miércoles, 21 de mayo de 2014

21 de mayo: Nuestra Señora de los Ángeles de Arcola

A mediados del siglo XVI la Spezia y toda Italia vive la contrarreforma de Lucero, la codicia política, las agresiones de los turcos y epidemias cíclicas. Fue cuando se apareció la Virgen María rodeada de ángeles, manifestando a 5 niñas haber oído el clamor de su pueblo y solicitándoles que pidan al pueblo oración, penitencia y la construcción de una iglesia en su honor.

Una constante de apariciones marianas es que se producen en los momentos de mayor crisis en la historia de la humanidad para que el hombre observe ley divina, y para infundir esperanza en el futuro, y esto lo consigue a través de niños cuya inocencia y la pureza es un elemento esencial para la autenticidad y la integridad de los mensajes transmitidos. Si bien el siglo XVI se ha caracterizado por la cultura de regeneración de la humanidad, el Renacimiento, por otro lado tiene una turbulenta historia desde el punto de vista económico, con los desequilibrios debidos a la inflación resultantes de los descubrimientos geográficos, políticos, con las luchas por el nacimiento de los grandes Estados europeos, y religiosas, con la Reforma luterana y el cisma anglicano, las invasiones de los turcos.

El siglo XVI es un triste momento para la Spezia. La Iglesia pasaba una cruel prueba. La pasión furiosa y los instintos brutales de Lutero, de Arrigo VIII y Soliman causaban daño a la religión. La desenfrenada codicia de imperio y de gloria de Francisco I y Carlos V ayudaba a la labor nefasta. El protestantismo, que reinaba en los Países Bajos, Polonia, Inglaterra, Dinamarca y varios otros contra Alemania, fue aclamado como la religión del Estado, y con audacia invadía Suiza, y se dirige a Francia. Los turcos amenazan Europa, la barbarie llegaba al seno de la misma religión y la civilización: la querida Italia.

La Iglesia oraba y gemía. También Arcola era continuamente asolada por las guerras, el odio, las pasiones, enfermedades, plagas. Mientras tanto, desde el cielo la Virgen velaba por la salud de sus hijos, se dolía por su ingratitud, y su oración y amor omnipotente detuvo la venganza divina. La Santísima Virgen, quizo dar a conocer a los hijos ingratos su salvación de Dios, en manifiesta en milagrosa e impresionante aparición.


EL 21 DE MAYO DE 1556

Fue un claro 21 de mayo que María, llegó a entregar su perfume a la tierra de Arcola. Estaba siendo la solemnidad de Pentecostés. La aparición de Marian Arcola ocurren durante los trabajos del Concilio de Trento (1545-1563) que con sus reformas audaces dará mucho impulso a la aparición de distintos movimientos eclesiales y los nuevos modelos de santidad, en una zona con problemas.

Las cinco hijas de Baldassare Fiamberti y Margarita Blasio, BARBARA, CAMILLA, ISABEL, CATARINETTA, ANGELA, en compañía de su madre, del padre y los hermanos Francisco, Bartolomé, Ippolito, y Giovanni, todos nacidos y que viven en Arcola, escuchan la Santa Misa en la Iglesia Parroquial de Arcola, el párroco era D. Giacomo Picedi, y cumplidas todas las devociones de la solemnidad, con el consentimiento de los padres, las cinco hijas se dirigen ir al cercano bosque de su propiedad, llamado Carbonara, donde a veces solían ir a jugar y luego rezar. Después de un corto recorrido entre los añosos arboles y plantas, comienza a sonar la campana de la ahora Parroquia de San Nicolas, que cerca de mediodía, llamaba a los monjes a la oración.

Las niñas suspenden el juego y postradas en meditación piadosa, recuerdan a Dios misericordioso la lamentable condición de la Iglesia, la agitación del mundo, la desolación de su país, orando a la Santísima Virgen con el devoto rezo del Rosario. La Madre celestial escuchó desde el cielo, con especial ternura el saludo Angelico "Angelus Domini" y una luz como del paraíso las rodeó. Sorprendidas dirigen su mirada al follaje de una planta de romero y sobre el ven una majestuosa Señora, resplandeciente como el sol, vestida de blanco, flanqueada por dos Angeles. Por la belleza de la cara, las suaves maneras y el esplendor sobrehumano que la envolvía no podía ser otra que Reina del Cielo.

