En el año 1513, la Virgen María librado milagrosamente a la ciudad de Dijon de los ataques de los suizos y alemanes, cuyas fuerzas militares eran muy superiores.
La fuerza invasora estaba tan seguro del éxito que ya preparaba a parte de su ejército para traer de vuelta el botín que esperaban para tomar de los pueblos y monasterios franceses. El monasterio de Beze no se salvó, y hasta los monjes muertos fueron desenterrados en busca del tesoro.
El ejército llegó el 8 de septiembre, día de la solemnidad de la Natividad de Nuestra Señora. Los invasores eran muchos y bien armados y abrieron fuego con un intenso fuego de cañón el día siguiente. Sin embargo, las muertes de franceses fueron muy pocas. Los invasores volvieron a atacar, esta vez con más ferocidad pero los resultados no fueron los que esperaban, ya que sufrieron muchas bajas en sus filas.
El domingo 11 de septiembre, después de la Misa en honor a la Virgen Negra, se organizó una procesión por las calles de Dijon en la que los devotos encomendaban sus vidas a la Madre de Dios.
Al día siguiente se firmó un tratado y el conflicto terminó inesperadamente. En acción de gracias por este favor, ella fue titulada Nuestra Señora de Dijon y, desde ahí en más, la procesión general a su santuario se hace todos los años.
Durante la Revolución Francesa, la iglesia sufrió el ultraje de ser transformada en una casa de almacenamiento de forrajes. Después, en la expiación de la Virgen por este insulto, los fieles de Francia reconstruyeron el santuario. Nuestra Santísima Madre respondió a la generosidad al amor de las personas mediante la concesión de favores y curaciones y extender su poder milagroso dada por Dios sobre el pueblo. En 1944 el ejército alemán ocupó la ciudad de Dijon y la gente se volvió a María implorándole su auxilio. El 11 de septiembre del mismo año, el ejército nazi dejó inesperadamente Dijon.
traducido por mallinista
(fuente: www.roman-catholic-saints.com)
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