Buscar este blog

lunes, 30 de junio de 2014

30 junio: Nuestra Señora de Calais

Francia, año 1347

Durante todo un año la ciudad de Calais en Francia fue sitiada por las tropas inglesas y había perdido muchos soldados durante el asedio.

El hambre, finalmente obligó a los franceses a considerar el abandono, pero el Rey Inglés Eduardo III, no aceptaría su rendición a menos seis ciudadanos de Calais vinieron ante su presencia con la cabeza descubierta, los pies descalzos, vestidos con camisas rugosas, y cada uno con un cabestro sobre su cuello. Él exigió las llaves de Calais y que estos hombres aceptaran sin reparo alguno, caso contrario el resto de los ciudadanos recibiría ningún tipo de misericordia.

Toda la población rezó a la Virgen de Calais, cuya imagen había sido dañada durante la guerra. Los que podían hacerlo se arrodillaron en su santuario. Esta capilla había sido construida por los ingleses.

Nadie quería dar su vida sometidos a los invasores. Así, un hombre noble se adelantó y ofreció su cabeza como un rescate para el monarca inglés y otras cinco personas se ofrecieron como voluntarios, todos vestidos como el rey había exigido. Cuando ellos se presentaron delante del rey furioso airadamente les recordó las pérdidas sufridas a través de su terquedad; luego ordenó a sus hombres que decapitaran a los seis ciudadanos.

Guerreros más valientes y nobles del rey le suplicaron que por las vidas de esos hombres, pero fue en vano. Entonces fue la reina Philippa quien, arrodillándose delante de él y con lágrimas corriendo por sus mejillas, se declaró: "Mi esposo y señor, he cruzado el mar a través de muchos peligros para estar con usted. Permítanme ahora orar a tener compasión de estos seis presos".

Después de unos minutos de pensamiento profundo el rey declaró: "Señora, me gustaría que hubiera sido en otro lugar el día de hoy. No puedo negar el favor usted me solicita. Tome estos hombres y disponer de ellos como quiera".

La reina de gracia le dio a los seis rehenes mejor ropa, cada una cierta cantidad de dinero, y tenía los llevaron con seguridad de vuelta a través de las líneas y puestos en libertad para regresar a casa.

El rey, humillado en la misericordia de su reina, perdonó a la ciudad. La Reina Philippa era una figura de la Virgen, intercediendo por aquellos hombres y la obtención de la misericordia para ellos al igual que la Santísima Virgen María, Puerta del Cielo, va a hacer por nosotros si le hacemos nuestro abogado ante Dios. A partir de entonces la Virgen de Calais fue cada vez más reconocida como Madre misericordiosa de Calais.

Una magnífica capilla esta en el santuario de Nuestra Señora de Calais en el año 1631 por James de Bolloye, cura de Calais.

traducido por mallinista 
(fuente: www.roman-catholic-saints.com)

domingo, 29 de junio de 2014

29 de junio: Nuestra Señora de Linares

El soberano llegó a Córdoba y examinó el arrabal que ya habían fortificado los cristianos, pero era necesario cercar el resto, para lo cual el rey fue por la margen izquierda del río, tomando la fortaleza de la Calahorra e impidiendo con ello que se recibieran en la ciudad alimentos y ayuda militar.

El emir árabe Aben Hud, que andaba por Ecija, intentó socorrer a sus vasallos, pero viendo que la situación era muy difícil, abandonó la población con intenciones de volver con un ejército más poderoso y reconquistarla, huyendo hasta Almería, donde fue asesinado por el emir de aquella población, al-Rumami, después de recriminarle su cobardía y el abandono de la ciudad y de los suyos.

Cuando los cordobeses conocieron que su rey los había dejado solos, con la ciudad cercada y sin medios de obtener alimentos ni armas, no tuvieron otro remedio que capitular. Pero don Fernando no lo consintió; les pidió que se marcharan sin condiciones y les dio permiso para salir en libertad, llevándose sólo lo que pudieran transportar sobre sus espaldas. Las condiciones fueron aceptadas, y el día 29 de junio de 1236, festividad de San Pedro y San Pablo, salieron de la ciudad, al mismo tiempo que un heraldo del rey castellano-leonés, por mandato real, subió al alminar de la gran mezquita y colocó sobre él el estandarte real y la cruz de Cristo.

El día 6 de julio Fernando III y su ejército entraron en Córdoba, dirigiéndose a la Mezquita, donde el obispo de Osma, don Juan, hizo la consagración del templo musulmán como catedral cristiana bajo la advocación de la Asunción de la Virgen y dándole el nombre de Santa María la Mayor.


La atalaya de la sierra

Esto es lo que nos cuentan las crónicas de la Reconquista de Córdoba. Pero a ello debemos añadir que en estas narraciones no se omite que Fernando III instaló su Real Sitio sobre una colina en la que había una atalaya que los árabes usaban para avisarse, de unas a otras, haciendo señales con humo blanco o negro, según los casos, y en la que el Santo Rey mandó colocar la imagen de una Virgen a la que el monarca profesaba una gran devoción y a la que todo su ejército llamaba la Virgen Conquistadora y Capitana.

El lugar elegido para capilla de esta imagen de Nuestra Señora fué delante de dicha atalaya, en un hueco que había en el muro, dejando detrás el testero superior de la torre, que formaba un arco, en dónde se puso a la Madre del Salvador, implorándole la intercesión ante su Divino Hijo para obtener la victoria en los combates que precedieran a la reconquista de la ciudad; también ordenó el Rey a los prelados y sacerdotes que acompañaban a las tropas que ofrecieran diariamente el santo sacrificio de la misa.


Primeros pasos de la Hermandad

En el año 1.278 el Obispo D. Pascual, da reglas a los cofrades del Hospital de S. Cristóbal y la Magdalena, más tarde de la Lámpara, con sede en la calle Amparo, para que fueran todos los años al Santuario en procesión solemne al templo de la Virgen de Linares; y es aquí donde podemos decir que comienzan los primeros pasos de la Hermandad.

En los siglos XIV y XV hay oscuridad sobre la hermandad. En 1.546 (concretamente el 20 de Agosto de 1.546, se concede "Licencia al Preboste y Cofrades de Linares para hacer fiestas a Nuestra Señora") y demostrándose que existe Hermandad por aparecer varios diputados canónigos nombrados por el Cabildo de la S.I. Catedral para visitar y gobernar anualmente el santuario. Se extinguió en 1.646; volviendo a aparecer en 1.659 y se le dan estatutos nuevos en 1.660. Permaneciendo durante los siglos XVII (centuria en que entra en gran decadencia pero se mantiene con apariciones y desapariciones en los datos del Cabildo) y XVIII con sus altas y bajas.

Queremos destacar el nombre de algunos personajes famosos que figuraron con cargos importantes en el santuario de Linares. Por ejemplo, el pintor y escultor Pablo de Céspedes, que fué elegido diputado de Linares en 1.602 y estuvo en este cargo hasta su fallecimiento acaecido en 1.608. También fué elegido con el mismo cargo de diputado el lectoral Luis de Belluga, nombrado en 1.698 y que más tarde llegaría a vestir la púrpura cardenalicia. Por último citaremos a ilustre arcediano de Pedroche, fundador del Monte de Piedad, José Medina y Corella, que fué elegido en el mes de septiembre de 1.766.

La creación de la actual Hermandad se remonta al 9 de Enero de 1.861, fecha en que se reforman los estatutos firmándolos el 26 de Abril el Obispo Alburquerque, siendo ésta Hermandad la que ha permanecido hasta nuestros días.

El día 15 de Mayo del año de 1.660 fueron ratificados por el Vicario General D. José Hurtado Roldan, y el 26 de Abril de 1.861 por el Obispo Alburquerque.

El objetivo principal de los estatutos de la hermandad era y son Mantener y promover la devoción a la Santísima Virgen María y a Su Divino Hijo Nuestro Redentor. Conservar las tradiciones religiosas, históricas y populares.

Dar culto en su muy Centenario Santuario a la tan antigua y venerada Imagen de la Purísima Concepción de Linares.


La imagen

La devoción del pueblo de Córdoba por la Virgen de Linares es sin duda una de las más antiguas de las conocidas en ciudades y pueblos reconquistados por los reyes cristianos, si bien no es la única imagen que un monarca castellano depositara en alguna ermita o capilla, a veces en altares improvisados y, en ocasiones, hasta desconociéndose el origen y nombre de las mismas.

Ejemplo de ello lo tenemos en la Virgen de Zocueca, patrona de Bailen (Jaén), de la que se ignora su procedencia y el origen de su nombre, y que, como la de Linares, tiene al Niño en su brazo derecho.

La Virgen de la Coronada, patrona de Alcalá la Real (Jaén), que fue depositada por el monarca Alfonso XI el Justiciero en una ermita levantada para ella frente al castillo de Aben Zaide, antes de la conquista de la población. O Nuestra Señora de los Reyes, patrona de Sevilla, ofrecida por San Fernando a aquella ciudad después de conquistada, y otras muchas a lo largo de la geografía andaluza.

La Virgen de Linares, conocida ya desde tiempos pretéritos como Conquistadora y Capitana, y a veces como "invencible generala", está muy ligada al pueblo de Córdoba desde que Fernando III la depositara en aquella atalaya agarena del bello paraje escogido por el rey castellano-leonés para su Real Sitio, y a través de los siglos, para Ella se organizaron solemnes actos de extraordinaria emotividad, que fueron para la ciudad y los cordobeses ayuda, aliento y amparo.

Existe la creencia de que el nombre por el cual se conocía a esta imagen, Nuestra Señora de Linares, era, tal vez, por haber sido recogida por el rey en algún pueblo de este nombre, o bien, por llevar el apellido Linares el sacerdote o capellán a quien se encargó de su custodia, nombre que ya se utilizó hasta nuestros días. Pero en una cita del tomo tercero de la Palestra Sagrada de Sánchez de Feria, se dice que "quando el glorioso Conquistador de Córdoba, el ínclito San Fernando, vino con su Exercito a la toma de Córdoba, hizo alto en este sitio, donde había y hoy permanece, una fuerte Atalaya. Aquí, en un altar portátil, dixo Misa un sacerdote natural de Linares de Baeza, que en su compañía traía esta imagen que colocó en el altar, siendo el culto preparativo a una gloriosa, como ardua conquista".

Estudios más recientes, llevados apuntan que "Linares" tal vez sea una castellanización del nombre árabe de estas atalayas llamadas tali'a as'ala al-narum, cuyo significado en castellano es "atalaya donde se enciende el fuego", o bien, simplemente al-narum, "donde se hace fuego", del cual derivaría Linares, como sucedió con otros muchos nombres árabes al castellanizarse, tales como al-Marlya, Almería; al-Yussana, Baena; as-Suja\ra, Zuheros, y un largo etcétera.

La imagen de la Virgen de Linares es una talla en madera que lleva un niño en su brazo derecho. Su actitud es majestuosa y su fisonomía acusa una gran expresión mística, tanto en la Virgen como en el bellísimo Niño que descansa sobre el seno de la madre. Su mirada es tierna y la sonrisa, de una dulzura extraordinaria.

El padre Juan Bautista Moga, de la Compañía de Jesús, en una visita que efectuó al santuario en 1881, al contemplar la imagen de Nuestra Señora tuvo la curiosidad de levantar la falda con la que entonces se cubría, observando la media luna que ésta tenía a sus pies, quedando así convencido de que la Virgen de Linares estaba representada en el misterio de su Concepción inmaculada.

Al dar cuenta de este hecho, dice Redel: "El docto jesuíta padre Moga, tan entusiasta y devoto de este misterio, apresuróse a dar cuenta de su descubrimiento al gobernador eclesiástico don Camilo de Palau, en vista de que se hallaba ausente el obispo, que era a la sazón el insigne filósofo fray Ceferino González. El señor Palau, muy competente en arqueología, cuya asignatura explicaba en el Seminario, dispuso, accediendo a los deseos del padre Moga, que, bajo su presidencia, reconociera la efigie una comisión facultativa, compuesta del mismo ilustrado jesuíta y del elocuente magistral don Manuel González Francés, entre otros capitulares y sacerdotes; del sabio individuo de la Comisión de Monumentos don Francisco de Borja Pavón; del notable arqueólogo y pintor don Rafael Romero Barros; del delicado poeta perteneciente al cuerpo de archiveros, bibliotecarios y anticuarios, don Julio Eguilaz Bengoechea; del aparejador de obras de la Catedral don Rafael Aguilar; del carpintero don José Casvas Heredia, y, del acreditado fotógrafo don José de Hoces..."

