vida es ejemplar , pero atrae a algunos candidatos. Después floreciente inicios viene las pruebas de tiempo y lealtades de largo. La vida monástica continúa, pero ya no ocupa un lugar central.

Después del Concilio de Trento, una profunda renovación espiritual se produce a través de la Iglesia. Algunos abades retoman prácticas que habían sido abandonadas como la abstinencia de carne, la insistencia en el silencio y el Oficio Divino. La abadía cisterciense es entonces una cuestión política y su papel como centro de unidad de la orden es demasiado grande para ella tomar partido en conflictos entre católicos y protestantes.


Aguas turbulentas: ridículo y la persecución

En el siglo XVIII, los monjes padecen diversas hostilidades de parte de cierta gente, como influyentes pensadores los toman por que los tratan de inútiles. Las consecuencias son graves para los monasterios cistercienses. En Austria, por ejemplo, el emperador José II les obliga a hacerse cargo de las obras pastorales (parroquias, escuelas, hospitales), lo que socava la unidad de la orden y lleva las semillas de futuras divisiones.

La Revolución Francesa interrumpió a los monjes en sus tareas. La abadía fue vendida por especuladores inmobiliarios nacional y se desmanteló en 1791: se convirtieron en cantera y la fábrica en falansterio finalmente colonia penal para los niños. Esta última obra, fundada por el padre Rey requiere muchas construcciones: Cisterciense tiene capacidad para un millar de jóvenes y educadores.

Después de la revolución, la orden cisterciense se derrumba: los monasterios están cerrados a medida que los ejércitos franceses avanzan en Europa. Muchos monjes se mantienen fieles a sus votos hasta la muerte. Un pequeño grupo de monjes y monjas huyen rumbo a Rusia.

Después de la agitación revolucionaria, se aseguran la renovación de la vida cisterciense en Francia. Contra todo pronóstico, el siglo XIX fue testigo de la floración y prosperar abadías fervientes se reunieron en varias congregaciones: la unidad de la orden es más consistencia.


Refundación

En 1892, los diversos monasterios del movimiento trapense se unen y dan a luz a la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia, que ahora está vinculada la abadía cisterciense.

En 1898, ocho siglos después de la fundación, los monjes de varios monasterios pertenecientes a la orden cisterciense deciden revivir el carisma que los caracterizó. Esta recuperación es un reto: los edificios son deben ser restaurados, y hermanos de diferentes comunidades se ponen a trabajar en medio de la pobreza, en tiempos de guerras el monasterio se convirtió en un hospital.

En 1998, la celebración del noveno centenario de la fundación del Císter está marcado por la renovación de la iglesia y un gran encuentro de los monjes y las monjas: la gran familia cisterciense feliz de descubrir a sí misma en un "cisterciense Pentecostés."

En los últimos años, la comunidad de Císter lleva un proyecto de la fundación en Noruega. El 14 de septiembre de 2009, la vida monástica se inició en una implantación modesta Munkeby, en la diócesis de Trondheim.

sábado, 18 de enero de 2014

18 de enero: Nuestra Señora de la Buena Esperanza de Dijon

En el siglo V, la Abadía de St Etienne de Dijon tuvo un capítulo regular observando la Regla de San Agustín, que fue entregado a los canónigos seculares , y más tarde Clemente XI hizo la iglesia de la catedral de Dijon. La imagen de Nuestra Señora de Dijon en Borgoña antiguamente llamado el "La Virgen Negra" y " Nuestra Señora de la Buena Esperanza".

En el año 1513, la Virgen María librado milagrosamente a la ciudad de Dijon de los ataques de los suizos y alemanes, cuyas fuerzas militares eran muy superiores.

La fuerza invasora estaba tan seguro del éxito que ya preparaba a parte de su ejército para traer de vuelta el botín que esperaban para tomar de los pueblos y monasterios franceses. El monasterio de Beze no se salvó, y hasta los monjes muertos fueron desenterrados en busca del tesoro.

El ejército llegó el 8 de septiembre, día de la solemnidad de la Natividad de Nuestra Señora. Los invasores eran muchos y bien armados y abrieron fuego con un intenso fuego de cañón el día siguiente. Sin embargo, las muertes de franceses fueron muy pocas. Los invasores volvieron a atacar, esta vez con más ferocidad pero los resultados no fueron los que esperaban, ya que sufrieron muchas bajas en sus filas.

El domingo 11 de septiembre, después de la Misa en honor a la Virgen Negra, se organizó una procesión por las calles de Dijon en la que los devotos encomendaban sus vidas a la Madre de Dios.

Al día siguiente se firmó un tratado y el conflicto terminó inesperadamente. En acción de gracias por este favor, ella fue titulada Nuestra Señora de Dijon y, desde ahí en más, la procesión general a su santuario se hace todos los años.

Durante la Revolución Francesa, la iglesia sufrió el ultraje de ser transformada en una casa de almacenamiento de forrajes. Después, en la expiación de la Virgen por este insulto, los fieles de Francia reconstruyeron el santuario. Nuestra Santísima Madre respondió a la generosidad al amor de las personas mediante la concesión de favores y curaciones y extender su poder milagroso dada por Dios sobre el pueblo. En 1944 el ejército alemán ocupó la ciudad de Dijon y la gente se volvió a María implorándole su auxilio.  El 11 de septiembre del mismo año, el ejército nazi dejó inesperadamente Dijon.

traducido por mallinista
(fuente: www.roman-catholic-saints.com)

viernes, 17 de enero de 2014

17 de enero: Nuestra Señora de Pontmain

Era 17 de enero 1871 cuando en un combate Francia fue derrotada por Prusia.

Durante 3 horas, Eugene y Joseph Barbedette, Francoise Richer y Jeanne- Marie Lebossé vieron a la "Hermosa Señora", quien llevaba un vestido azul tachonado de estrellas, con un velo negro en la cabeza y un anillo de oro con un borde rojo, a los pies de zapatillas de color azul con una hebilla de oro.

Ella extiende sus manos delante y se ve un triángulo formado por tres grandes estrellas de oro en el cielo. Los niños corrieron al establo y cuentan todo lo que vieron; pronto, los habitantes del pueblo comienzan a rezar junto a los niños.

Con la llegada del sacerdote, el padre Michael Guerin, un óvalo azul con cuatro velas apagadas rodea a la hermosa Señora, quien lucía una pequeña cruz roja en el pecho sobre el corazón. Durante el rosario, la Bella Dama crece lentamente, como así también el óvalo y las estrellas se multiplican en su vestido y su alrededor.

