El obispo Gil Esteve puso gran empeño en fomentar la devoción a la Virgen, reconstruyo la iglesia Catedral, que estaba destruida, y en poco tiempo logro conseguir con ayuda de los fieles recursos para adquirir en Barcelona la Sagrada imagen de la Virgen, le levantó un altar y estableció su culto el día 2 de enero, que quedó designado como su fiesta anual.
La imagen fue realizada en Barcelona, en ella la Virgen esta sentada y tiene al Niño dormido angelicalmente sobre su falda, las manos de María se unen en posición de oración, mientras sostiene la manito izquierda de Jesús, estuvo expuesta al culto en la catedral, hasta 1920 cuando fue sustituida por otra talla, que es la imagen de Nuestra Señora de la Divina Providencia más conocida por el pueblo puertorriqueño.
La imagen original venerada por los Siervos de María y otras órdenes religiosas italianas, es un óleo en el que aparece la Virgen con el Niño Jesús dormido plácidamente en sus brazos.
La isla de Puerto Rico (llamada por los indígenas "Borinquén"), fue descubierta el 19 de noviembre de 1493, cuando Colón desembarco en ella durante su segundo viaje. Por tal motivo dicha fecha fue elegida para su solemnidad en 1969, cuando S. S. Pablo VI declaró a Nuestra Señora Madre de la Divina Providencia, como patrona principal de la isla de Puerto Rico, en el decreto del Papa se indicaba que la fecha de la Virgen debía trasladarse del dos de enero (aniversario de la llegada de la imagen a la isla), al 19 de noviembre, uniendo de esa forma la veneración a la Santísima patrona, con el descubrimiento de la isla.
Himno a Nuestra Señora de la Divina Providencia
Virgen Santa de la Providencia
Madre de Clemencia,
Honor del Caribe.
Protectora, Borinquen te aclama.
Patrona te llama y a tu amparo vive.
Los Boricuas, tus hijos amados,
llegan confiados a buscar los bienes,
que les brinda con todo el cariño,
por tu mano, el niño,
que en tus brazos tienes.
Ese niño que reposa en calma,
despierto en el alma
en Borinquen sueña.
Y se alegra de que hayas querido
por trono escogido, tierra Borinqueña.
Puerto Rico, te tiende su brazo,
solo en tu regazo, descansar añora,
y te pide, que sigas constante,
siendo en cada instante
su fiel protectora.
Oración
La colaboración de María en la obra de salvación no quedó reducida a su paso por el mundo, sino que se prolonga en los cielos. Sigue intercediendo por nosotros ante Jesús, por eso la Iglesia se agrupa en torno a María y con ella ora al Señor. Pedimos a la Madre de la Divina Providencia, que ponga ante los pies del Padre todas nuestras necesidades.
Virgen María Inmaculada, Madre de la Divina Providencia,
protege mi alma con la plenitud de tu gracia;
gobierna mi vida y dirígela por el camino de la virtud
al cumplimiento de la voluntad divina.
Alcánzame el perdón de mis culpas.
Sé mi refugio, mi protección, mi defensa y mi guía
en la peregrinación por este mundo.
Consuélame en mis aflicciones, rígeme en los peligros,
y en la tempestades de mi adversidad,
ofréceme tu segura tutela.
Alcánzame, ¡Oh Maria!,
la renovación interior de mi corazón
para que se convierta en morada santa de tu divino Jesús.
Aleja de mi que soy débil, toda suerte de pecado, de descuido,
de pereza, de debilidad y de respeto humano.
¡Oh, dulcísima Madre de la Divina Providencia!
Dirige hacia mí tu mirada maternal
y si por fragilidad o por malicia
he provocado las amenazas del eterno juez,
y he amargado el corazón sacratísimo de mi amado Jesús,
cúbreme con el manto de tu protección y seré salvo.
Tú eres madre misericordiosa;
tú, la virgen del perdón; tú, mi esperanza en la tierra.
Haz que pueda yo tenerte por madre en la gloria del cielo
Amén.
(fuentes: www.ewtn.com; www.santuariodelaprovidencia.org)
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