En otro párrafo, transcribe Redel los cinco primeros puntos del acta que se levantó después del reconocimiento efectuado por los maestros carpinteros llevados al santuario con esta finalidad :

"Primero: que la altura de la imagen es de 94 centímetros y la peana de 8 y 1/2, con un diámetro de 25.

"Segundo: que imagen y peana forman una pieza, de buena madera de peral, excepto las dos extremidades salientes por los dos lados de la media luna que está a los pies, las cuales son de pino de Segura muy bueno y puesto al hilo para su mayor robustez y consistencia". Acerca de este pormenor añadieron los peritos que de esta misma madera de pino de Segura "son dos remiendos de la peana" y que "ambos remiendos y el de la media luna, según su labrado, color y dureza, son posteriores a la escultura".

"Tercero: que la imagen está hueca por dentro.

"Cuarto: que aunque labrada la media luna de una madera distinta de la restante de la estatua, no es un simple apegamiento de época posterior, sino que forma con ella un todo, pues de otra suerte no pudiera explicarse la disposición y caída de los pliegues que contornean en parte dicho emblema.

"Y quinto: que la madera de la imagen presenta señales de muy remota antigüedad".

Por otra parte, de las manifestaciones que hicieron los componentes de la comisión técnica, después de un prolongado reconocimiento, sólo vamos a dar un resumen, que el propio Redel señala de la siguiente manera:

"El Reverendo Padre Moga hizo resumen concreto de todos los pareceres, sustentando las tres conclusiones que a continuación se expresan. Primera: que aquella misma imagen era, por lo menos, del siglo XIII, igual que los emblemas que le son anexos, fundado en el reconocimiento, en la tradición oral y en la escrita. Segunda: que los atributos representan, sin género de duda, el misterio de la Concepción de María. Y tercera: que de esta demostración se deduce que esta escultura es la Concepción más antigua de las conocidas y auténticas, existentes en todo el mundo católico, por ser anterior (dos siglos y medio) a las más antiguas, que no pasan de mediados del siglo XV".


Restauraciones de la Imagen

Aunque el número de veces que se retocó la imagen de Nuestra Señora de Linares es difícil de precisar, sí se puede decir que éstas no fueron de lo más acertado. Se conoce la que tuvo lugar el año 1885, aprovechando una de las veces que la imagen fue trasladada a Córdoba para que librase al pueblo de una gran epidemia de cólera.

Se sabían los desperfectos que tenía y era necesaria una restauración inmediata, por lo que la hermandad decidió aceptar el ofrecimiento del director de la Escuela de Bellas Artes Rafael Romero Barros, para dirigir dicha restauración, que fue comenzada el 30 de septiembre de dicho año, previa autorización del Cabildo catedralicio. El señor Romero junto con el artífice Rafael Díaz, tras un detenido estudio decidieron hacer una restauración completa de la imagen, que fue concluida el 20 de noviembre del citado año.

En otras ocasiones se retocó la imagen de Nuestra Señora de Linares, pero sin duda, la más importante de estas restauraciones, ha sido la última efectuada, se llevó a cabo en 1994 con el consentimiento del Cabildo catedralicio, que es su patrono, encargándose de dicha restauración el imaginero cordobés Miguel Arjona Navarro.

Después de un estudio en profundidad de la imagen, tanto exterior como interior, y vistas las malas condiciones en que se encontraba la misma, se procedió a resanar todo el conjunto, descubriéndose que en otros tiempos la imagen había tenido unos rayos salientes a ambos costados, siete en cada lado, que le han sido repuestos y que luce en la actualidad.

Una vez restaurada, y antes de cerrar su entorno, le fue colocado en su interior un pergamino, en el que se da cuenta de dicha restauración. La memoria que publica anualmente el boletín de la hermandad, correspondiente a 1994, dice a este respecto: "La Virgen ha estado en el taller de don Miguel Arjona un total de 118 días, trasladándose a la S.I.C. el día 29 de abril y estando nueve días en el altar mayor, para regresar a hombros del pueblo de Córdoba a su altar del Santuario".

Es posible que el primer traslado a Córdoba de la imagen de Nuestra Señora de Linares fuera en el año 1808, cuando la invasión francesa, cuyas tropas, al mando del general Dupont, se disponían a entrar en la ciudad. El comandante general de la vanguardia del Ejército de observación de Sierra Morena, Pedro Agustín de Echavarri, a la vista de que disponía de pocos hombres e inexpertos en la lucha, dirigió una proclama a todos los pueblos de su provincia previniéndoles que "con orden, quietud y sosiego se preparasen a tomar las armas, pertrechos y municiones y que impetrasen de los buenos patricios caudales, caballos y demás efectos necesarios, para ponerlo todo a las órdenes del indicado comandante general".

El general Echavarri, que era un heroico militar y profesaba una gran devoción a la Virgen de Linares, dispuso que ésta se trajese a la ciudad para que fuera amparo de la misma. "En la tarde del sábado 4 de junio de 1808 -dice Redel- salió para su santuario el rosario de Nuestra Señora del Socorro con multitud de sacerdotes e inmensidad de pueblo, y en la mañana del día 6, domingo de Pascua de Pentecostés, entró por la Puerta de Plasencia precedida de la imagen de San Fernando y acompañada de todos los habitantes de la provincia, que convertidos en soldados, la vitoreaban y proclamaban por su invencible generala".

La crónica añade que "ambas efigies, la de la Virgen y la de San Fernando, fueron saludadas al entrar en Córdoba con un repique general de campanas; penetraron a su paso en los templos de Santa María de Gracia y Santa Marta; en la puerta del convento de San Pablo fueron esperadas por la comunidad de dominicos, y en la de San Francisco, por la de los franciscanos. Siguió la procesión por la Cruz del Rastro hasta la parroquia de San Pedro, en cuya iglesia quedaron depositadas las imágenes, a las que se ofrecieron misas y otros actos religiosos, incluidos sermones de doctos representantes de la Iglesia".

Más a pesar de todo, las tropas del general Dupont llegaron hasta Alcolea el día 7 de junio, haciendo un gran número de bajas al ejército cristiano y avanzando hasta Córdoba, cuya Puerta Nueva encontraron cerrada; el general francés ordenó que la derribaran a cañonazos, y entró en la ciudad, donde, a su paso por la calles, hicieron los soldados destrozos incalculables.

Se cuenta que cuando las tropas galas llegaron hasta la parroquia de San Pedro, que estaba cerrada, creyeron que el templo era un cuartel o palacio en el que se hospedaba el general Echavarri, por lo que se ordenó volar el edificio. La crónica dice que se produjo un hecho milagroso, pues varias veces que se encendieron las mechas del cañón, éstas se apagaron sin que pudiera cumplir su objetivo, dando con ello tiempo a que supieran que aquel edificio era una iglesia y se desistiera de disparar contra ella.

El hecho de encontrarse la imagen en el templo fue el motivo para que el pueblo creyera firmemente en la protección de Nuestra Señora a la ciudad, ya que ésta no fue de las que más sufrieron el azote de la invasión francesa, a pesar de que los cordobeses tuvieron que soportar tres días de saqueo durante los cuales se profanaron muchos templos y se cometieron grandes desmanes. El día 16 de junio el general francés debió salir precipitadamente de Córdoba con sus tropas, y los cordobeses, libres del yugo de los franceses, acudieron a la parroquia de San Pedro a dar gracias a Nuestra Señora de Linares, por haber librado a Córdoba de males mayores, como los ocurridos en otras ciudades y pueblos españoles. Después de cuatro meses de permanencia en la ciudad, el 16 de octubre del citado año de 1808 la imagen volvió a su santuario, acompañada de la de San Fernando.

Cuatro años más tarde, en 1812, la Virgen de Linares volvió a ser trasladada a Córdoba para que ante ella y en la Santa Iglesia Catedral se procediese al juramento de la Constitución. Refiere la crónica que consultamos sobre el particular que "la imagen de la Virgen salió del santuario en la mañana del día 15 de septiembre de dicho año, depositándola en el molino del arroyo de Pedroche, convenientemente arreglado al efecto, donde estuvo hasta las cinco de la tarde, que atravesando el arroyo, fue llevada hasta la casa de la Pólvora, donde se agregó el clero y las cruces parroquiales, siguiendo hasta la Cruz de Roelas, donde fue recibida por el general Echavarri, que la esperaba con una compañía de lanceros y música militar, siguiendo la comitiva hasta la Puerta Nueva, donde se le incorporó la imagen de nuestro Custodio San Rafael, con su hermandad, siguiendo hasta la Catedral en la que entró, luego de ser recibida por el obispo y capitulares, verificándose en la mañana del día 16 la fiesta de la Jura de la Constitución. La Virgen de Linares regresó a su santuario el día 25 de septiembre del citado año de 1812".

En otras varias ocasiones la imagen de Nuestra Señora de Linares fue bajada a la ciudad con motivo de epidemias que asolaban no sólo a Córdoba, sino a Andalucía y España, cuyo relato sería prolijo.


El entorno del santuario

A unos ocho kilómetros de Córdoba siguiendo la carretera de Almadén, por una desviación de la llamada Carrera del Caballo y en un paraje de extraordinaria belleza, se encuentra situado sobre una pequeña colina el santuario de Nuestra Señora de Linares, rodeando a la antigua atalaya agarena en la que mandara colocar el rey Fernando III la imagen de la Virgen Capitana y Conquistadora de la ciudad.

De telón de fondo tiene los ya altos cerros de las primeras estribaciones de Sierra Morena, y rodeando a la ermita, otros cerros más bajos, de los que destaca el llamado Cerro de San Fernando o de Jesús, sobre el que la tradición cuenta que en su cúspide ordenó poner su bandera el Santo Rey, y en el que cada año, con motivo de las fiestas de la romería, se continúa colocando la enseña nacional.

A los pies de la colina corre un sinuoso arroyo, rumoroso en alguno de sus tramos por los roquedales que tiene en su curso, y tranquilo en las balsas que se forman en su recorrido. A ambas márgenes se alza una frondosa alameda, en la que anidan multitud de ruiseñores que lanzan sus sonoros trinos a los cuatro vientos, teniendo al pie de los álamos y a lo largo de todo el curso del arroyo centenares de rosales y flores silvestres, enredaderas y espinos. El resto del paisaje lo forman olivos, pinos y monte bajo en el que crecen jaras y lentiscos, que hacen del entorno del santuario un paraje verdaderamente delicioso y encantador.

A poca distancia de la ermita, con unas panorámicas bellísimas, sobre todo el entorno de la misma, se halla el Puerto de la Salve, lugar desde el cual, al avistar el santuario, los romeros rezan su primera Salve a Nuestra Señora, si bien la tradición cuenta que el nombre lo recibe el lugar "porque allí se detuvieron las tropas de Fernando III, cuando se disponían a venir a la ciudad y que alentadas por el monarca entonaron una Salve a la Virgen de Linares antes de perder de vista la atalaya, tradición que se ha seguido a través de los siglos". Lindando con el santuario está el Camino de la Vegueta, que parte del puente que cruza sobre el arroyo, y las fincas conocidas por San Fernando y Lofuentes o "lo de Fuentes".


Descripición del Santuario

El Santuario es un complejo arquitectónico, basado en un núcleo preexistente, una atalaya o torre vigía, a la que se le fueron adosando hasta constituir una unidad constructiva, con posterioridad, una serie de construcciones: el templo, la hospedería y la vivienda del santero. Todos estos elementos están ensamblados, conformando un único edificio.