Una cruz de color rojo brillante aparece en frente de Ella, llevaba un crucificado de color rojo oscuro. En la parte superior de la cruz, una cruz blanca con un nombre escrito en letras rojas de la sangre de los colores: JESUCRISTO; María tomó la cruz con las dos manos y se la entregó los niños.

Para el día 02 de febrero 1872, las apariciones de la Virgen son reconocidas por Wicart Obispo, Obispo de Laval. Y en mayo 1872, después de la muerte del Padre Michel Guérin, Mons. Wicart encomienda a los Oblatos de María Inmaculada la construcción de un Santuario en honor a la Madre. El 15 de octubre de 1900, se lleva a cabo la consagración del Santuario a cargo del Obispo Geay y, el día 21 de febrero de 1905, Pío X lo convirtió en Basílica.

 traducido por mallinista 
(fuente: www.sanctuaire-pontmain.com)

jueves, 16 de enero de 2014

16 de enero: Nuestra Señora Refugio de los Pecadores

El peor de los males que nos puede suceder es apartarnos de la gracia de Dios.

La infinita misericordia de Dios no sólo nos ha preparado un remedio potente contra el pecado en los méritos de Jesucristo, nuestro Salvador, sino que también nos ha dado a los pobres pecadores un refugio seguro en la ayuda de María, Nuestra Señora Refugio de los pecadores. En la ley antigua no había ciudades de refugio a los que el culpable pudiera huir de la seguridad, en la Nueva Ley, el manto de María es para nosotros esa ciudadela de refugio para las almas pecadoras. ¿Cómo puede la ira divina atacarnos, si estamos cubiertos por el manto de María, como la hija elegida y la Madre honrado por Dios?

Nuestra Señora Refugio de los pecadores por lo que no es más que una garantía de nuestra seguridad, sino por su santidad sin igual, ella es tan ferviente de perdón para todos los pecadores que recurren a su intercesión. Ella no sólo desarma la justa ira de Dios despertado por nuestros pecados, sino que también obtiene para sus verdaderos clientes de conversión sincera y sentida. Todo lo que necesitamos hacer es girar hacia ella con fe, para obtener la Divina Clemencia y los medios para levantarse del lodo del pecado .

Para ser limpiado del pecado y para ser admitido de nuevo en la amistad de Dios es una gracia incomparable, pero para mantenerse libre de caídas fresco es aún más importante, ya que nuestra salvación depende enteramente de la perseverancia final. María, por su intercesión, nos ayuda a detestamos los pecados y las culpas pasadas, y nos guarda de recaídas renovados.

Mediante el permiso de Dios somos tentados en todo tipo de formas, pero la asistencia atenta de María nos ayuda a poner en fuga a Satanás mientras ella nos sugiere, a través de nuestro Ángel de la Guarda, toda clase de buenos pensamientos y aspiraciones santas.

Ahora más que nunca a la hora de la muerte, María acoge a sus hijos devotos, conduciendo el Tentador lejos de nosotros, y que nos anima a luchar valientemente hasta el último suspiro.

"Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén".

traducido por mallinista
(fuente: www.roman-catholic-saints.com)

miércoles, 15 de enero de 2014

15 de enero: Nuestra Señora de Banneux

Desde el día 15 de enero hasta el 02 de marzo del año 1933, la Virgen María se apareció ocho veces a Mariette Beco, una joven de tan solo 11 años de edad. En la aparición, la Madre se llamó a si misma "La Virgen de los Pobres".

La llamada pequeña capilla fue construida e inaugurada en 1933. Las apariciones y el mensaje fueron declarados auténticos por Mons. Kerkhofs, obispo de Lieja, en el 22 de agosto de 1949.

El mensaje que ella le dio aún permanece relavante hasta nuestro tiempo.

Cada año, cientos de miles de peregrinos, solos o en grupos, llegan hasta Banneux para confiar a Nuestra Señora sus miserias, sus sufrimientos, sus dolores, sus deseos. Ellos mismos se encomiendan a la Madre del Salvador y para expresar su confianza y su esperanza en Jesucristo, la fuente de todas las gracias.

Hoy en día, como lo hizo con Mariette , la Virgen de los Pobres conduce a cada peregrino de Banneux vivir según el Evangelio, a descubrir en Jesús, la verdadera Vida.

Leemos en el capítulo 5 del Evangelio de Mateo: Bienaventurados los POBRES EN ESPÍRITU, PORQUE EL REINO DE LOS CIELOS es de ellos. Juan Pablo II visitó Banneux y dijo "Los pobres de hoy - y hay muchas formas de ser pobre! - siéntase como en casa en Banneux . Vengan aquí para encontrar consuelo, valor , esperanza, unión con Dios en su aflicción. Ánimo, peregrinos que vienen aquí a rezar con ella, que siempre y en todas partes en la Iglesia, se refleja el rostro de la misericordia de Dios."


Apariciones en 1933

En enero de 1933, Mariette Beco tenía once años. Ella nació el 25 de marzo 1921 y era la mayor de una familia de siete hijos. Su familia , que era bastante pobre, vivía en una casa sencilla de la clase obrera, aislada y apartada de la carretera, al borde de un bosque. En la noche del domingo 15 de enero, la Virgen María se apareció por primera vez en el jardín de la casita familiar. La dama le hizo señas a Mariette para que salga, pero su madre la detuvo y le cerró la puerta.

El miércoles, 18 de enero, a las 7 de la tarde, Mariette estaba en el jardín de rodillas con las manos unidas en oración. De repente, ella se fue al jardín y empezó a caminar por el camino donde la Señora la estaba llamando. Dos veces cayó de rodillas en el suelo helado. Por tercera vez se arrodilló cerca de la zanja en frente de una piscina de agua proveniente de un manantial.

La Señora le habló: "Empuje sus manos en el agua" y Mariette lo hace. Repitió lo que la Señora había dicho a ella: "Esta primavera está reservada para mí, buenas noches, adiós".