Es facil imaginar el asombro y quedan sin voz y con un temor reverencial. Fijaron los ojos extasiados en la dulce Señora, mientras que una voz dulce, y materna las tranquiliza:

"No tengan miedo, hijas, soy María, la Madre de Jesucristo, la Reina de los Ángeles" y alzando la mano: "Vayan, vayan, díganle al pueblo que rece y haga penitencia. Sus plegarias han llegado hasta mi corazón, ahora es momento de actuar: vayan! vayan!"

Las videntes asombradas por tanta gracia replicaron: "Pero Dulce Señora, estamos dispuestas a lo que usted dice, pero no sabemos como predicar".

"Hijas, dice María, no se preocupen, con mi ayuda encontrarán todo fácil. Vayan y díganle a los buenos vecinos que alcen en mi honor, un templo en este lugar."

Y la Virgen se alzó hacia el cielo, acompañada por sus ángeles, quedando lentamente fuera de los ojos de las afortunadas, dejándolas llenas de confianza y consuelo celestial. Llegan a su casa precipitadamente, dicen con temor a sus seres queridos lo que sucedió, notifican al párroco, y olvidándose de su pequeñez, según las palabras de la Divina Señora, comienzan a anunciar la maravilla predicando lo que encomendó a la Santísima Virgen María, y el párroco, el clero, los aldeanos, escuchan a estas simples almas, y como impulsados por una fuerza misteriosa todos van al lugar y de la aparición a orar y suplicar iniciando severas penitencias.

Una alegría indescriptible y confianza recorre el ánimo de todos: el país está a salvo. La novedad se expande y se acercan multitudes de peregrinos de cerca y de lejos, penitentes, orantes, llegan a la Carbonara, donde quieren encontrar la verdadera paz, una renovación interna, una alegría que no es del mundo. El proceso de la aparición fue compilado por el Obispo Gio Battista Bracelli Obispo de Sarzana, y de la Congregación de Ritos, la Sagrada Imagen de la Virgen fue declarada venerable y milagrosa.


EL SANTUARIO

Los tiempos son tristes en las familias, hay penuria, pero la gente quiere cumplir el pedido de la Virgen y se preparan para construir el templo en su honor. Es la Madre Celestial que ha ordenado y las almas buenas, sorteando los obstáculos y la fatiga en dos años levantan la iglesia.

Es un magnífico templo, enriquecido con preciosos tesoros de la piedad de los fieles, para expresas gratitud a la Madre de Dios, en acción de gracias.

Mientras tanto, muchas gracias confirman la bendición de María en este lugar, casi cuatro siglos y medio más tarde, la devoción popular a Nuestra Señora de los Ángeles está viva en Arcola y en las zonas circundantes.

El Santuario de Nuestra Señora de los Ángeles de la ciudad de Arcola de Liguria, en la provincia de La Spezia, está ubicadO en la parte superior de la colina de la aldea en una posición panorámica.

La construcción del templo comenzó en 1556 y el mismo fue terminado en 1558, el título de patrona de la comunidad de Arcola fue concedida por la República de Génova, poco después. La coronación oficial tuvo lugar en 1910. La estructura arquitectónica de la iglesia está dividida en tres naves, separadas por columnas jónicas. Debajo del presbiterio está la capilla de la Aparición. En el Interior hay un gran número de ex votos, y hay conservada una estatua que representa la Virgen María por el escultor Battista Orsolini de Carrara, ejecutada en 1624.

El Santuario de Nuestra Señora de los Ángeles en Arcola, es una de las manifestaciones típicas de la gran revitalización de la devoción mariana se produjo en Liguria oriental, durante la Contrarreforma y uno de los pocos monumentos de la Lunigiana expresada en lenguaje religioso auténtico y el arte del barroco. Contiene valiosas pinturas del siglo XVIII, incluida la Virgen del Rosario del pintor Andrea Podenzana (1688). La suntuosa decoración en mármol y estuco policromado de la iglesia, tiene impronta del siglo XVIII.

(fuente: foros-virgen-maria.blogspot.com.ar)

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