La torre, perteneciente a la arquitectura militar islámica del siglo IX, fue, según la tradición, el lugar que eligió el rey Fernando III para que sirviese de primer templo a la Virgen. Es de planta cuadrada, fábrica de mampostería con sillares en las esquinas y dos plantas. La planta baja, incluida dentro del ámbito de la iglesia, constituye el antiguo presbiterio y está cubierta con bóveda de cañón. El templo es de cruz latina con un añadido posterior para formar un ábside. Se compone de atrio con coro alto, una nave, capillas laterales, presbiterio y ábside.

El atrio, de planta rectangular, presenta una puerta exterior con arco de medio punto, recercada por alfiz y cancel de forja. Se cubre con techo plano y en los muros se conservan algunos exvotos. La portada Interior de acceso a la nave es de piedra caliza, con un arco apuntado cuya clave lleva tallado el emblema de Linares, se apoya en unas jambas de piedra que terminan en una imposta de la que arrancan tanto el arco como el alfiz. Todos estos elementos arquitectónicos tienen una moldura de perfilería gótica.

Junto a la portada, en planta alta, se desarrolla el coro, de planta rectangular, abierta a la nave de la iglesia con un arco deprimido rectilíneo y una barandilla de balaustres de madera.

La nave es de planta rectangular alargada y no muy regular, con dos brazos abiertos a la nave central por arcos apuntados y capillas laterales decoradas con retablos. Lo más sobresaliente de este espacio es la colección de pintura con obras de Antonio del Castillo o Juan de Alfaros y otras de Zambrano, Sarabia y anónimos cordobeses del siglo XVII.

A la derecha, existe una capilla de planta rectangular cubierta con bóveda de arista y tres altares, uno de ellos con la imagen de San Fernando, obra del artista cordobés Lorenzo Cano, de poco relieve artístico; en otro altar está la imagen de San José, atribuida al padre trapense Webber, y el tercero tiene una imagen de San Rafael, de artista desconocido, que algunos autores aseguran que fue la que estuvo en la primera iglesia del Juramento hasta que fue sustituida por la actual, del escultor cordobés Alonso Gómez de Sandoval.

A la izquierda, otra capilla de planta rectangular cubierta con bóveda de cañón con lunetos y con dos altares, uno de ellos con la imagen de Jesús Nazareno de bastante valor artístico, cuya procedencia se cree que sea del desaparecido convento de las Dueñas; durante muchos años tuvo una hermandad que en los días de Semana Santa rezaba, procesionando a la imagen, un vía crucis hasta el monte cercano, que desde entonces se conoce por Cerro de Jesús. El retablo tiene una inscripción en la que se dice que fue dorado y pintado a expensas de don Pedro de Heredia en el año 1801. En el siguiente testero se venera una imagen de vestir de Nuestra Señora de los Dolores, de autor desconocido, si bien la expresión de su rostro refleja con bastante acierto el significado de su advocación.

Finaliza la nave en un arco apuntado cuya rosca es de piedra arenisca y conecta con un tramo más estrecho, que corresponde al torreón. Era el antiguo presbiterio. Se cubre con bóveda de cañón. El ábside conecta con el tramo anterior, es de forma semicircular cubierta con una cúpula sencilla y en su paramento se abren cinco ventanas apuntadas. Este espacio está presidido por un templete neoclásico que cobija la talla de la Virgen de Linares. Es de planta circular con columnas corintias que sostienen una cúpula.

Desde el lado derecho del templo se accede a la sacristía, donde se encuentra el exvoto más antiguo, fechado el 1717. También anexa al muro derecho se ubica la casa del santero, con dos plantas. En la parte izquierda se encuentra parte de la antigua hospedería.

La fachada principal del santuario reproduce los esquemas de casas de campo de los siglos XVIII y XIX, con un marcado carácter popular. Presenta, en primer lugar, el muro de cerramiento de la antigua hospedería en la que se abran cuatro arcos de medio punto. La del templo es de dos plantas. En planta baja, hay dos puertas adinteladas con marco de listel y en el centro un vano de arco de medio punto y un rehundido de alfiz, la entrada Interior del templo. En planta alta existen tres balcones sencillos y cubierta con tejado de un agua. Tras él se eleva un parapeto curvilíneo del que sale la espadaña, de dos cuerpos, el bajo con dos arcos de medio punto entre pilastras y el segundo con un arco de campana que termina en una cornisa con copete central. Fue construida en 1862.

En resumen, el aspecto de esta construcción es el de un caserío rural andaluz más que un edificio religioso, pero, por su complejidad, no presenta la apariencia de ermita rural.

Este Santuario se convierte en el centro de una serie de actividades y ritos religiosos dedicados a la Virgen de Linares (romería, ofrenda de flores...), de amplio eco en la sociedad cordobesa. De aquí la importancia de sus valores etnológicos.


Restauraciones de la ermita

Solamente vamos a referirnos en este capítulo a las restauraciones más importantes llevadas a cabo en la ermita, algunas de las cuales ya se han reseñado anteriormente. Pero no podemos obviar la primera ampliación que se hizo en la misma en época del obispo Lope de Fitero, ni las que se hicieron, posteriormente, en 1519, "por estar arruinado el edificio".

Con obras de mayor o menor cuantía que hubieron de efectuarse, se llegó hasta el año 1862, fecha en que se construyó el campanario, al que ya nos hemos referido, de dos cuerpos. En la parte superior se colocó una pequeña campana que estuvo en principio colgada entre las almenas de la antigua atalaya y se le puso el nombre de Santa María de Linares. Esta campana fue sustituida por otra que se hizo en 1691, fecha que consta con su nombre en el bronce de la misma. De las otras dos campanas, una procede de una ermita de Aguilar de la Frontera; se hizo en el año 1702 y tiene los nombre de Jesús, María y José. Y por último, la tercera campana, que es la mayor, pesa 244 libras y fue bautizada en la iglesia del convento de Santa Victoria con los nombres de Acisclo, Victoria de San Rafael, quedando colocada en la espadaña el 28 de junio de 1863. Pero la obra más interesante de las llevadas a cabo en el santuario de Linares tal vez sea la de la construcción de un camarín para la Virgen. De la descripción de esta obra dice Redel que "el 28 de marzo de 1867 acordó definitivamente la Hermandad que se procediera a la obra derribando el retablo y altar mayor, así como cuanto fuere necesario, aunque respetando siempre la forma del castillo. Al efecto, el día 31 del mismo mes fue una comisión de socios al santuario, trasladó la santa imagen de la Virgen al altar de San Fernando y quitando el antiguo retablo, quedó patente, dice un testigo presencial, el primitivo nicho u hornacina toscamente excavada en el muro y lugar céntrico de la torre, formando un hueco exactamente igual al bulto de la Santísima Imagen, con un hierro a su cabeza : que manifiesta a la vez el lugar donde al ser traída fue colocada y permaneció los primeros tiempos, y la lámpara que, pendiente del hierro, perpetuamente la alumbraba".

El camarín fue construido a pesar de las dificultades sufridas, como carencia de medios económicos y, especialmente, un voraz incendio ocurrido el 27 de abril de 1882, que inutilizó varias dependencias del santuario, que fue necesario reedificar. El día 19 de febrero de 1905, a pesar de que la imagen de Nuestra Señora se hallaba en Córdoba, se procedió a la bendición del camarín, que presentaba cinco artísticos ventanales con vidrieras de colores que llenan de luz el altar, el presbiterio y parte de la iglesia, desapareciendo la penumbra que hasta entonces reinaba en la misma.


SALVE A NUESTRA SEÑORA DE LINARES

Dios te salve, Virgen Pura.
Reina del Cielo y la Tierra;
Madre de misecordia,
De gracia pureza inmensa,
Vida y dulzura, en quien vive
Toda la esperenza nuestra
A tí, Reina suspiramos,
Gimiendo y llorando penas,
En aqueste triste valle
De lágrimas y miserias
Ea, pues Dulce Señora,
Madre y abogada nuestra,
Esos tus hermosos ojos
A nosotros siempre vuelvas
Y a Jesús, fruto bendito
De tu vientre hermosa perla.
Después de aqueste destierro
En el Cielo nos le muestra.
¡ Oh clementísima Aurora !
¡Oh piadosísisma Reina !
¡ Oh dulce Virgen María
de Linares Madre Nuestra !
Pues eres Reina del Cielo,
Alcanzad de vuestro Hijo
La salud para este pueblo,
para que todos te alaben
el la tierra y en el Cielo.

(fuente: www.virgendelinares.com)

sábado, 28 de junio de 2014

28 de junio: Institución del Ángelus de Nuestra Señora, Europa (1456)

El Ángelus es una pequeña práctica de devoción en honor de la Encarnación repetida tres veces cada día: mañana , mediodía y al caer la tarde, al toque de Campana. Consiste esencialmente en la triple repetición del Ave María, a las cuales en subsiguientes tiempos, le fueron agregados, de forma intercalada, tres versos más, y uno de conclusión, y una pequeña oración. La oración es la que pertenece a la antífona de Nuestra. Señora “Alma Redemptoris”, y su recitación no es de estricta obligación para ganar indulgencia.

La devoción deriva su nombre de la primera palabra del primer verso: “El Angel del Señor anunció a María...” (. Angelus Domini nuntiavit Mariæ…). La indulgencia de 100 días por cada recitación -con indulgencia plenaria una vez al mes- fue concedida por Benedicto XIII, el 14 de septiembre de 1724, pero las condiciones prescritas habían sido levemente modificadas por León XIII, el 3 de abril de 1884.

Originalmente era necesario que el Ángelus se dijese de rodillas (excepto en domingos y tarde de los sábados, cuando las rúbricas prescribían postura de pie) , y que se recitara al toque de campanas; pero una más reciente legislación permite dispensar de éstas regulaciones por motivos justificados, con tal que la Oración sea dicha en las horas apropiadas – mañana, al mediodía y por la tarde. En éste caso, el Ángelus debe ser dicho como oficialmente ha sido impreso; pero aquellos que no conocen la oración de corazón, o no saben leer, pueden decir cinco avemarías en su lugar. Durante el tiempo pascual, la antífona “Salve Reina del cielo...” con sus versos y oración, sustituye al Ángelus. Las indulgencias del Ángelus son algunas de las que no se suspenden durante el año del Jubileo.


HISTORIA

La historia del Ángelus no es fácil de rastrear con seguridad, así como distinguir lo que tiene certeza de lo que es meramente conjetural.

En primer lugar, es cierto que el Ángelus en la mañana y al mediodía son de más tardía introducción que el de la tarde.

Segundo, es cierto que el Ángelus del mediodía, el más reciente de los tres, no fue meramente una imitación o desarrollo de aquellos de la tarde o la mañana.

Tercero no cabe duda de que la práctica de decir tres avemarías cerca de la caída del sol, se había generalizado a través de toda Europa durante la primera mitad del s. XIV, y que fue recomendada e indulgenciada por el papa Juan XXII en 1318 y 1327.

Estos hechos son admitidos por todos los investigadores en la materia; pero cuando profundizamos nuestra investigación, fuimos confrontados por ciertas dificultades. No parece necesario exponerlas; nos contentamos con establecer la semejanza con las conclusiones a las cuales T. Esser O.P. y el presente escritor han llegado, en dos series de artículos publicados de forma independiente el uno del otro.


EL ÁNGELUS DE LA TARDE

Aunque de acuerdo con el punto de vista del Padre Esser, de que no tenemos ejemplos de tres Avemarías recitados al toque de campanas antes del decreto del Sínodo Provincial de Gran en 1307, existen muy buenos hechos que sugieren que dicha práctica era común durante el s. XIII.

Así, hay una vaga y no muy bien confirmada tradición que adscribe al para Gregorio IX, en 1239, ordenando que una campana fuera añadida a la salutación y oraciones a Nuestra Señora. Y aún, hay una concesión del Obispo Félix de Brixen, a la Iglesia de Freins en el Tirol, también de 1239, que concede una indulgencia al recitar “Tres Avemarías al toque de campana de la Tarde”.

Ciertamente, lo anterior tiene sospecha de Interpolación, pero dicha objeción no puede ser aplicada a un decreto del Capítulo general Franciscano en tiempos e San Buenaventura (1239 o 1269), orando para que el pueblo se animase a decir Avemarías al toque de campana de completas. Más aún, éstas indicaciones están fuertemente confirmadas por inscripciones que aún se pueden leer en unas pocas campanas del s. XIII.