El jueves, 19 de enero, el clima era muy adverso. Mariette estaba de rodillas en el camino y a las 7 de la tarde la Señora volvió a aparecer. Mariette le preguntó "¿quién eres tú, hermosa dama?", a lo que Ella le respondió simplemente "Yo soy la Virgen de los Pobres". Mariette hizo otra pregunta: "bella Señora, usted dijo 'esta primavera está reservada para mí'... por qué para mí?", preguntó la niña señalándose a si misma. Y la Virgen le respondió "esta primavera está reservada para todas las naciones... para los enfermos." Mariette respondió: "Gracias , muchas gracias". A continuación, la Virgen dijo: "Voy a orar por ti. Adiós"

El viernes, 20 de enero de Mariette se quedó en la cama todo el día para recuperarse de una noche de insomnio . A las siete menos cuarto se despertó, se vistió y salió. Cuando la Virgen apareció ella gritó: "¡Ah! Ahí está", y le preguntó "¿Qué quieres, mi bella dama?" La Virgen respondió con una sonrisa: "Me gustaría una pequeña capilla". Estiró las manos y bendijo a la niña con su mano derecha.

Luego siguió tres semanas de silencio total en los que La Virgen interrumpió sus visitas. Mariette, sin embargo, se mantuvo fiel: cada día a las 7 de la tarde oraba en su jardín.

El sábado, 11 de febrero de Mariette estaba en la carretera, se arrodilló dos veces, metió las manos en la tierra y se hizo la señal de la cruz. De repente se levantó, corrió hacia la casa y lloró. No entendía lo que la Virgen le había dicho. "Vengo a aliviar el sufrimiento". Ella no entendía el significado de las palabras "para aliviar".

Tres días transcurrieron, era la noche del miércoles 15 de febrero cuando la Virgen apareció por sexta vez. Mariette transmitió la petición del Padre Jamin a la Virgen: "El capellán le pide una señal". La Virgen respondió: "Crea en mí, voy a creer en ti. Reza mucho. Adiós." La Virgen le confió un secreto a la niña.

El 20 de febrero siguiente, Mariette se arrodilló en la nieve otra vez, desafiando el frío. De repente, se rezaba el rosario más fuerte y más rápido. Salió al jardín y se arrodilló en el camino dos veces, luego de nuevo lloró y oró: "Porque Ella se fue demasiado rápido". María le dijo "Mi querida hija, reza mucho"

Mariette esperó diez días antes de ver a la Virgen por última vez: el jueves 2 de marzo. La lluvia torrencial había estado caía desde las 15 hs. y Mariette salió a las 7 de la tarde. Ella fue recitando el Rosario y la lluvia se detuvo de repente. Ella permaneció en silencio, extendió los brazos, se levantó, dio un paso adelante y se arrodilló. En casa, Mariette reveló el mensaje que le ha confiado a María: "Yo soy la Madre del Salvador Madre de Dios. Oren mucho". La Virgen y luego puso sus manos sobre ella y le dijo: "Adiós".

(fuente: www.banneux-nd.be)

martes, 14 de enero de 2014

14 de enero: Divina Pastora de Barquisimeto

Corría el año 1.703 cuando en Sevilla se destacaba la costumbre de los rosarios populares, que se realizaban procesionalmente por las calles, donde despuntaba un sacerdote Capuchino de profunda devoción Mariana, aquel religioso de nombre Isidoro de Sevilla, inspirado por su ferviente espíritu Mariano, seguramente concibió mediante una revelación o un sueño providencial, la imagen de la divina Pastora. Este, salió un buen día en busca de su hermano para que lo acompañase a una diligencia, así como para que le pagara una obra que deseaba contratar al renombrado artista Miguel Alonso de Tovar de la Escuela Pictórica Sevillana.

El Padre le hizo al artista la siguiente descripción: “En el centro y bajo la sombra de un árbol, la virgen santísima sédente en una peña, irradiando de su rostro divino amor y ternura. La túnica roja, pero cubierto el busto hasta las rodillas, de blanco pellico ceñido a la cintura. Un manto azul, terciado al hombro izquierdo, envolverá el entorno de su cuerpo, y hacia el derecho en las espaldas, llevará el sombrero pastoril y junto a la diestra aparecerá el báculo de su poderío. En la mano izquierda sostendrá al niño y posará la mano derecha sobre un cordero que se acoge a su regazo. Algunas ovejas rodearán la Virgen, formando su rebaño y todas en sus boquitas llevarán sendas rosas, simbólicas del Ave María con que la veneran…”

Dos meses después, el artista Miguel Alonso de Tovar culmina la pintura en lienzo de la “Divina Pastora de Almas” del Padre Isidoro.


PRIMERA APARICION

El 08 de Septiembre de 1.703, durante la fiesta de La Natividad de la Virgen, el Padre Isidoro, aprovechando la procesión del rosario de la tarde, saca el lienzo en su estandarte realzado con una guirnalda de flores y cintas.

Ese día la Divina Pastora salió de la iglesia de San Gil, presidida por una cruz alumbrada por faroles y dos filas de hombres que marchaban al paso, mientras el clero la rodeaba, dejándose escuchar las sentidas notas de los músicos quienes detrás la seguían al igual que el coro de las mujeres. La procesión llegaría hasta la Almeda de Hércules entre una gran multitud a la que, dirige la palabra el Fraile Isidoro desde lo alto de un taburete entre las dos columnas de un monumento, dando a conocer la doctrina del Pastorado de la Virgen.

Fue el catedrático del Arte de la Universidad de Sevilla, Francisco Antonio Gijón, conocido como uno de los máximos escultores Sevillanos dentro del arte barroco, quien esculpió la imagen tamaño natural de la Divina Pastora.


PRIMER TRAJE

Esta primera imagen de la Divina Pastora fue trajeada por monjas del Convento de la Encarnación, quienes la vistieron con un traje de Pastora siguiendo la descripción del Padre Isidoro.

Finalmente en Octubre de 1.705 la imagen de la Divina Pastora, es llevada a su primera procesión dentro de una gran solemnidad hasta la iglesia parroquial de Santa Marina, que para el momento constituía la novena sede de la “Primitiva Hermandad del Rebaño de María” De allí en adelante ha sido infinita la propagación de esta advocación mariana.

Con esa misma adoración convergieron religiosidad, arte y talento para hacer una realidad nuestra Divina Pastora. Un Padre Capuchino de nombre Fray Isidoro de Sevilla tuvo la inspiración divina por cuya autoría intelectual se concibe la imagen de la Divina Pastora descriptivamente, un reputado Pintor de la Escuela Sevillana, Miguel Alonso de Tovar mediante el trazo y su intelecto lleva al lienzo la venerada imagen, la misma que utilizaría Francisco Antonio Gijón, para a través de la talla, patentizarla anatómicamente tamaño natural, la cual fue cuidadosamente vestida con un fino y sencillo traje de Pastora, confeccionado por las mojas del convento de la encarnación… Así nació la Divina Pastora


ALGUNOS MILAGROS

Arco de Santa Rosa En 1790, siendo Barquisimeto un caserío risueño con mas templos que fieles y Santa Rosa del Cerrito una iglesia con algunas casas alrededor; el cajón donde la imagen había sido traída de España a la aldea se volvió tan pesado cuando quisieron trasladarlo a otro lugar, que el cura, previo consentimiento del Vicario, decidió cancelar la operación y la Pastora se quedó hasta el sol de hoy, encaramada en ese villorrio simpático que ha llegado a ser poco menos que una barriada de la ciudad actual.

