Fue así que surgió la Advocación de la Virgen del Pilar en España, y posteriormente, sus milagros y su tumba fueron los artífices del Camino de Santiago.
Jacob (llamado Santiago el Mayor o Santiago el de Zebedeo, para distinguir del otro apóstol llamado Jacob, Santiago el de Alfeo o Santiago el Menor), apóstol de Jesús de Nazaret, nacido en Betsaida (Galilea) y muerto en Jerusalén, en el siglo I. También es conocido como San Jaime, San Diego, San Yago.
Hijo de Zebedeo y Salomé. Era el hermano mayor de Juan el Apóstol. Su maestro Jesús les puso el sobrenombre de «hermanos boanergués» («hijos del trueno»). Su nombre en hebreo es Jacob (????), pero con el tiempo se ha ido deformando.
Fue uno de los primeros que recibieron la llamada de Jesucristo, cuando estaba pescando en el lago de Genesaret junto a su hermano. Tuvo un papel especial en el desarrollo del milagro de la hija de Jairo (Marcos 5, 21-43) y fue uno de los discípulos más apreciados por Jesucristo, de tal manera que estuvo presente en dos de los momentos más importantes de su ministerio -la Transfiguración en el monte Tabor (Lucas, 9) y la oración en el Huerto de los Olivos- junto a Simón Pedro y a su hermano Juan.
Fuera de los Evangelios, sólo aparece nombrado en los Hechos de los Apóstoles (Hc 12, 2), cuando, tras una prédica, es martirizado en Jerusalén (es uno de los primeros mártires cristianos).
Según se cree, tras el Pentecostés (hacia 33 d. C.), cuando los apóstoles son enviados a la predicación, Santiago habría cruzado el mar Mediterráneo y desembarcado para predicar el Evangelio en la Hispania (actuales España y Portugal).
La tradición que sitúa a Santiago el Mayor en Jerusalén, poco antes de su martirio, la recogen diversos apócrifos neotestamentarios (El libro de la Dormición de María, etc.), todos ellos anteriores al “descubrimiento” de la Tumba del Apóstol. Según estos relatos, cuando María ve cerca su muerte, recibe la visita de Jesucristo resucitado. Ella le pide que quiere estar rodeada por los apóstoles en el día de su muerte, pero que todos ellos están dispersos por el mundo. Jesucristo se lo concede y permite que sea la misma María, por medio de aparición milagrosa, quien avisara a sus discípulos.
Entonces él habría hecho todo el viaje de vuelta desde España hasta Jerusalén para encontrar a la Virgen (ya que ella se encontraba viva allí, en la capital de Judea) antes de su dormición, y entonces habría encontrado la muerte en el martirio. La leyenda se cierra con que sus discípulos habrían llevado su cuerpo (conservado de alguna manera) por el mar Mediterráneo en una mítica embarcación de piedra y habrían costeado el Atlántico nuevamente hasta Galicia, donde lo habrían enterrado justamente en Iria Flavia, donde el obispo Teodomiro lo halló.
Alrededor del año 813, en tiempos del Rey de Asturias Alfonso II el Casto, un ermitaño cristiano llamado Paio le dijo al obispo gallego Teodomiro, de Iria Flavia (España), que había visto unas luces merodeando sobre un monte deshabitado. Hallaron una tumba donde se encontraba un cuerpo degollado con la cabeza bajo el brazo, que se considera la tumba de Santiago.
El rey Alfonso y sus descendientes convierten al apóstol en un símbolo del combate contra el islam, naciendo así la imagen de Santiago Matamoros, que se prodigó a lo largo de la ruta jacobea. En el año 859, el rey Ordoño I dijo haber obtenido la victoria sobre los moros (musulmanes) porque se le apareció el apóstol Santiago Matamoros.
LA APARICIÓN DE MARÍA
Por los años 40, unos siete años después de la muerte y resurrección de Jesucristo, salió de Roma el Apóstol Santiago, quien ya había recorrido la Palestina, Tiro, Sidón, Grecia e Italia, predicando el Evangelio. Desde Roma se dirigió a España, la más importante y rica región de la Bética, embarcó para Sevilla, a donde llegó e inició su evangelización.
La Santísima Virgen, que aún vivía en carne mortal, le pidió al Apóstol que se le construyese allí una iglesia, con el altar en torno al pilar donde estaba de pie, y prometió que “permanecerá este sitio hasta el fin de los tiempos para que la virtud de Dios obre portentos y maravillas por mi intercesión con aquellos que en sus necesidades imploren mi patrocinio”.
Desapareció la Virgen y quedó ahí el pilar. El Apóstol Santiago y los ocho testigos del prodigio comenzaron inmediatamente a edificar una iglesia en aquel sitio y, con el concurso de los conversos, la obra se puso en marcha con rapidez.
Pero antes que estuviese terminada la Iglesia, Santiago ordenó presbítero a uno de sus discípulos para servicio de la misma, la consagró y le dio el título de Santa María del Pilar, antes de regresarse a Judea. Esta fue la primera iglesia dedicada en honor a la Virgen Santísima, un lugar de peregrinación famoso en el mundo entero que no fue destruido en la guerra civil española (1936-1939), puesto que las bombas que se lanzaron no explotaron, pudiéndose hoy en día verse expuestas en el interior de la Basílica.