No tenemos testimonios más antiguos que éstos; pero, por otra parte, leemos en “Regularis Concordia”, una regla monástica redactada por Aethelwold de Winchester, ca. 975, que ciertos rezos, llamados las Tres Oraciones, precedidas por Salmos, eran dichos después del toque de completas, tanto como antes de Maitines y nuevamente antes de Prima; y aunque no hace mención de campanadas tras completas, hay una mención expresa de toques de campana para tres oraciones a diferentes horas. Esta práctica , parece, es confirmada por ejemplos alemanes (Mart ne, De Antiq. Eccles. Ritibus, IV, 39), y según pasaba el tiempo, fue más y más definitivamente asociado a tres tañidos de campana separados, más especialmente en Bec, San Denis y en las costumbres del Canon regular de San Agustín, (e.g. en el Priorato de Barnwell y otros lugares).

No tenemos en éstos ejemplos antiguos, menciones del Ave María, que en Inglaterra llegó a ser familiar como antífona del Oficio Parvo de Ntra. Señora, cerca del principio del s.XI (The Month. Noviembre, 1901), pero sería la cosa más natural del mundo, que una vez el Ave María llegó a ser una oración diaria, tomó para los laicos el lugar de las tres oraciones más elaboradas recitadas por los monjes; como en el caso del Rosario, en que ciento cincuenta salmos del Salterio fueron sustituidos por ciento cincuenta Ave Marías.

Más aún, en el decreto franciscano del tiempo de San Buenaventura referido anteriormente, es precisamente donde encontramos que los laicos en general fueron animados a rezar Ave Marías al toque de campana en completas durante, o más probablemente después, del oficio de los frailes. Una especial justificación para éstos saludos a Nuestra Señora, fue la creencia en que justo a ésta hora, era saludada por el Ángel.

Nuevamente, es de notar que algunos costumbrarios monásticos, hablando de las tres oraciones, expresamente prescriben observancia de rúbricas sobre arrodillarse o ponerse de pie de acuerdo con la estación, según la recitación del ángelus de ése día. De ello, podemos concluir que el Ángelus se trata de una imitación de las oraciones nocturnas de los monjes, y que nada tuvo que ver con las campanadas del toque de queda, como señal de la extinción de luces y fuego. Sin embargo, éste toque aparece primeramente en Normandía en 1061 y se le describe como una campana que sugiere al pueblo a decir sus oraciones y a cesar sus actividades.

En cualquier caso, parece que éste toque de queda se originó en previas campanadas de oraciones, y no viceversa. Si éste toque de queda y las campanadas del Ángelus coincidieron más tarde, fue puramente accidental.


EL ÁNGELUS MATUTINO

La última sugerencia sobre las tres oraciones también ofrece alguna explicación del hecho de que poco tiempo después de que el rezo de las tres Ave Marías vespertinas se hizo familiar, se estableció la costumbre de tocar la campana en la mañana y proceder al rezo de las oraciones.

La más antigua referencia se halla en las crónicas de la ciudad de tejas de Parma, en 1318, siendo la campana municipal la que tañía en éste caso. El obispo exhortaba a quienes escuchaban éste tañido, a decir tres Padrenuestros y tres Ave marías por la conservación de la paz, por lo que fue llamada la “campana de la paz” La misma designación fue aplicada a las campanadas de la tarde en todo sitio. A pesar de algunas dificultades, parece suficientemente probable que ésta campana matutina era una imitación también del triple llamado monástico a las oraciones del mismo momento del día; por ello, como se notó antes, se tocaba al oficio matutino de Prima tanto como en Completas.

El Ave María matutino pronto se volvió familiar en las naciones de Europa, sin exceptuar Inglaterra, y fue casi tan observado como el Ángelus vespertino. Pero, mientras en Inglaterra, el Ave María verspertino fue hecho obligatorio por el obispo John Stratford de Winchester tan temprano como 1324, ningún conocimiento formal se tiene antes de la instrucción del Arzobispo Arundel en 1399.


EL ÁNGELUS DEL MEDIODIA

Ello sugiere un mucho más complicado problema que no puede ser adecuadamente discutido acá. El hecho claro que parece resultar distinto de los estatutos de varios sínodos alemanes en los siglos XIV y XV, tanto como de devocionarios de más tarde, es que el toque de campana del medio día, a menudo calificado como de la Paz y formalmente recomendado por Luis IX de Francia en 1475 por tal razón, fue estrechamente asociado con la veneración de la Pasión de Cristo.

Primero pareció que éste tañido –como en Praga en 1386 o en Mainz en 1423 -, solamente se llevaba a cabo en viernes, pero la costumbre gradualmente se extendió a los otros días de la semana. En el English Horæ y en el German Hortulus Animæ de inicios del siglo XVI, prefieren proveer largas oraciones conmemorando la Pasión para ser rezadas al toque del medio día, en adición a las ordinarias Ave Marías.

Más tarde (ca. En 1575), en diversos libro de devoción (como el Thesaurus de Coster), donde ya aparecen los versos del Ángelus tal como los conocemos ahora –aunque sin la oración final-, una forma alternativa conmemorando la muerte del Señor en la cruz es sugerida para la campanada del mediodía. Estas instrucciones, que pueden ser halladas traducidas en un manuscrito inglés de 1576 (MSS. Hurlelan 2327) sugieren que la Resurrección debía ser honrada en la mañana, la Pasión al mediodía y la Encarnación en la tarde, pues son los momentos del día en que dichos grandes Misterios ocurrieron.

En algunos libros de oración de ésta época, se sugiere para cada una de las tres oraciones del día, diferentes devociones -como el Regian Coeli para la mañana (Esser 784)- oraciones de Pasión para el mediodía y los actuales versos para la caída del sol. A alguna de ésas prácticas indudablemente se debe el cambio del Regina Coeli por el Ángelus durante el tiempo pascual. Esta sustitución fue recomendada por Angelo Rocca y Quarti a principios del siglo XVII. Nuestro presentes tres versos parecen haber hecho primeramente su aparición en un catecismo italiano impreso en Venecia en 1560 (Esser 789 ); pero la forma completa, universalmente adoptada no puede ser rastreada antes de 1612.

Nótese que en algún momento antes de esto, la práctica en Italia de rezar “De profundis” por las benditas Animas inmediatamente tras el Ángelus vespertino, empezaba a manifestarse. Otra costumbre, también de origen italiano, es aquella de añadir tres Glorias al Ángelus, en acción de gracias a la Bendita Trinidad por los privilegios concedidos a Nuestra Señora.

HERBERT THURSTON Transcribed by Carl Horst Traducido por Carlos Posadas Ruíz. 
(fuente: ec.aciprensa.com)

viernes, 27 de junio de 2014

27 de junio: Nuestra Señora del Perpetuo Socorro


Icono oriental antiguo de origen desconocido.
Patrona de los Padres Redentoristas y de Haití.

El icono original está en el altar mayor de la Iglesia de San Alfonso, muy cerca de la Basílica de Santa María la Mayor en Roma.

El icono de la Virgen, pintado sobre madera, de 21 por 17 pulgadas, muestra a la Madre con el Niño Jesús. El Niño observa a dos ángeles que le muestran los instrumentos de su futura pasión. Se agarra fuerte con las dos manos de su Madre Santísima quien lo sostiene en sus brazos. El cuadro nos recuerda la maternidad divina de la Virgen y su cuidado por Jesús desde su concepción hasta su muerte. Hoy la Virgen cuida de todos sus hijos que a ella acuden con plena confianza.


Historia

En el siglo XV un comerciante acaudalado de la isla de Creta (en el Mar Mediterráneo) tenía la bella pintura de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Era un hombre muy piadoso y devoto de la Virgen María. Cómo habrá llegado a sus manos dicha pintura, no se sabe. ¿Se le habría confiado por razones de seguridad, para protegerla de los sarracenos? Lo cierto es que el mercader estaba resuelto a impedir que el cuadro de la Virgen se destruyera como tantos otros que ya habían corrido con esa suerte.

Por protección, el mercader decidió llevar la pintura a Italia. Empacó sus pertenencias, arregló su negocio y abordó un navío dirigiéndose a Roma. En ruta se desató una violenta tormenta y todos a bordo esperaban lo peor. El comerciante tomó el cuadro de Nuestra Señora, lo sostuvo en lo alto, y pidió socorro. La Santísima Virgen respondió a su oración con un milagro. El mar se calmó y la embarcación llegó a salvo al puerto de Roma.


Cae la pintura en manos de una familia

Tenía el mercader un amigo muy querido en la ciudad de Roma así que decidió pasar un rato con él antes de seguir adelante. Con gran alegría le mostró el cuadro y le dijo que algún día el mundo entero le rendiría homenaje a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.

Pasado un tiempo, el mercader se enfermó de gravedad. Al sentir que sus días estaban contados, llamó a su amigo a su lecho y le rogó que le prometiera que, después de su muerte, colocaría la pintura de la Virgen en una iglesia digna o ilustre para que fuera venerada públicamente. El amigo accedió a la promesa pero no la llegó a cumplir por complacer a su esposa que se había encariñado con la imagen.

Pero la Divina Providencia no había llevado la pintura a Roma para que fuese propiedad de una familia sino para que fuera venerada por todo el mundo, tal y como había profetizado el mercader. Nuestra Señora se le apareció al hombre en tres ocasiones, diciéndole que debía poner la pintura en una iglesia, de lo contrario, algo terrible sucedería. El hombre discutió con su esposa para cumplir con la Virgen, pero ella se le burló, diciéndole que era un visionario. El hombre temió disgustar a su esposa, por lo que las cosas quedaron igual. Nuestra Señora, por fin, se le volvió a aparecer y le dijo que, para que su pintura saliera de esa casa, él tendría que irse primero. De repente el hombre se puso gravemente enfermo y en pocos días murió. La esposa estaba muy apegada a la pintura y trató de convencerse a sí misma de que estaría más protegida en su propia casa. Así, día a día, fue aplazando el deshacerse de la imagen. Un día, su hijita de seis años vino hacia ella apresurada con la noticia de que una hermosa y resplandeciente Señora se le había aparecido mientras estaba mirando la pintura. La Señora le había dicho que le dijera a su madre y a su abuelo que Nuestra Señora del Perpetuo Socorro deseaba ser puesta en una iglesia; y, que si no, todos los de la casa morirían.

La mamá de la niñita estaba espantada y prometió obedecer a la Señora. Una amiga, que vivía cerca, oyó lo de la aparición. Fue entonces a ver a la señora y ridiculizó todo lo ocurrido. Trató de persuadir a su amiga de que se quedara con el cuadro, diciéndole que si fuera ella, no haría caso de sueños y visiones. Apenas había terminado de hablar, cuando comenzó a sentir unos dolores tan terribles, que creyó que se iba a morir. Llena de dolor, comenzó a invocar a Nuestra Señora para que la perdonara y la ayudara. La Virgen escuchó su oración. La vecina tocó la pintura, con corazón contrito, y fue sanada instantáneamente. Entonces procedió a suplicarle a la viuda para que obedeciera a Nuestra Señora de una vez por todas.


Accede la viuda a entregar la pintura

Se encontraba la viuda preguntándose en qué iglesia debería poner la pintura, cuando el cielo mismo le respondió. Volvió a aparecérsele la Virgen a la niña y le dijo que le dijera a su madre que quería que la pintura fuera colocada en la iglesia que queda entre la basílica de Sta. María la Mayor y la de S. Juan de Letrán. Esa iglesia era la de S. Mateo, el Apóstol.

La señora se apresuró a entrevistarse con el superior de los Agustinos quienes eran los encargados de la iglesia. Ella le informó acerca de todas las circunstancias relacionadas con el cuadro. La pintura fue llevada a la iglesia en procesión solemne el 27 de marzo de 1499. En el camino de la residencia de la viuda hacia la iglesia, un hombre tocó la pintura y le fue devuelto el uso de un brazo que tenía paralizado. Colgaron la pintura sobre el altar mayor de la iglesia, en donde permaneció casi trescientos años. Amado y venerado por todos los de Roma como una pintura verdaderamente milagrosa, sirvió como medio de incontables milagros, curaciones y gracias.