Otra prueba de acción milagrosa fue la del terremoto de 1812. Aquel desastre natural no dejó en pie ninguna pared de bahareque en la comarca, hasta la techumbre de la iglesia de Santa Rosa mordió el polvo, pero la imagen quedo en pie, impertérrita sin un solo rasguño, aunque provisionalmente empapada por efectos del aguacero que no dejó de caer aquel día sobre las ruinas.

La epopeya del Padre Yépez, ocurrida el 14 de Enero de 1850, fue la señal definitiva para la entronización de la Patrona, la gran cruz de la Legión de Honor en el pecho del héroe. El buen Macario Yépez desde el púlpito se ofreció públicamente a la Virgen como víctima fina, para salva a nuestra muy medieval ciudad de los estragos del cólera. La Pastora inclinó levemente su cayado. Dijo que si al levita, pero que tuviera un poco de paciencia, para que la enfermedad no perdiera del todo su trabajo. Seis meses después las propia Virgen se llevó a las nubes a Macario y los Barquisimetanos pudieron respirar tranquilos. Desde entonces el 14 de Enero es el día de la Virgen Larense y es cuando tiene su comienzo una de las más fervorosas festividades religiosas y populares que existen en nuestro país.


POEMA

Hermosa Virgen de Cabellos de Oro
a quien el hombre en su dolor implora
Tú eres el cielo sin igual tesoro
y dulce aliento del que triste llora

El infeliz que cruza sollozando
su sendero de espinas y de abrojos
en tus consuelos plácidos confiando
fija en ti, Virgen, sus nublados ojos

Por eso el pueblo que venera tanto
tu imagen sin igual, encantadora,
henchido de esperanza y amor santo,
se arrodilla ante ti bella Pastora

Derrama, pues, sobre tus bendiciones,
tu que puedes todo, Virgen pura,
mientras se oyen las santas oraciones,
que nuestros labios para ti murmuran

Poema a la Divina Pastora, que tiene un siglo
De Creación. Sociedad de la Divina Pastora

(fuente: www.barquisimeto.com)

lunes, 13 de enero de 2014

13 de enero: Nuestra Señora del Mar de Almería

El lugar donde se aparece era y es una torre atalaya situada en el litoral almeriense cerca de la zona denominada El Alquián. Era una atalaya de segunda categoría; esto quiere decir que disponía de tres vigías a diferencia de otras que disponían además de un cabo.

El acceso al Torreón era a través de una escala de cuerda, colgada de los matacanes que coronaban el bloque, entrando por un portillo a siete u ocho metros de la base. A los dos departamentos siguientes se accedía por el interior, uno de ellos era almacén de esparto para almenaras y ahumadas (forma de comunicación y aviso). La escala de acceso se retiraba al anochecer.

En 1502 la torre carecía de la segunda estancia y de la terraza. Con los Reyes Católicos seguía la costumbre de que esta atalaya árabe tuviera tres vigías, aunque en la época de la aparición solo constan dos vigilantes según Martín del Rey: “Andrés de Jaén (que pertenecía al Cuerpo de Inválidos por haber quedado cojo al formar parte de las huestes cristianas a las que había servido) en turno de noche, y Diego Marín en turno de día”.


ENTORNO SOCIAL

En diciembre de 1489 con los Reyes Católicos llegan los tres primeros frailes predicadores dominicos a Almería; pronto serían seis y fundarían la primera escuela pública de enseñanza.

El convento de los dominicos, en el tiempo de la aparición de la Virgen, se componía de un prior, Fr. Juan de Baena, los conventuales Fr. Clemente de Piedrahita (sacerdote) y Thomas de Baena (sacerdote), Francisco de Jaén (diácono), Thomas de Ezija (profeso), y los legos Andrés de Padilla y Juan de Alcántara. También se cita en algunos documentos a Fr. Humberto de Salvatierra.

La población de Almería era de 580 vecinos equivalentes a 5.320 habitantes.


DE DÓNDE PROCEDÍA LA IMAGEN

Por aquél entonces, las naos y galeras que navegaban por el Mediterráneo desde el s. XIV empezaron a estar dotadas, en la cámara de popa, de un pequeño espacio dedicado a capilla donde generalmente se depositaba una imagen de la Virgen para culto y veneración de los navegantes de dichas embarcaciones.

Es opinión generalizada que la nave que portaba esta Imagen de la Virgen del Mar había sido realizada en una atarazana de la costa valenciana o catalana, o de la costa de Italia, en la cual además de construirse la nave se talló la Imagen que se depositaría en la capilla de dicha embarcación. Se trata de una talla de nogal policromada, de estilo gótico tardío. La referida nave debió ser atacada por piratas sarracenos en su ruta por “el Mar Ibérico o Mar Mediterráneo”, ocurriendo el abordaje con probabilidad encontrándose cerca del promontorio de “Charidemus o Cabo de las Ágatas”, arrojando los saqueadores al mar –a su suerte- todo lo que no les era útil, como fue el caso de nuestra Imagen.


SU ARRIBADA A LA ORILLA DEL MAR. LA APARICIÓN.

No es posible determinar el número de días que la Imagen estuvo inmersa en el mar. Las corrientes marinas de la zona del Cabo de Gata la arrastraron hacia la orilla sufriendo varias rozaduras al tropezar con rocas que le deterioraron la espalda a modo de cuchilladas la espalda; también deterioraron al Niño, que portaba en la mano como una manzanita. La Imagen, siguiendo el curso de la marea, fue arrojada a la playa de Torregarcía, como a un tiro de piedra del Torreón hacia poniente. La torre vigía estaba emplazada como a unas 10 varas de la orilla del mar.

Corría la noche del 21 al 22 de diciembre de 1502 cuando ocurre la Aparición de la Virgen del Mar. Cubría guardia el torrero morisco Andrés de Jaén, y dice la crónica que “vio algo que rebrillaba en la mar, por lo que tuvo gran temor. Bajó de la torre y acercándose a la orilla, y estando así espantado, no sabía que pensar, cómo o en qué manera aquella imagen hubiese allí aportado, y dijo más, que por otra parte se halló tan consolado y con tanta devoción, aunque indigno y pecador por haber tal tesoro hallado.