LOS DISCÍPULOS DE SANTIAGO
Santiago nombró por jefe y Obispo a un hombre honesto y misericordioso, a quien por su piedad bautizó con el nombre de Pío. Este Pío era de profesión escultor, y había nacido en Massia, un puertecillo de pescadores en la orilla del río, entre los pueblos que hoy llamamos Puebla del Río y Coria del Río.
Este hombre era buen artista y se ganaba bien la vida haciendo esculturas para el adorno de los suntuosos edificios que se construían en Hispalis o Sevilla, y en su vecina Itálica. Seguramente si se estudian las firmas o marcas de las esculturas romanas que hay en los museos de Itálica y Sevilla, podrá hallarse alguna de ellas la firma de Pío, escultor y primer Obispo de Sevilla.
Este Obispo/ escultor fue quien realizó la primera imagen de la Virgen del Pilar por encargo del Apóstol Santiago.
Esta imagen fue llevada a la casa donde se reunían secretamente los cristianos, o sea, la primera iglesia Sevillana, que estaba situada a espaldas del circo de la ciudad. Dado que hoy por las excavaciones que se hicieron para construir la Av. de la Cruz Roja, sabemos que los cimientos del circo llegan desde el Hospital de la Cruz Roja hasta la calle Fray Isidoro de Sevilla, puede casi asegurarse que dicha primera iglesia cristiana estaba en la calle Fray Isidoro de Sevilla, o en la plaza que hay ante el “Grupo Escolar Queipo de Llano”, vulgarmente llamado “El colegio de los moros”.
CONDENA Y PRODIGIOS DE SANTIAGO
Santiago partió de España, para trasladarse a Jerusalén, como María le había ordenado y la visitó en Éfeso. La Madre de Dios le predijo la proximidad de su muerte en Jerusalén, y lo consoló y confortó en gran manera. Santiago se despidió de María y de su hermano Juan, y se dirigió a Jerusalén, donde al poco tiempo fue hecho prisionero y llevado al monte Calvario.
Durante el recorrido aún fue capaz de convertir a algunas personas. Cuando le ataron las manos, dijo: “Vosotros podéis atar mis manos, pero no mi bendición y mi lengua”.
Un tullido que se encontraba a la vera del camino, clamó al apóstol que le diera la mano y lo sanase. El apóstol le contestó: “Ven tú hacia mí y dame tu mano”. El tullido fue hacia Santiago, tocó las manos atadas del apóstol e inmediatamente sanó.
Josías, la persona que había entregado a Santiago, fue corriendo hacia él para implorar su perdón. Este hombre se convirtió a Cristo. Santiago le preguntó si deseaba ser bautizado. Él dijo que sí, por lo que el apóstol lo abrazó y le dijo: “Tú serás bautizado en tu propia sangre”. Y así se cumplió más adelante, siendo Josías asesinado posteriormente por su fe.
En otro tramo del recorrido, una mujer se acercó a Santiago con su hijo ciego para alcanzar de él la curación para su hijo, obteniéndola de inmediato.
Una vez llegado al Monte Calvario, el mismo lugar donde años antes fue crucificado nuestro Señor, Santiago fue atado a unas piedras, le vendaron los ojos y le decapitaron. Fue ejecutado por Herodes Agripas alrededor del año 44 d.C. siendo el primer apóstol mártir.
El cuerpo de Santiago estuvo un tiempo en las cercanías de Jerusalén. Cuando se desencadenó una nueva persecución, sus discípulos tomaron su cuerpo y lo llevaron a España para su entierro. Siglos después el lugar fue encontrado y llamado Compostela (campo estrellado).
En siglos posteriores y hasta el momento actual, numerosos fieles, principalmente de Europa, recorren parcialmente el “Camino de Santiago” que les conduce a la tumba del Santo, con el fin de pedir perdón por sus pecados.
SANTIAGO Y LA VIRGEN MARÍA
Santiago preparó el camino para la Virgen María en España y también su llegada al “Nuevo Mundo”. Es el Apóstol de la Virgen María, también conocido como el Apóstol de la Paz.
En 1519, Hernán Cortés llegó a Veracruz, y en Lantigua construyó la primera iglesia dedicada a Santiago en el continente Americano.
También en 1521, cuando México fue conquistada, Cortés construyó una iglesia en las ruinas de los Aztecas que al igual fue dedicada a Santiago Apóstol. A este templo se dirigía san Juan Diego el 9 de diciembre de 1531, para recibir clases de catecismo y oír la Santa Misa, ya que era la fiesta de la Inmaculada Concepción.
En 1981, se reportó el comienzo de las apariciones de Nuestra Señora en Medjugorie bajo el titulo “Reina de la Paz”. Unos años antes, se había construido una iglesia en ese lugar dedicada a Santiago Apóstol.
Santiago ha preparado el camino para que el mundo reconozca a la Virgen Santísima como “Pilar” de nuestra Iglesia.
(fuente: forosdelavirgen.org)
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