En 1798, Napoleón y su ejército francés tomaron la ciudad de Roma. Sus atropellos fueron incontables y su soberbia, satánica. Exilió al Papa Pío VII y, con el pretexto de fortalecer las defensas de Roma, destruyó treinta iglesias, entre ellas la de San Mateo, la cual quedó completamente arrasada. Junto con la iglesia, se perdieron muchas reliquias y estatuas venerables. Uno de los Padres Agustinos, justo a tiempo, había logrado llevarse secretamente el cuadro.

Cuando el Papa, que había sido prisionero de Napoleón, regresó a Roma, le dio a los agustinos el monasterio de S. Eusebio y después la casa y la iglesia de Sta. María en Posterula. Una pintura famosa de Nuestra Señora de la Gracia estaba ya colocada en dicha iglesia por lo que la pintura milagrosa de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fue puesta en la capilla privada de los Padres Agustinos, en Posterula. Allí permaneció sesenta y cuatro años, casi olvidada.


Hallazgo de un sacerdote Redentorista

Mientras tanto, a instancias del Papa, el Superior General de los Redentoristas, estableció su cede principal en Roma donde construyeron un monasterio y la iglesia de San Alfonso. Uno de los Padres, el historiador de la casa, realizó un estudio acerca del sector de Roma en que vivían. En sus investigaciones, se encontró con múltiples referencias a la vieja Iglesia de San Mateo y a la pintura milagrosa de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.

Un día decidió contarle a sus hermanos sacerdotes sobre sus investigaciones: La iglesia actual de San Alfonso estaba construida sobre las ruinas de la de San Mateo en la que, durante siglos, había sido venerada, públicamente, una pintura milagrosa de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Entre los que escuchaban, se encontraba el Padre Michael Marchi, el cual se acordaba de haber servido muchas veces en la Misa de la capilla de los Agustinos de Posterula cuando era niño. Ahí en la capilla, había visto la pintura milagrosa. Un viejo hermano lego que había vivido en San Mateo, y a quien había visitado a menudo, le había contado muchas veces relatos acerca de los milagros de Nuestra Señora y solía añadir: "Ten presente, Michael, que Nuestra Señora de San Mateo es la de la capilla privada. No lo olvides". El Padre Michael les relató todo lo que había oído de aquel hermano lego.

Por medio de este incidente los Redentoristas supieron de la existencia de la pintura, no obstante, ignoraban su historia y el deseo expreso de la Virgen de ser honrada públicamente en la iglesia.

Ese mismo año, a través del sermón inspirado de un jesuita acerca de la antigua pintura de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, conocieron los Redentoristas la historia de la pintura y del deseo de la Virgen de que esta imagen suya fuera venerada entre la Iglesia de Sta. María la Mayor y la de S. Juan de Letrán. El santo Jesuita había lamentado el hecho de que el cuadro, que había sido tan famoso por milagros y curaciones, hubiera desaparecido sin revelar ninguna señal sobrenatural durante los últimos sesenta años. A él le pareció que se debía a que ya no estaba expuesto públicamente para ser venerado por los fieles. Les imploró a sus oyentes que, si alguno sabía dónde se hallaba la pintura, le informaran dueño lo que deseaba la Virgen.

Los Padres Redentoristas soñaban con ver que el milagroso cuadro fuera nuevamente expuesto a la veneración pública y que, de ser posible, sucediera en su propia Iglesia de San Alfonso. Así que instaron a su Superior General para que tratara de conseguir el famoso cuadro para su Iglesia. Después de un tiempo de reflexión, decidió solicitarle la pintura al Santo Padre, el Papa Pío IX. Le narró la historia de la milagrosa imagen y sometió su petición.

El Santo Padre escuchó con atención. Él amaba dulcemente a la Santísima Virgen y le alegraba que fuera honrada. Sacó su pluma y escribió su deseo de que el cuadro milagroso de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fuera devuelto a la Iglesia entre Sta. María la Mayor y S. Juan de Letrán. También encargó a los Redentoristas de que hicieran que Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fuera conocida en todas partes.


Aparece y se venera, por fin, el cuadro de Nuestra Señora

Ninguno de los Agustinos de ese tiempo había conocido la Iglesia de San Mateo. Una vez que supieron la historia y el deseo del Santo Padre, gustosos complacieron a Nuestra Señora. Habían sido sus custodios y ahora se la devolverían al mundo bajo la tutela de otros custodios. Todo había sido planeado por la Divina Providencia en una forma verdaderamente extraordinaria.

A petición del Santo Padre, los Redentoristas obsequiaron a los Agustinos una linda pintura que serviría para reemplazar a la milagrosa.

La imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fue llevado en procesión solemne a lo largo de las vistosas y alegres calles de Roma antes de ser colocado sobre el altar, construido especialmente para su veneración en la Iglesia de San Alfonso. La dicha del pueblo romano era evidente. El entusiasmo de las veinte mil personas que se agolparon en las calles llenas de flores para la procesión dio testimonio de la profunda devoción hacia la Madre de Dios

A toda hora del día, se podía ver un número de personas de toda clase delante de la pintura, implorándole a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro que escuchara sus oraciones y que les alcanzara misericordia. Se reportaron diariamente muchos milagros y gracias.

Hoy en día, la devoción a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro se ha difundido por todo el mundo. Se han construido iglesias y santuarios en su honor, y se han establecido archicofradías. Su retrato es conocido y amado en todas partes.


Signos de la imagen de Nuestra Madre del Perpetuo Socorro 
(conocida en el Oriente bizantino como el icono de la Madre de Dios de la Pasión)

Aunque su origen es incierto, se estima que el retrato fue pintado durante el decimotercero o decimocuarto siglo. El icono parece ser copia de una famosa pintura de Nuestra Señora que fuera, según la tradición, pintada por el mismo San Lucas. La original se veneraba en Constantinopla por siglos como una pintura milagrosa pero fue destruida en 1453 por los Turcos cuando capturaron la ciudad.

Fue pintado en un estilo plano característico de iconos y tiene una calidad primitiva. Todas las letras son griegas. Las iniciales al lado de la corona de la Madre la identifican como la “Madre de Dios”. Las iniciales al lado del Niño “ICXC” significan “Jesucristo”. Las letras griegas en la aureola del Niño: owu significan “El que es”, mientras las tres estrellas sobre la cabeza y los hombros de María santísima indican su virginidad antes del parto, en el parto y después del parto.

Las letras más pequeñas identifican al ángel a la izquierda como “San Miguel Arcángel”; el arcángel sostiene la lanza y la caña con la esponja empapada de vinagre, instrumentos de la pasión de Cristo. El ángel a la derecha es identificado como “San Gabriel Arcángel”, sostiene la cruz y los clavos. Nótese que los ángeles no tocan los instrumentos de la pasión con las manos, sino con el paño que los cubre.

Cuando este retrato fue pintado, no era común pintar aureolas. Por esta razón el artista redondeó la cabeza y el velo de la Madre para indicar su santidad. Las halos y coronas doradas fueron añadidas mucho después. El fondo dorado, símbolo de la luz eterna da realce a los colores más bien vivos de las vestiduras. Para la Virgen el maforion (velo-manto) es de color púrpura, signo de la divinidad a la que ella se ha unido excepcionalmente, mientras que el traje es azul, indicación de su humanidad. En este retrato la Madona está fuera de proporción con el tamaño de su Hijo porque es -María- a quien el artista quiso enfatizar.

Los encantos del retrato son muchos, desde la ingenuidad del artista, quien quiso asegurarse que la identidad de cada uno de los sujetos se conociera, hasta la sandalia que cuelga del pie del Niño. El Niño divino, siempre con esa expresión de madurez que conviene a un Dios eterno en su pequeño rostro, está vestido como solían hacerlo en la antigüedad los nobles y filósofos: túnica ceñida por un cinturón y manto echado al hombro. El pequeño Jesús tiene en el rostro una expresión de temor y con las dos manitas aprieta la derecha de su Madre, que mira ante sí con actitud recogida y pensativa, como si estuviera recordando en su corazón la dolorosa profecía que le hiciera Simeón, el misterioso plan de la redención, cuyo siervo sufriente ya había presentado Isaías.

En su doble denominación, esta bella imagen de la Virgen nos recuerda el centralismo salvífico de la pasión de Cristo y de María y al mismo tiempo la socorredora bondad de la Madre de Dios y nuestra.

(fuente: www.corazones.org)

jueves, 26 de junio de 2014

26 junio: Nuestra Señora de Meliapore

Indias Orientales 1542

Este es el santuario en las Indias Orientales, donde San Francisco Javier menudo se retiró a orar durante sus once años con el pueblo de la India.

La Santísima Virgen María fue constante fuente de inspiración para ese gran santo. La imagen ante la que San Francisco solía rezar se llama Mylai Matha en tamil, o de Nuestra Señora de Mylapore en Inglés. Se trata de una antigua estatua de casi un metro de altura, Nuestra Señora de Meliapore todavía puede ser venerada en la iglesia.

La iglesia de Santo Tomás de Mylapore - deletreado de forma diferente a lo anterior - contiene al santuario de María. Según la tradición, el apóstol Santo Tomás llegó a la India en el año 52 dC. Debido a su éxito haciendo conversos a la fe verdadera, fue perseguido y finalmente martirizado en el año 72 dC. Santo Tomás está enterrado en el santuario de Nuestra Señora de Meliapore, y hay también reliquias de San Francisco Javier.

Había una iglesia que se sabe que en Mylapore que se remonta al siglo primero, y construido por Santo Tomás. Según la tradición, había un enorme tronco que había bloqueado el agua y provocó inundaciones masivas. El rey de la región estaba en una pérdida para eliminar la obstrucción, pero después de haber oído que Santo Tomás era un hacedor de milagros, le pidió su ayuda. Santo Tomás oró y luego tocó el tronco del árbol, lo que hizo tan ligero que los hombres del rey fueron de repente capaz de tirar fácilmente desde el río. El rey, en agradecimiento, concedió a Santo Tomás los materiales para construir su iglesia.

El viajero famoso Marco Polo visitó el santuario en 1292, y un visitante conocido solamente como "José" en 1501 pensaba que la iglesia comparable a la Iglesia de San Juan y San Pablo en Venecia, pero en el momento en que los portugueses se produjo en 1517 el santuario fue nada más que ruinas.

Las buenas personas sabían que eran cristianos, y nada más; pero tenían la Virgen como Madre, y ella despejó el camino en sus corazones para el entusiasta Francisco para sembrar la semilla del Evangelio de Cristo. Fue en el santuario de María que Francisco obtuvo los favores milagrosos para sacar a las personas de entre los muertos, curar a los enfermos, convertir a los pecadores y llevar a Cristo a miles de almas. Independientemente de donde este peregrinar lo llevó, Francis siempre regresó a su "Dama de la tierra;" en Miliapore.

Nuestra Señora de Meliapore era su más querida madre y de ella recibió consuelo y fortaleza, deleites espirituales sólo superada por las alegrías del Paraíso.

El espíritu de Francisco se encuentra aún en este santuario, y María sigue para otorgar a sus hijos Graces milagrosas y bendiciones.

traducido por mallinista
(fuente: www.roman-catholic-saints.com)

miércoles, 25 de junio de 2014

25 de junio: Maternidad Divina de Nuestra Señora, declarada en el Concilio de Efeso en el año 431

En el año 431, se reunieron 200 obispos en el Concilio Ecuménico de Efeso (la ciudad donde la Santísima Virgen pasó sus últimos años). Proclamaron solemnemente que "La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios". Canonizó el titulo "Theotokos".