Estaba todo elevado, al encontrar la imagen de N.ª S.ª, que no sabía que hacer, y en esto estando pensando, vínole al pensamiento de ir y llamar a alguno que viese aquel milagro de aquella imagen que había hallado. Y si en tanto que yo voy, dijo él, viene algún mozo y se la lleva para escarnecerla, no daré de mi muy buena cuenta.

Mas queriola llevar a la torre y probó, pensando en poder llevarla, y le pareció que aunque dos personas, tanta fuerza tuvieran, que con ella no podrían, y con muy grande dolor de corazón, se hincó de rodillas y con cuanta devoción él pudo y con su poco saber, las manos juntas, dijo: Sra. Virgen María, yo bien veo que soy pecador y no soy digno de tocar con mis manos pecadoras a tu gloriosa imagen, mas aunque no es razón que Ella aquí esté por el peligro de los Moxos, dame tú, Señora, fuerzas para yo la pueda llevar hasta la Torregarcía. Y probó por si la podía levantar, y le pareció que no sólo alzarla, mas en llevarla, no llevó más peso que si nada llevara, y que así lo juró que había acaecido” .

Cómo consiguió trasladar la Imagen hasta el interior de la torre es un misterio, ya que estas torres de forma cilíndrica tenían el portillo de entrada entre dos matacanes y a una altura estimable, y para su apertura lo hacían a través de bisagras o articulaciones emplazadas en la parte superior, de modo que, para su apertura, había que girarlas en el sentido de las agujas del reloj, empujándola desde su parte inferior, de forma que, cerrada, los vigilantes, armas y leña del interior quedaban inexpugnables. El llegar hasta la puerta era un proceder rocambolesco, la escala de cuerda atada a los matacanes, una escala de gato, pero en cuerda. La misma era quitada al caer el sol, quedando el torreón inaccesible.


LA LLEGADA AL CORAZÓN DE LOS ALMERIENSES

Seguimos con nuestro relato. Al día siguiente de la Aparición de la Imagen, Andrés de Jaén se desplazó con un compañero hasta la Iglesia Mayor de la Almedina, donde narró el suceso al Deán D. Francisco de Ortega, el cual lo despidió con esta expresión: “Id con Dios buen hermano, que ya pasó el tiempo en el que la Virgen se aparecía a los pastores. Y dejolo ir”

Por cuya razón el torrero se dirigió al monasterio del Sr. Santo Domingo, donde narra otra vez lo acaecido. El relato de la expedición que se organizó para comprobar qué cosa era aquélla que decía el torrero y traerse la Imagen, la describe el Deán Orbaneja tomada del acta que los dominicos firman dando fe, el Prior y la Comunidad del monasterio dominicano. Así, en la cabalgadura llamada “la Favorita”, la Imagen fue traída al Convento de los dominicos y al corazón de todos los almerienses.

El 1 de enero de 1503 los almerienses que fueron a oír misa de alba a Santo Domingo quedaron encantados al contemplar en el nicho principal de dicha iglesia la Imagen de la Virgen que nos vino del mar.

Años más tarde a este suceso, Andrés de Jaén, impresionado por todo ello y no pudiendo olvidarlo, abandonó el puesto de vigía y solicitó entrar de lego en el convento de Santo Domingo, donde acabó sus días a los pies de la Virgen del Mar y servicio de la Comunidad.

En Torregarcía, desde 1502 hasta hoy, cada primavera y verano -hasta agosto- florecen azucenas y narcisos en el mismo sitio en que se apareció la Virgen del Mar; milagrosamente, pues el terreno arenoso casi desértico y la salinidad del mismo hacen incomprensible que nazcan de forma espontánea estas flores. Es el milagro de las azucenas que cada primavera Dios nos regala, para que no olvidemos el momento y el gran regalo que nos dio con Nuestra Madre y Señora la Virgen del Mar.


Patrona de Almería

Poco a poco había ido calando en el corazón de los almerienses la devoción a la Santísima Virgen bajo el título del Mar. Desde el siglo XVII comienza a aparecer en las actas del Cabildo de la Catedral este concepto y al final del siglo XVII el Cabildo la considera declarada Patrona de la ciudad, a pesar de tener la Catedral otras imágenes, como la Virgen de la Piedad, considerada algún tiempo con este mismo título.

El año 1804, con el sufrimiento causado por los terremotos, va a ser decisivo. El obispo don Javier Mier y Campillo, el Cabildo y el Ayuntamiento el 24 de enero se trasladan con la imagen de San Indalecio, Patrón de la ciudad y diócesis, a recoger a la Virgen del Mar para llevarla a la Catedral, para la acción de gracias. El 10 de octubre nuevamente vuelve la Virgen del Mar a la Catedral para la solemne procesión.

En 1805 tanto en la ciudad como en sus arrabales Huércal y Viator se llevan a cabo las elecciones para el patronazgo de la Virgen del Mar. El día 24 de febrero a las 10 de la mañana se reúnen los vecinos de la parroquia del Sagrario y de San Pedro. Votaron 385 y los demás la aclamaron en alta voz. El día 25 lo hacen la parroquia de Santiago y San Sebastián, alcanzando 493 votos y también aclamación popular. El día 6 de marzo les toca el turno de las votaciones a Viator y a Huércal, que alcanzan los 277 y 283 votos respectivamente. Se tramitó todo vía Cabildo Catedral, sin perjuicio del patronazgo de San Indalecio. Comienzan las gestiones tramitadas por el Cabildo Catedral con el Visto Bueno del Prelado, Mier y Campillo, que las remitió a la Sagrada Congregación de Ritos.

Se informó al Real Consejo Supremo de Castilla y a la Real Chancillería de Granada. En mayo de 1806 el Papa Pío VII aprobó el Patronazgo y firmó cuatro breves pontificios: uno nombrando oficialmente a la Patrona y tres concediendo indulgencias y jubileos.

Puestos de acuerdo el Cabildo Catedral y el Ayuntamiento se celebran por primera vez de forma oficial las fiestas patronales el 30 de agosto de 1807 en la S. y A.I. Catedral. Carlos IV concedió la Feria y el Mercado. Se fija para la fiesta litúrgica el sábado anterior al último domingo de agosto y toda aquella semana para las fiestas patronales por acuerdo de los dos Cabildos -eclesiástico y civil-. Las fiestas continúan en las mismas fechas con el intervalo solamente de la Guerra Civil. Hasta el siglo XIX los festejos se celebraban en la Plaza Vieja.