"Desde un comienzo la Iglesia enseña que en Cristo hay una sola persona, la segunda persona de la Santísima Trinidad. María no es sólo madre de la naturaleza, del cuerpo pero también de la persona quien es Dios desde toda la eternidad. Cuando María dio a luz a Jesús, dio a luz en el tiempo a quien desde toda la eternidad era Dios. Así como toda madre humana, no es solamente madre del cuerpo humano sino de la persona, así María dio a luz a una persona, Jesucristo, quien es ambos Dios y hombre, entonces Ella es la Madre de Dios" -Concilio de Efeso

En vez de Theotokos, algunos padres proponían Christotokos, Madre de Cristo. Pero precisamente eso se consideró una amenaza contra la doctrina de la plena unidad de la divinidad con la humanidad de Cristo. En Efeso se confirmó, por una parte, la unidad de las dos naturalezas, la divina y la humana, en la persona del Hijo de Dios (cf. DS 250) y, por otra, la legitimidad de la atribución a la Virgen del título de Theotokos, Madre de Dios (cf. ib., 251).

Para celebrar la proclamación de Efeso, los Padres, acompañados por el gentío de la ciudad, que los rodeaba portando antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén". La Theotokos es representada e invocada como la reina y señora por ser Madre del Rey y del Señor.

"Después de ese concilio se produjo una auténtica explosión de devoción mariana, y se construyeron numerosas iglesias dedicadas a la Madre de Dios. Entre ellas sobresale la Basílica de Santa María la Mayor, aquí en Roma. La doctrina relativa a María, Madre de Dios, fue confirmada de nuevo en el concilio de Calcedonia (año 451), en el que Cristo fue declarado "verdadero Dios y verdadero hombre (...) nacido por nosotros y por nuestra salvación de María, Virgen y Madre de Dios, en su humanidad" (DS 301)." -Benedicto XVI

La Maternidad de María fue también afirmada por otros concilios universales, como el de Calcedonia (451) y el segundo de Constantinopla (553).

En el siglo XIV se introduce en el Ave María la segunda parte donde dice: "Santa María Madre de Dios". En el siglo XVIII se extiende su rezo oficial a toda la Iglesia.

El Papa Pío XI reafirmó el dogma en la Encíclica Lux Veritatis (1931).

La Madre de Dios en el Concilio Vaticano II: El concilio recogió en un capítulo de la Constitución Dogmática Lumen gentium sobre la Iglesia, el octavo, la doctrina acerca de María, reafirmando su maternidad divina. El capítulo se titula: "La bienaventurada Virgen María, Madre de Dios, en el misterio de Cristo y de la Iglesia". Este documento presenta la maternidad divina de María en dos aspectos:

1) La maternidad divina en el misterio de Cristo.
2) La maternidad divina en el misterio de la Iglesia.

"Y, ciertamente, desde los tiempos mas antiguos, la Sta. Virgen es venerada con el título de Madre de Dios, a cuyo amparo los fieles suplicantes se acogen en todos sus peligros y necesidades.... Y las diversas formas de piedad hacia la Madre de Dios que la Iglesia ha venido aprobando dentro de los limites de la sana doctrina, hacen que, al ser honrada la Madre, el Hijo por razón del cual son todas las cosas, sea mejor conocido, amado, glorificado, y que, a la vez, sean mejor cumplidos sus mandamientos" (LG #66) En el Credo del Pueblo de Dios de Pablo VI (1968): "Creemos que la Bienaventurada María, que permaneció siempre Virgen, fue la Madre del Verbo encarnado, Dios y salvador nuestro"

En 1984 consagra J.P.II el mundo entero al I.C. de María, a través de toda la oración de consagración repite: "Recurrimos a tu protección, Santa Madre de Dios"

María por ser Madre de Dios transciende en dignidad a todas las criaturas, hombres y ángeles, ya que la dignidad de la criatura está en su cercanía con Dios. Y María es la mas cercana a la Trinidad. Madre del Hijo, Hija del Padre y Esposa del Espíritu.

"El Conocimiento de la verdadera doctrina católica sobre María, será siempre la llave exacta de la comprensión del misterio de Cristo y de la Iglesia"

"Y la Madre de Dios es mía, porque Cristo es mío" -S. Juan de la Cruz.

Saludamos a la Virgen (Antífona de entrada de la Misa): "Salve, Madre santa, Virgen, Madre del Rey"

Santa María es la madre, llena de gracia y de virtudes, concebida sin pecado, que es Madre de Dios y Madre nuestra, y está en los cielos en cuerpo y alma.

Después de Cristo, Ella ocupa el lugar más alto y el más cercano a nosotros, en razón de su maternidad divina.

La ortodoxia (doctrina recta) enseña:

-Jesús es una persona divina (no dos personas)
-Jesús tiene dos naturalezas: es Dios y Hombre verdaderamente.
-María es madre de una persona divina y por lo tanto es Madre de Dios.

María es Madre de Dios. Este es el principal de todos los dogmas Marianos, y la raíz y fundamento de la dignidad singularísima de la Virgen María.

María es la Madre de Dios, no desde toda la eternidad sino en el tiempo.

El dogma de María Madre de Dios contiene dos verdades:

1) María es verdaderamente madre: Esto significa que ella contribuyó en todo en la formación de la naturaleza humana de Cristo, como toda madre contribuye a la formación del hijo de sus entrañas.

2) María es verdaderamente madre de Dios: Ella concibió y dio a luz a la segunda persona de la Trinidad, según la naturaleza humana que El asumió.

El origen Divino de Cristo no le proviene de María. Pero al ser Cristo una persona de naturalezas divina y humana. María es tanto madre del hombre como Madre del Dios. María es Madre de Dios, porque es Madre de Cristo quien es Dios\hombre.

La misión maternal de María es mencionada desde los primeros credos de la Iglesia. En el Credo de los Apóstoles: "Creo en Dios Padre todopoderoso y en Jesucristo su único hijo, nuestro Señor que nació de la Virgen María".


"¿Cómo puede ser María la madre de Dios, si Dios no tiene principio?".

María no engendró a Dios desde la eternidad. María comienza a ser Madre de Dios cuando el Hijo Eterno se encarnó en sus entrañas (la Encarnación).

Se llama "madre" la mujer que engendra un hijo/hija. Es madre de la persona por ella engendrada.
-Si reconocemos que María engendró y dio a luz a Jesús, entonces reconocemos que María es madre de Jesús.
-Si además reconocemos que Jesús es una persona divina (la Segunda Persona de la Trinidad), entonces reconocemos que María, por ser madre de esa Persona (Jesús) es verdaderamente Madre de Dios.

En el credo profesamos que el Hijo es engendrado (eternamente), no creado por Dios. Dios no tenía necesidad de hacerse hombre pero quiso hacerse. Quiso tener madre verdaderamente. Gálatas 4,4: "al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer". Dios se hizo hombre sin dejar de ser Dios, por ende María es madre de Jesús, Dios y hombre verdadero.

Dios no necesitaba tener madre pero la quiso tener para acercarse a nosotros con infinito amor. Dios es el único que pudo escoger a su madre y, para consternación de algunos y gozo de otros, escogió a la Santísima Virgen María quién es y será siempre la Madre de Dios.

Cuando la Virgen María visitó a su prima Isabel (Visitación), esta, movida por el Espíritu Santo, la reconoció como Madre de Dios al llamarle "Madre de mi Señor" (Cf. Lucas 1, 39-45).

La verdad de que María es Madre de Dios es parte de la fe de todos los cristianos ortodoxos (de doctrina recta). Fue proclamada dogmáticamente en el Concilio de Efeso en el año 431 y es el primer dogma Mariano. Negar que María es madre de Dios es negar que el Verbo se hizo hombre (negar la Encarnación de Dios Hijo).

Antecedentes de la controversia sobre la maternidad divina de María Santísima: Los errores de Nestorio

En el siglo V, Nestorio, Patriarca de Constantinopla afirmaba los siguientes errores:

- Que hay dos personas distintas en Jesús, una divina y otra humana.
- Sus dos naturalezas no estaban unidas.
- Por lo tanto, María no es la Madre de Dios pues es solamente la Madre de Jesús hombre.
Jesús nació de María solo como hombre y más tarde "asumió" la divinidad, y por eso decimos que Jesús es Dios.

Vemos que estos errores de Nestorio, al negar que María es Madre de Dios, niegan también que Jesús fuera verdaderamente una Persona divina que asume una naturaleza humana.

La doctrina referente a María está totalmente ligada a la doctrina referente a Cristo. Confundir una es confundir la otra. Cuando la Iglesia defiende la maternidad divina de María está defendiendo la verdad de que, su hijo, Jesucristo, es una Persona divina.

En esta batalla doctrinal, San Cirilo, Obispo de Alejandría, jugó un papel muy importante en clarificar la posición de nuestra fe en contra de la herejía de Nestorio. En el año 430, el Papa Celestino I en un concilio en Roma, condenó la doctrina de Nestorio y comisionó a S. Cirilo para que iniciara una serie de correspondencias donde se presentara la verdad.

“Me extraña en gran manera, que haya alguien que tenga duda de si la Santísima Virgen ha de ser llamada Madre de Dios. Si nuestro Señor Jesucristo es Dios, ¿Por qué razón la Santísima Virgen, que lo dio a luz, no ha de ser llamada Madre de Dios? Esta es la fe que nos transmitieron los discípulos del Señor. Así nos lo han enseñado los Santos Padres” San Cirilo de Alejandría, Ver: Carta 1, 27-30


Benedicto XVI, 2008

"El título de Madre de Dios, tan profundamente vinculado a las festividades navideñas, es, por consiguiente, el apelativo fundamental con que la comunidad de los creyentes honra, podríamos decir, desde siempre a la Virgen santísima. Expresa muy bien la misión de María en la historia de la salvación. Todos los demás títulos atribuidos a la Virgen se fundamentan en su vocación de Madre del Redentor, la criatura humana elegida por Dios para realizar el plan de la salvación, centrado en el gran misterio de la encarnación del Verbo divino.

Y todos sabemos que estos privilegios no fueron concedidos a María para alejarla de nosotros, sino, al contrario, para que estuviera más cerca. En efecto, al estar totalmente con Dios, esta Mujer se encuentra muy cerca de nosotros y nos ayuda como madre y como hermana. También el puesto único e irrepetible que María ocupa en la comunidad de los creyentes deriva de esta vocación suya fundamental a ser la Madre del Redentor. Precisamente en cuanto tal, María es también la Madre del Cuerpo místico de Cristo, que es la Iglesia. Así pues, justamente, durante el concilio Vaticano II, el 21 de noviembre de 1964, Pablo VI atribuyó solemnemente a María el título de "Madre de la Iglesia".

Precisamente por ser Madre de la Iglesia, la Virgen es también Madre de cada uno de nosotros, que somos miembros del Cuerpo místico de Cristo. Desde la cruz Jesús encomendó a su Madre a cada uno de sus discípulos y, al mismo tiempo, encomendó a cada uno de sus discípulos al amor de su Madre. El evangelista san Juan concluye el breve y sugestivo relato con las palabras: "Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa" (Jn 19, 27). Así es la traducción española del texto griego: εiς tά íδια; la acogió en su propia realidad, en su propio ser. Así forma parte de su vida y las dos vidas se compenetran. Este aceptarla en la propia vida (εiς tά íδια) es el testamento del Señor. Por tanto, en el momento supremo del cumplimiento de la misión mesiánica, Jesús deja a cada uno de sus discípulos, como herencia preciosa, a su misma Madre, la Virgen María. - Benedicto XVI, 2008

(fuente: catolico.org)

martes, 24 de junio de 2014

24 de junio: Nuestra Señora del Témpano de Hielo

La Madonna del Témpano de Hielo es una pintura de T.B. Hayward, artista especializado en escenas marinas de Newfoundland (Canadá). Su método era fotografiar la escena primero y luego pintarla.

En un artículo titulado: "Tempanos en Bay-de-Verde y la Santísima Virgen del Témpano de Hielo de 1905" (re-publicado en el Newfoundland Quarterly del año 1980), Rose Noonan Conway escribió la historia de la aparición de Ntra. Sra. del Témpano de Hielo.


La Historia:

La Basílica de San Juan en Newfoundland fue dedicada a San Juan Bautista. Su festividad es el día 24 de Junio. El 23 de junio de 1905, el primer obispo nacido en Newfoundland, Mons. Michael Francis Howley, D.D., fue investido con el Santo Palio como Primer Arzobispo de la recién creada Provincia Eclesiástica de San Juan de Newfoundland.

Precisamente al próximo día, domingo 24 de junio de 1905, siendo el 408 aniversario del descubrimiento de Newfoundland y fiesta de San Juan Bautista, un majestuoso témpano de hielo apareció cercano a "The Narrows" (Los Estrechos). La figura de la Santísima Virgen aparecía claramente discernible, apartada de la parte principal del témpano. Vea la foto arriba.


Meditación:

Nuestros corazones han sido como témpanos de hielo, fríos e indiferentes al amor de Dios. La Virgen nos visita y nos recuerda que su amor calienta ese hielo para que fluyan las aguas del bautismo. Gracias Virgen Madre María que de tantas maneras nos buscas para que regresemos a tu Hijo. Tu calor nos da vida.

Ruega por nosotros Santa Madre de Dios para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

(fuentes: www.udayton.edu/mary/main.html; www.corazones.org)

lunes, 23 de junio de 2014

23 de junio: Nuestra Señora del Sasso de Bibbiena

En una roca, ahora en la iglesia, en 1347 la Virgen se apareció a una niña de 7 años, le dio unos frijoles que recogió, y luego los encontró llenos de sangre, presagiando la terrible peste del año 1348 que no llego a Bibbiena.

Sucedieron también otros acontecimientos como una paloma blanca que sobrevoló durante un mes la roca, durante tres meses aparecieron globos de luz azul y dorados dentro y fuera de la Iglesia, y una extraña procesión de jóvenes de blanco rumbo a la Iglesia. Inmediatamente la población construyó una capilla junto a la roca, que luego se fue ampliando.

Bibbiena es una ciudad y comuna en la Provincia de Arezzo, en la Toscana, la mayor ciudad en el valle de Casentino. Está localizada a 60 km de Florencia, 30 km de Arezzo y 60 km de Siena.

Entre el Tíber y Arno, en el Casentino, a 11 kilómetros de Verna, sobre Bibbiena, surge aislado el santuario de la Madonna del Sasso (Sasso significa Roca), donde también se venera en la capilla menor Nuestra Señora de las Tinieblas.

La iglesia data del 1204, pero fue reconstruida en estilo renacentista entre el final del 1400 comienzo del 1500.

El Monasterio Dominico adyacente, ahora habitado por una comunidad de monjas Dominicas, parece haber sido fundada por Savonarola; el distinguido benefactor del Santuario y del Monasterio fue Lorenzo de Medici, el Magnífico.

El interior del Santuario es una joya de la elegancia del Renacimiento, rico en obras de arte, señal de gran devoción a María que ha representado para el Casentino a lo largo de los siglos.


LA HISTORIA

Se llama Santa María del Sasso porque al pie de una gran roca, ahora encerrada en la iglesia, el 23 de junio de 1347 la Virgen se apareció: una bella dama vestida de blanco que vio la pequeña vidente Caterina, de 7 años, le dio unos frijoles que recogió, y luego los encontró llenos de sangre: presagio de la terrible peste del año siguiente, 1348, de cuya infección se salvaron los habitantes de Bibbiena y sus alrededores.

La niña mientras su madre lavaba la ropa en el río Vessa, se separó un poco, poniéndose cerca de una piedra.

Aquí vio a una bella mujer vestida toda de blanco, entró en el campo cercano de frijoles, recogió varios y se los dio a la niña, le instó a buscar el “amor de Dios y la pureza”.

La madre mientras tanto, intentaba lavar la ropa, la muchacha le dijo del encuentro y le mostró los frijoles de regalo, pero la madre no le prestó mucha atención a su hija.

Volviendo entonces al pueblo, Caterina se quejó a su madre porque el peso de los frijoles era mucho y estaba cansada, pero su madre le dijo que tuviera paciencia que pronto regresarían a casa y descansarían.

Por la noche la madre quería cocinar un poco de los frijoles, pero descubrió que estaban llenos de sangre. Todo el pueblo corrió para ver el prodigio.

A la mañana siguiente todos fueron en procesión a la piedra y aquí se decidió construir una capilla en honor de Nuestra Señora.

La aparición de la Virgen fue precedida y seguida por otros acontecimientos milagrosos.

También en 1347, poco antes de la visión, una paloma blanca se apareció, por cerca de un mes, en la parte superior de la piedra y se acercaba a los niños y a un viejo ermitaño, el Beato Martino da Poppi.

Luego varias personas vieron durante tres meses globos de luz azul y dorado dentro y fuera de la iglesia.

El alcalde, junto con algunos familiares y amigos, que regresaban de una partida de caza, a unos 300 metros de distancia de la piedra sagrada, vieron un montón de jóvenes vestidos de blanco que se dirigían en procesión a la iglesia.


EL SANTUARIO

Junto a la piedra de inmediato se construyó una pequeña capilla, más tarde ampliada para incluir dentro de ella toda la roca de la aparición.

La imagen se mantuvo intacta milagrosamente del incendio que en 1486 destruyó completamente la iglesia.

Los Padres Dominicos los custodios del santuario desde 1468, reformaron inmediatamente la construcción del santuario, en puro estilo renacentista.

Un buen impulso a todo el edificio, santuario y el convento, fue dado por Savonarola en 1495, que instó a la ayuda de familias nobles de Florencia y de los Medici en particular.

En la cripta, al pie de la piedra, en 1500 se estableció una hermosa estatua de madera de la Madonna del Sasso, valiosa labor de la escuela de Donatello: las crónicas del tiempo, documentan la desaparición y reaparición de esta estatua del santuario Bibbiena dos veces: la segunda vez en la noche del 22 de marzo de 1512, después de haber dejado las huellas de los pies sobre la nieve que acaba de caer.

Por el lugar oscuro donde fue colocada en la cripta, esta estatua fue pronto llamado por los fieles con el título de Nuestra Señora de las Tinieblas: título con el que aún hoy se venera esta hermosa imagen de María.

Todo el complejo de S. Maria del Sasso fue reconocida en 1899 como un monumento nacional y santuario en 1947 por el papa Pío XII.

Las dos imágenes de la Virgen, la del Sasso y la de las Tinieblas fueron solemnemente coronadas con corona de oro en el centenario de la aparición de 1947.

El santuario es un complejo arquitectónico de gran valor histórico, artístico y religioso, único original renacentista Casentino, declarado Monumento Nacional en 1899.

El santuario, con una simple y sencilla fachada fue construido con un diseño de Giuliano da Maiano. En el bisel por encima del portal hay un fresco de Gherardino Fora, con fecha de 1486; parte de un antiguo portal reza “En los años 1347, la víspera de la fiesta de Juan Bautista apareció aquí la Virgen María”.

El campanario se elevó en 1851. El porche, sencillo y armónico en el estilo florentino de 400, presenta frescos del S XVII con algunos milagros de la Madonna del Sasso.

La iglesia de cruz latina con cúpula que contiene en el centro un pequeño templo es una obra maestra de Bartolomé Bozzolini da Fiesole. Al pie del altar despunta la piedra de la aparición. Muy probablemente esta roca se extendió en el muro para cerrar el templo en la parte de atrás: en esta pared frontal en el interior del templo se halla el fresco de la Madonna del Sasso de Bicci di Lorenzo (1435) y en la parte de atrás la Anunciación de Giovanni del Brina (1567) con cuatro paneles en la parte inferior que recuerdan los acontecimientos de la aparición.

En el compartimento detrás del altar, sobre la pared izquierda, el órgano de Thomas Cortona (1525) y en la pared de enfrente el retrato de Fra Girolamo Savonarola, considerado el fundador de este convento. En las capillas adyacentes se puede ver “la Natividad de María” de Jacobo Ligozzi (1607) y “San Jacinto” de L. Buti (1600).

El coro, diseñado por Stefano Lunetti de Florencia (1513 – 1522), y un gran altar con columnas de piedra arenisca talladas por Feo de Bibbiena. Sobre el altar se halla un majestuoso óleo, trabajo conjunto de dos pintores dominicos, Fra Bartolomeo della Porta en el diseño, y Fra Paolino de Pistoia en la pintura.

La cripta es el corazón del santuario. Aquí apareció la Virgen a las pequeña Caterina. La Iglesia inferior, construida en apoyo del coro (1513-1523): en la pequeña capilla central de la izquierda se halla una Virgen con los Santos Cosme y Damián de Lappoli (1535); en la pared del fondo aparece un cuadro de Santa Catalina de Siena, que hasta 1954 custodiaba el fresco de la Madonna del Sasso en la iglesia superior.

El antiguo monasterio junto al Santuario es un complejo arquitectónico único, durante casi un siglo alberga una comunidad de vida contemplativa de religiosas Dominicas que viven el carisma de Santo Domingo en la oración, penitencia y clausura, y colaborando con el cuidado y la custodia del Santuario.

En el interior de la clausura hay hermoso claustro del 1500 (que pueden ser visitado) y una gran “Última Cena” de Raffaellino del Colle (1534).

El claustro, el único ejemplo del siglo XV en el Casentino, tiene arcos y capitales no todos iguales (el ala más antigua es el extremo norte de fecha 400), con su corazón que da a un pozo de 1502-1504. Los arcos están todos pintados con los milagros de la Madonna del Sasso.

El salón de la antigua biblioteca, ahora “Sala P. Cordovani “, amplio local siglo XV, dividida en tres espacios iguales a partir del 8 de columnas. Reproduce en pequeño la biblioteca de San Marcos en Florencia, diseñado por Michelozzo. Esta sala se utiliza en conferencias, reuniones, conferencias. Recientemente se le dio algunas grandes vitrinas que contienen sagrados ornamentos y mobiliario del Santuario.

(fuente: forosdelavirgen.org)

domingo, 22 de junio de 2014

22 de junio: Nuestra Señora de Narni

La historia de esta advocación está ligada a la Beata Lucía Brocadelli quien nació en el seno de una su piadosa familia italiana en el año 1476.

Cuando Lucía tenía cinco años de edad, tuvo una visión del Niño Jesús con la Virgen. Dos años más tarde, la Virgen se apareció con el Niño Jesús, Santa Catalina de Siena y de Santo Domingo. Jesús le dio el anillo y de Santo Domingo le dio el escapulario. A los 12 años, hizo un voto privado de la consagración total, determinado, incluso a esta temprana edad, para convertirse en un dominicano. Sin embargo, los asuntos de la familia iban a hacer esto difícil.

Pero su familia tenía otros planes para ella. Su padre murió y quedó a cargo de un tío suyo, quien deseaba que Lucía se casase con un muchacho y hasta le organizó una gran fiesta para elegirle un marido. El joven que fue elegido para ser su marido, intentó colocarle el anillo a Lucía pero ella lo rechazó.

En otra ocasión, su tío le organizó un matrimonio con el conde Pietro de Milán, quien era conocido de la familia. Pero Lucía ya había decidido vivir como religiosa. Toda esa situación la enfermó gravemente. Durante su enfermedad, la Virgen se le apareció de nuevo, acompañada por Santo Domingo y Santa Catalina, y le dijo que aceptara el matrimonio con la condición de que su futuro marido respetara su voto de virginidad. Cuando Lucía se recuperó, el asunto fue explicado a Pedro, y en 1491 fue solemnizado el matrimonio.

La vida de Lucía se caracterizó por su prédica del Evangelio y pronto se hizo conocida por sus obras de caridad a los pobres. Pietro, su marido, se mostró respetuoso de las actividades de su esposa hasta que su paciencia terminó al punto que decidió mantener a su joven esposa encerrada. Lucía permaneció durante el tiempo de Cuaresma; un día ella pidió permiso para poder ir a misa pero nunca más regresó. Ella fue a la casa de su madre y en la Fiesta de la Ascensión en el año 1494, se puso el hábito de terciaria Dominicana.

Al enterarse, Pietro se puso furioso y quemó el convento dominicano, e incluso trató de matar a su director espiritual que le había dado el hábito. Rico e influyente, él siguió tratando de traer a Lucía de vuelta. Al año siguiente, Lucía fue a Roma y entró en el monasterio de los terciarios dominicos cerca de Panteón. Al poco tiempo, el Superior General de los Dominicos decidió enviarla para iniciar un nuevo monasterio en Viterbo.