La Virgen en la Guerra Civil

Desde 1935, la Comunidad de Padres Dominicos estaba constituida por el Prior, Fr. Ramón Ballarín Arechalde, y Conventuales, Frs. Aquilino Marinas Álvarez, Juan Aguilar Donis, Tomás Morales Morales, Jerónimo Baturoni Salmerón, Fernando Groud Jiménez, Paulino Álvarez, Federico La Rubia, Donato Fernández, y los hermanos de obediencia Luís Fernández Martínez y Fernando de Pablos Fernández.

El P. Ballarín estaba al día de la situación anómala existente en la ciudad. Previendo su progresivo deterioro, ante futuros y desagradables sucesos, meditó acerca de cómo poder salvaguardar todo lo que estaba a su cargo, especialmente la imagen de nuestra Patrona. La relación de Ballarín, por motivo de diversos trabajos en el templo y Convento, con un artesano carpintero cercano a los dirigentes del Comité central, le sirvió para estar bien informado de la situación y le determinó a tomar una seria decisión para preservar al menos la Imagen de la Virgen del Mar.

Desde las Elecciones del 16 de febrero, el Prior decidió que cada noche, al cerrarse el templo, se sacara a la Imagen de su camarín, echándosela él personalmente al hombro para depositarla en su propia celda, en previsión de cualquier incidente nocturno. A la mañana siguiente, antes de abrir el templo, la volvía a emplazar en su camarín, que era sencillo y accesible, donde se podía contemplar mejor que ahora la belleza de la Imagen. Para ello había obtenido, previamente, el asentimiento del Consejo de la Comunidad, así como del Hermano Mayor de la Hermandad, con quien compartió esta decisión con la mayor prudencia.

Como la situación empeoraba, y considerando insuficiente esta primera medida, previas nuevas consultas, decidió la suplantación de la Imagen, para evitar males mayores. A tal fin, el P.Aquilino, que era consiliario de la Asociación de Santa Rita, que dirigía Dª Angustias Pérez Gallardo, con ella y con su hermano D. José, amigos de Aquilino, aceptaron la propuesta de guardar la Imagen de la Patrona en su domicilio, alejándola de los riesgos del templo y Convento. Decisión ésta aceptada por la Comunidad y el Hermano Mayor de la Hermandad.

Para eludir sospechas había que emplazar en el camarín otra Imagen, igual que la de la Patrona; operación que requería un proceso, dentro de la mayor intimidad. El P. Aguilar, procurador del Convento, a la vez que organista y Director de la “Schola cantorum” del templo, practicaba la pintura al óleo; y era amigo personal del escayolista de la calle Granada, a la vez que profesor de la disciplina de “Modelado” de la Escuela de Artes y Oficios, D. Francisco Álvarez Lloret, quien, a solicitud del P. Aguilar, convino con la Comunidad un proceso a seguir, consistente en modelar a escayola el rostro de la Virgen del Mar. En varias jornadas nocturnas él y su hijo D. Francisco Álvarez Moreno reprodujeron, en la celda conventual de Ballarín, la cara de nuestra Patrona. Y realizado ello, el P. Aguilar reprodujo al óleo su colorido, dándole una imitación perfecta.

Esta mascarilla fue acoplada a otra imagen, de análogas proporciones, que el Convento poseía, y que utilizaban para la procesión de la Purificación de la Virgen, en su advocación de la Candelaria, colocándole igualmente vestido, manto y corona auxiliar similar a la verdadera; incluso, para mayor semejanza, la adornaron con una medalla de oro, que entonces lucía la Imagen verdadera, estrenada en la procesión de agosto de 1930, obsequio de la empresa Minas de Rodalquilar, realizada con el primer oro obtenido de dichas minas. La Imagen verdadera, quedó guardada en la celda del P. Ballarín, tratando de preservarla del peligro vandálico que había contra iglesias y conventos.

Corría el mes de mayo de 1936. El Templo de Santo Domingo, como era habitual, conmemoraba la festividad de Santa Rita con una novena. Dª Angustias Pérez, como presidenta de esta Asociación, aportaba todos los enseres que adornaban la Capilla de la Santa para estas celebraciones, como eran jarrones, pedestales, alfombras, manteles, flores, etc. A la terminación de estos cultos era desmantelado el exorno del altar y restituidos los enseres a su dueña; faena que efectuaba el Hermano encargado de la Sacristía, Fr. Luís Fernández Martínez, que estaba recién incorporado a la Comunidad, procedente de las misiones de América.

Fue este el momento propicio pensado para ocultar la Imagen en el domicilio de Dª Angustias y D. José Pérez Gallardo, según se había convenido previamente. La Imagen, sin manto ni corona, con la cabeza envuelta en un gran algodón, y liada en una cretona roja, al hombro de Fr. Luís, como si fuese un bulto más, fue transportada a su nuevo refugio. Para no levantar sospechas, entre las idas y venidas con jarrones, pedestales, etc., sobre mediodía, después de comer, el momento de menor tránsito, el Hermano Lego hizo el traslado, saliendo por la puerta lateral, ya que desde aquí el portal de los Sres. Pérez Gallardo distaba como un tiro de piedra (actual Sanatorio Virgen del Mar) en cuya planta baja tenían su domicilio. Esto ocurrió exactamente el 23 de mayo de 1936.

En su nuevo domicilio la Imagen fue colocada, en un principio, en un armario ropero, tal como fue llevada, y siete días después trasladada, dentro de la misma casa, a un cuartucho que había junto a la escalera de caracol que subía al terrado, que estaba junto a la cocina, donde se depositaba la leña, el carbón, así como algún trasto inútil. Allí estuvo escondida, debajo del montón de la leña, camuflada durante toda la contienda civil hasta 1939.