El día viernes 25 de febrero de 1496, Lucía recibió los estigmas, las Santas Llagas. Ella trató de ocultar sus favores espirituales, porque complican su vida dondequiera que iba. Ella tenía los estigmas visiblemente, y era por lo general en el éxtasis, lo que significó un flujo constante de curiosos que querían interrogarla, investigarla o simplemente mirarla. Ella continuó su vida como religiosa, en las que recibió numerosas visiones hasta morir el día 15 de noviembre de 1544.

El Santuario en honor a Nuestra Señora de Narni se erigió posteriormente para homenajear también a la Beata.

traducido por mallinista
(fuente: www.narnia.it)

sábado, 21 de junio de 2014

21 de junio: Virgen de los Pobres de Milán

Esta es la Historia del Movimiento de la Virgen de los Pobres de Milán, que surgió a partir de la aparición de la Virgen en Banneux (Bélgica) a Mariette Beco el 15 de enero de 1933.

Y también es la historia de la aparición de la Virgen de los Pobres a Luigia Nova el 21 de junio de 1951, a quien sanó de una larga y dolorosa enfermedad.

A principios de 1945 fue bendecida por el cardenal Ildefonso Schuster una estatua de la Virgen de los Pobres expuesta para la veneración de los fieles en la capilla del asilo gestionado por las Hermanas de San Guseppe Cottolengo, uno de las cuales había sido sanado por la intercesión de la Virgen de Banneux.

El 2 de Noviembre 1949 llegó por avión al aeropuerto de Malpensa, la estatua de la Virgen de los Pobres ofrecida por los mineros de Limburgo a los trabajadores de Baggio. Fue traído a la iglesia de San Francesco di Paola, en el centro de Milán, donde se detuvo durante diez días.


ARTÍCULO TOMADO DE MILÁN CORRIERE, 3 DE NOVIEMBRE DE 1949

“Entre los pasajeros de ayer en el aeropuerto de Malpensa en el bimotor procedente de Bélgica, ha caído un viajero extraordinario. Alto, delgado, vestido con una sencilla túnica blanca, su cabeza inclinada ligeramente, dulce nota de humildad, su rostro iluminado por la suave una expresión de dulzura, con las manos y entre sus manos algunas rosas pálidas. Era la Virgen. La Virgen de los Pobres.

Una multitud fue a recibirla. Gente de la ciudad y de las aldeas cercanas y lejanas. En las primeras horas de la tarde las calles de Malpensa había densos grupos de ciclistas, procesiones de personas a pie, camiones llenos de trabajadores, desfiles de coches, muchos sacerdotes, muchos clérigos que se encontraban en la carretera a pie, con vestiduras blancas bajo el brazo.

Los mineros italianos que emigraron a Bélgica, a la región de Limburgo, ofrendaron la estatua de la Virgen “a los trabajadores de los hermanos de Baggio.” Desde Milán fue al popular barrio que tiene un buen número de inmigrantes en Bélgica. Es un mensaje de fraternidad, de fe y de amor que envían los milaneses que emigraron a Bélgica para ganar su pan en el trabajo duro de las minas.

Los pasajeros descienden del avión y se sorprenden al encontrar el clamor de la multitud, y ceden el paso rápidamente a la Virgen, que muestra una ligera oscilación como una persona realmente viva. La aparición tiene un efecto mágico, que sacude y conmueve a la multitud.

La estatua, grande al natural de yeso, está rodeada por la multitud, que en impetuoso oleaje quiere tocarla. Se arma un cortejo que la acompaña el altar, donde es colocada con delicadeza por los trabajadores.”


LLEGADA A BAGGIO

El 13 de noviembre llegó a Baggio y fue bien acogida por un público festivo, el pueblo de María. Esta área fue una vez llena de podredumbre, de fuentes y estanques que en parte aún siguen en el lugar.

La Virgen escogió este lugar en los suburbios por ser pobres entre los pobres. Como por arte de magia la realidad de Banneux, lugar banal, de las Ardenas ventosas se trasladó de Milán, los árboles de La Fange, los álamos, las moreras, las fuentes que ahora están poco a poco desapareciendo, llenándose de casas y cemento.

Desde entonces, el movimiento de la Virgen de los Pobres recibió un nuevo impulso vital con el trabajo de muchos devotos de la Virgen de los Pobres y el dinamismo incansable de su fundador, el padre Angelo Rainero, de los Oblatos de San José que desde 1945, con otros hermanos, tienen el cuidado espiritual y pastoral de esta zona.

La primera piedra de la iglesia dedicada a Nuestra Señora de los Pobres fue establecido por el cardenal Schuster el 1 de noviembre de 1952, el museo se abrió 31 de mayo de 1955, fiesta de la Visitación, con la presencia del Arzobispo de Milán Monseñor Giovanni Battista Montini. La iglesia es obra de los arquitectos Figini y Pollini.

La primera peregrinación a Banneux (Bélgica) del Movimiento Nuestra Señora de los Pobres fue en septiembre de 1949 y dirigido por el Padre Angelo de Milán, fue en tren acompañado de un grupo de personas que dedicar.


LA HORA DE MARÍA

Es una reunión mensual de oración que comenzó en 1949 con la llegada a Milán de la estatua de la Virgen de los Pobres. El día 15 de cada mes a las 15, para conmemorar la primera aparición de la Virgen en Banneux (15 de enero de 1933).

La adoración, el canto, la reconciliación, el saludo a la Virgen, el rezo del santo rosario, y la culminación en la Eucaristía, donde la Palabra se convierte en el pan partido.

Se presta especial atención a la intercesión por los enfermos y a los que se encomiendan a nuestras oraciones. En este día de gracia, la Virgen de los Pobres reune a sus hijos a acompañar a Jesús, la fuente de agua viva.

La primera bendición de los enfermos se remonta al 13 de mayo de 1950, cuando la iglesia aún no estaba construida. Desde entonces, la cita con la Virgen de los Pobres se ha convertido en un hábito que se repite dos veces al año: el primer domingo de mayo y el primer domingo de octubre. En estas ocasiones vivimos una fiesta muy privada de los enfermos, con confianza para creer en las palabras de la Virgen: “Esta fuente está reservada para todas las naciones … para los enfermos, para darles socorro”, “Vengo a aliviar el sufrimiento”. Confiamos en que la Madre celestial que intercede con Jesús que sana hoy como hace dos mil años.


LA APARICIÓN DE LA VIRGEN Y LA CURACIÓN DE GINETTA

El 21 de junio de 1951, sucedió un hecho extraordinario que viene a turbar la vida tranquila y sencilla de los habitantes de Rogorotto, Arluno fracción en la provincia de Milán.

En la planta baja del caserío, en una pequeña habitación, yacía enferma por 297 días Luigia Nova (comúnmente llamada Ginetta), de 39 años. En la calurosa tarde de verano casi todos los habitantes estaban en el trabajo en el campo, mientras que los pocos mayores estaban a la espera de escuchar las campanas de la iglesia para orar por la agonía debido a la grave enfermedad de Ginetta.

Lo que exactamente pasó fue más tarde fue reportado por varios periódicos italianos de Milán, Bérgamo, Florencia, Roma, Turín y también por algunos periódicos de Suiza.

La simplicidad de su historia tiene todo el sabor y el aroma de una página de las Florecillas de San Francisco porque en este libro en el capítulo XLVII, narra un episodio que tiene muchos puntos en común con el hecho narrado por Ginetta, que sin duda, no había oído hablar de él.

Luigia Nova, de la parroquia de Mantegazza de Rogorotto, residente en la calle San Francisco de Asís, escribió al Padre Angelo el 24 de junio de 1951:

Reverendo Padre, me siento capaz de escribir la gracia recibida el 21-6-1951 (era el día de mi cumpleaños). Ese día he recibido la gracia de nuestra querida Virgen de los Pobres, después de una larga y tormentosa enfermedad que no me dejaba siquiera levantarme de la cama por 297 días.

El 21 de junio estaba en la cama con mucho dolor, y me tuve que dar la inyección de morfina para poder descansar mis extremidades… mientras descansaba en paz con las manos cruzadas sobre el corazón, la Virgen de los Pobres llega a mí en una visión, toda vestida de blanco, con velo blanco en la cabeza, una cinta celeste y con un rosario en el brazo.


LA VIDA POSTERIOR DE GINETTA

Con un gesto protector celeste, una cuchara en mano que contenía un “zabaglione” que puso en la ventana, depués me hace un caricia y me dice:

“Hija, crees en mí?”.

Y le contestó: “Yo te bendigo, oh María.”

Y, a continuación, una vez más: “Hija, yo creo en ti.”

Y yo le digo: “Yo te bendigo, oh María.”

Y luego me dice: “Hija, he venido a traer a tu curación.”

Me toma por los brazos y me hacer sentar en la cama! (Yo no podía permanecer así por el vómito y dolor de estómago y la espalda que me atormenta día y noche).

Y entonces me dijo, “Levántate y anda”.

Luego toma el cuenco del cielo en la mano y toma la cuchara con el pulgar y el índice, gira un poco el zabaglione y pone en mi boca dos cucharas, mi dulce Señora de los Pobres.

Y me dijo: “Toma y bebe Hija”.

Yo lo bebí con toda mi fe y lo digerí bien.

Y le dije: “Gracias, Virgen”

A continuación, lo tomó de nuevo con sus delicadas manos y lo puso en la ventana…

Luego me dijo: “Hija, ora por todo el mundo que esta muy alejado, ya sea porque no me creen en mi ni en mi Divino Hijo Jesús”.

Luego desapareció, pero antes me dio su santa bendición y le dije: “Gracias, Señora.”

Y la Virgen de los Pobres desaparecido, sonriendo.

Me desperté y me encontré sentada en la cama, con las manos extendidas en las piernas y me salió decir: “Jesús mío, misericordia! Madre que gracia me has hecho”.

A su hermana, que regresaba de los campos y que pensaba encontrarla agonizante, dijo: “¡Dame mis zapatillas, que me levanto y me voy”.

Inmediatamente el patio se llenó de todos sus vecinos, conmocionados y asustados pensaron que estaba loca, pero cuando oyeron la historia con perfecta lucidez, me vieron comer, moverse y caminar, todos juntos elogiaron y alabaron al Señor por la bendición que había caído sobre su país.

El 15 de julio, con cerca de doscientos compañeros, fue personalmente a dar las gracias a la Virgen en la capilla de las Fuerzas Armadas 177 y asistió a la Hora de María de rodillas en el suelo, todo el tiempo, sin dar la más mínima señal cansancio.

El 31 de agosto de ese mismo año fue en peregrinación a Banneux a dar las gracias por la sanación, en el propio lugar de las apariciones.

El padre Jamin y el Obispo de Lieja querían saber y escuchar de sus labios la maravillosa historia de su recuperación.

En diciembre de ese año, acompañada por el Padre Angelo, fue recibida por papa Pio XII que paternalmente y benignamente quería saber y escuchar toda su historia, a pesar de que el maestro de ceremonias lo hizo de prisa.

En octubre de 1951 Ginetta reanuda su trabajo en la fábrica y es recibida con alegría y emoción por sus compañeros que, a partir de ese día, nunca dejaron de proponerle: “Vamos, vamos a rezar el rosario…, entona la letanía de la Virgen!”.

Vivió siempre en oración y en sencillez, difundiendo el mensaje de Nuestra Señora de los Pobres, ofreciéndose a sí misma por los sacerdotes y la conversión de los pecadores.

Tenía el don de la visita de la Virgen, cuyos mensajes refería al padre Angelo. Cada vez que esto ocurría, si había oportunidad de verla, incluso después de varias horas, se notaba que su rostro se transfiguraba y sus ojos brillaban de tal forma que no se podía sostener la mirada por la luz que emitían.

En el patio de la granja, junto a la ventana de su habitación, un recuerdo votivo fue erigido en memoria de su curación.

Ginetta expiró santamente el 26 de abril de 1978, después de haber dicho a la sobrina, que durante años vivió con ella y la asistía primorosamente: “Chau Ana, me voy al Paraiso”.

(fuente: forosdelavirgen.org)
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...