Por la mismas fechas, la dirección de la Hermandad y los Padres Dominicos, no siendo posible preservar la totalidad del ajuar de la Patrona, por razones obvias, determinaron al menos “quitar de en medio”, el Manto Regio de Isabel II y el de “Los Gusanos”, obsequio del Sedero catalán y Ex Comisario Regio de la Seda, D. Federico Bernades Alavedra en 1929. Los dos mantos, junto con otros enseres de menor entidad, fueron guardados generosamente, a pesar del peligro que ello entrañaba, por la Dama Camarera Dª Mª Ana Martínez Ramírez. Dª Ana superó con valor todos los riesgos, que eran muchos, motivada no solo por sentimientos religiosos firmes y de raigambre, sino también por el recuerdo de que su abuela, Dª María Teresa Cassinello Pagán, también Dama Camarera, que intervino en los trabajos de restauración del Manto Regio, desde el 28 de mayo de 1885 al 20 de agosto de 1886, en la clausura del Convento de las Puras, con otras veintidós Damas, bajo la dirección de Sor Isabel de los Remedios de Haro y Alonso, Abadesa del mismo. Ambos mantos fueron camuflados, en la medida de lo posible, a pesar de los intensos registros que se efectuaban, envueltos entre las alfombras de la casa, enrollados con las mismas y emplazados en el cuarto del terrado, habitáculo entonces tan en uso para guardar todos los trastos inservibles de la casa.

Las joyas que poseía la Virgen, procedentes de las donaciones de fieles y devotos, estaban depositadas en una caja del Banco de España, las cuales desaparecieron al pasar a Rusia todo el Tesoro Nacional, previamente incautado por el Gobierno de la República, cuya totalidad, por disposición de éste, fue transportado a Cartagena en 1938 donde fue embarcado hasta Odessa.

La Virgen del Mar y el Niño tenían sendas coronas de oro, adquiridas por suscripción popular efectuaron las Damas Camareras al ser robada la anterior el 23 de agosto de 1891. Contaba con diseño del litógrafo almeriense D. Hilario Navarro de Vera y fue ejecutada en Madrid por D. Zacarías Pérez Sanz, estrenándose el 1 de enero de 1894. Esta corona, ante las circunstancias que se sucedían entonces, fue depositada en una casa honorable, íntima de la Comunidad de PP.DD. Y narra el P. Joaquín Delgado O.P. al respecto: “Parece ser que el pánico a un registro hizo que la entregaran a un pescador, que la arrojó al mar (en el espigón de levante). Misterio que la policía no pudo aclarar para evitar complicaciones a dicha familia, a petición del superior de los Dominicos”. La Hermandad utilizó en 1939 los servicios de los buzos de la J.O.P., que rastrearon el espigón de Levante y la bocana del Puerto repetidas veces, infructuosamente, donde había constancia de que, empaquetada, había sido allí arrojada.

El P. Ballarín conservó la Cruz Pectoral y Anillo del Obispo Fr. Bernardo Martínez Noval, fallecido el 25 de junio de 1934, quien lo donó para la Virgen del Mar, y que, conservado, vino a ser el primer oro destinado a la confección de la Corona hecha para la Coronación Canónica de nuestra Patrona en 1951.

El 22 de julio de 1936 la Comunidad de PP.DD. decidió dispersarse, al rendirse las tropas sublevadas en Almería que mandaba el Teniente Coronel D. Juan Huertas Topete, y hacerse con el mando las fuerzas milicianas armadas. Ante su acción represiva, el Prior del Convento Dominicano distribuyó los escasos fondos de los que disponían entre la Comunidad: partieron a algo menos de 100 pesetas cada uno; consumieron las formas del sagrario y con un fraternal abrazo los despidió, dispersándose. Ballarín con el Hermano Fr. Luís permanecieron en la casa e Iglesia, hasta el día 23, que en la madrugada y a primeras horas de la mañana prendieron fuego al templo; teniendo entonces forzosamente que salir de allí. A este templo y al de San Pedro les prendieron fuego un grupo de la F.A.I. que encabezaba un vecino de las inmediaciones de la plaza de San Pedro. Sólo se salvo de esta quema la Iglesia del Corazón de Jesús, que había sido dedicada a Estación de Autobuses.

El templo de la Patrona no era la primera vez que sufría intentos de incendio. Ya a primeros del 1936 sus puertas fueron rociadas de gasolina, siendo apagados estos prendimientos por los Hermanos Legos, con la ayuda de Ballarín. En la mañana del 23 de julio de 1936 fueron prendidas nuevamente las puertas, y con el fuego y violentadas las mismas, tuvo lugar el libre acceso a la Iglesia. Fueron amontonados los bancos para una enorme pira, y los altares, asimismo, rociados de gasolina prendiéndole fuego a todo, formando una formidable columna de fuego. Esta enorme pira originó el derrumbe de buena parte de la techumbre, así como la calcinación de las columnas, por lo que la nave quedó convertida en un montón de escombros, unida a la chatarra producida por los objetos que sufrieron la consecuencia de esta combustión. Con las puertas arrancadas y quemadas, el local quedó a merced de cuantos quisieron entrar y albergarse allí, hasta que posteriormente fueron tapiadas.

Entre los muchos objetos convertidos en chatarra destacan las cuatro arañas de alumbrado que fueron donadas, procedentes del antiguo Teatro Principal o de Campos, que estuvo emplazado en el Paseo, hoy edificio Banesto, cuyos propietarios en 1823 las regalaron al templo, siendo los donantes: D. Juan Muro, D. Esteban Maeso, Dª Josefa Campos y Dª María Mercedes Pastor Jiménez, éstas, Damas Camareras de la Virgen del Mar.

En este lamentable estado permaneció el Templo hasta 1939, en que se inicia el desescombro, por un grupo de unos cincuenta almerienses, que acudieron voluntarios a la llamada del P. Ballarín.

El P. Aquilino fue recogido en la casa donde fue ocultada la Imagen de la Virgen del Mar, vivienda de los hermanos D. José y Dª Angustias Pérez Gallardo, y la servidora Srta. Carmen Cruz. Cuando se intensificaron los bombardeos en la ciudad se trasladaron, en un carro, a Alhabia, albergándose en la casa del matrimonio formado por D. José Sánchez Vivas y Dª Carolina de Yebra Rittvagen y Alonso de Zúñiga e hijos, farmacéuticos de dicho pueblo, donde fueron acomodados en unas estancias de aquella gran casona, en la que permanecieron por espacio de un año, ya que eran familiares. El P. Aquilino era conocido allí como “el Maestro D. José” y Carmen Cruz, en tanto, solía venir con relativa frecuencia a la casa de Almería a “echar un vistazo”. Como se había expuesto anteriormente, la Imagen de la Patrona jamás se cambió de lugar de refugió y allí permaneció hasta abril de 1939.

Cuando marcharon temporalmente a Alhabia, en prevención de no ser usurpada la vivienda, como era norma entonces, sobre todo a partir de la llegada de los refugiados de Málaga en 1937, D. José y Dª Angustias emplazaron en la misma al maestro zapatero Salvador con sus 7 hijos, que eran conocidos de ellos, personas honradas a carta cabal, y de toda su confianza, cuya vivienda había sufrido los desperfectos de un bombardeo en la cercanía; quienes cuidaron esta vivienda como propia. Tenía su taller de reparación del calzado en la calle Real, entre la calle Trajano y la actual calle de Antonio González Egea, antes Infantas, frente a la que fue fábrica de somieres y baúles en dicho lugar.

El 29 de marzo de 1939 Almería queda bajo el mando del General Franco. Ello trae consigo que nuevas Autoridades civiles y militares asuman el mando de la Provincia al final de la contienda. Las tropas llegaron a Almería el 31 de marzo al mando del Sr. López Montijano.

Los Padres Ballarín y Aquilino, únicos supervivientes dominicanos aquí en la ciudad, renovaron inmediatamente su labor sacerdotal, poniendo manos a la obra. La primera decisión fue contactar con D. Francisco Rovira Torres, Hermano Mayor de la Hermandad de la Virgen del Mar que ostentaba el cargo desde 1931 renovado hasta 1935. En estrecha colaboración, decidieron llevar solemnemente la Imagen de la Virgen del Mar, emplazándola para el culto en una estancia del propio Convento. A tal fin, Rovira contactó con antiguos miembros de la Junta de Gobierno como fueron: Andrés Cassinello García, José López Quesada, Miguel Viciana González, Rafael Romero Cortés, Juan Antonio Martínez de Castro y Carlos Jover y Vidal, organizando la procesión de traslado de la Imagen desde su refugio, en Plaza de Santo Domingo, al Convento Dominicano.

Recién terminada la contienda componen el primer núcleo de esta Comunidad de Padres Dominicos los dos que aquí pudieron sobrevivir, Fr. Ramón Ballarín y Fr. Aquilino Marinas O.P. Inmediatamente después se incorporó Fr. Jerónimo Baturoni Salmerón O.P. y seguidamente Fr. Federico La Rubia O.P., a quien los sucesos de 1936 le sorprendieron fuera de Almería realizando tareas de apostolado. Poco tiempo después se incorporará a la Comunidad Fr. Mariano Herrero O.P. y el Hermano Lego Fr. Tomás.

Ya desde el 29 de marzo corrió la voz por la ciudad de que la Virgen del Mar se había salvado, ocultada en la casa de la familia Pérez Gallardo. Permaneció fuera de su sede desde el 23 de mayo de 1936 al 2 de abril de 1939; es decir, treinta y cuatro meses. En este venturoso día de abril va a salir la Imagen de su refugio en olor de multitud, con el gozo de los almerienses.

Un grupo de damas, como fueron Isabel Rabell García con su familia, auxiliada por Carmen Zea Marcos, Dolores Cordero Torres, Soledad Gómez Campana y Ana Martínez Ramírez, a toda prisa prepararon las ropas y útiles para que la Imagen de Nuestra Señora saliera en procesión, como en los viejos tiempos, a pesar de los escasos recursos de que en aquellos momentos disponían, después de tres años de contienda. Para portar la imagen, se improvisaron unas “andas”, construidas a prisa y corriendo, con maderas que se pudieron conformar, recubriéndola con la bandera española a modo de “paño de andas”.

A la Imagen se le puso el traje y manto de “Los Gusanos”, que había escondido Dª Ana Martínez en su domicilio de Álvarez de Castro. El “rostrillo” para la cara de la Imagen se confeccionó en el domicilio de Isabel Rabell, con un trozo de tela adamascada y una de las tocas de la Virgen que pudo ser guardada. Como corona para la Imagen fue adaptada una perteneciente a Ntra. Sra. del Sagrado Corazón, que habían logrado salvar las Damas Catequistas, y que fue cedida por ellas en aquellos momentos.

Con todos los preparativos previos, se dispuso el traslado procesional, el Domingo de Pascua 2 de abril de 1939, a las 11 horas, que fue anunciado por Radio Almería, constituyendo un regocijo popular su salida, y sobre todo, el hecho de haberse salvado la Imagen de la Patrona que todos creían destruida. Por la mañana ese día, como Diana, la Banda Municipal de Música, y las cornetas y tambores del Ejército, recorrieron las calles con un alegre repertorio de marchas, pasodobles y pasacalles. El nuevo Ayuntamiento, con su Alcalde a la cabeza, se desplazó desde la Plaza Vieja hasta la Plaza de la Catedral, donde radicaba el Gobierno Civil, para recoger a la primera autoridad de la Provincia. Esta comitiva, engrosada con gran cantidad de público, se dirigió por calle Eduardo Pérez, Real y Séneca a la plaza de Sto. Domingo, emplazándose delante de la fachada del domicilio de los Sres. Pérez Gallardo, donde la imagen estaba preparada ante el portal de la casa.

Bajo los acordes de la Marcha Real y el clamor y griterío del público que llenaba la plaza, salió la Virgen del Mar a la calle, dando cara hacia el edificio que la había custodiado, como dándole adiós a sus moradores. Y ya en la calle, los portadores le dieron la vuelta hacia el público que la aclamaba, organizándose el traslado procesional. Una sección de Caballería batía marcha hacia la Plaza Circular. La Imagen, ante la puerta principal del templo en ruinas, su casa, hizo estación, rezándose una Salve, prosiguiendo a continuación hacia la plaza Circular, donde se había montado un altar en la embocadura del Paseo, emplazándose el público ante el mismo, las autoridades a ambos lados, y las Fuerzas en calle Gerona (Maura) y Reina Regente (General Villacampa).

Junto al altar se colocaron un grupo de enfermeras ataviadas con su atuendo propio, y como escolta un grupo de gastadores. Ofició la misa el P. Ballarín asistido por el P. Aquilino O.P. En la consagración fueron colocadas en el altar unas mariposas que giraban entre los vasos sagrados y la imagen de Ntra. Señora. Terminado el acto religioso, las fuerzas militares desfilaron ante las Autoridades y ante la Virgen del Mar. Finalmente se reorganizó la procesión de regreso, abarrotada de público acompañando a la Virgen del Mar. Al llegar a la Residencia de los Padres Dominicos en la plaza del Marqués de Heredia –Conde Ofelia-, antes de entrar la Imagen de la Virgen del Mar, junto a la puerta, y rodeada de las Autoridades asistentes, desfilaron las tropas de la guarnición.

(fuente: www.virgendelmar.com)
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