Los habitantes de Trujillo quedaron evidentemente atemorizados con la aproximación de esa flota y enviaron emisarios a todas las ciudades y villas de la región, entre ellas a Otuzco, situada en la sierra, a 75 Km. de distancia.
Los vecinos del pueblo quedaron también muy preocupados. Y, no disponiendo de murallas ni contando con ninguna posibilidad de defensa, decidieron recurrir a Aquella que la Sagrada Escritura llama “terrible como un Ejército en orden de batalla”. Así, como recurso extremo, decidieron colocar en la puerta de la ciudad una imagen de Nuestra Señora de la Concepción, devoción que las Ordenes religiosas habían popularizado mucho antes de la proclamación de su dogma por Pío IX, en 1854.
Había en Otuzco una ermita dedicada a la Virgen de la Concepción, debida a la devoción de una ilustre dama, Doña Florencia Mora de Sandoval, célebre por los incontables actos de caridad que practicó.
Curiosamente no fue esa imagen, Patrona de la ciudad, la que se colocó en la puerta, pues una costumbre del Virreinato exigía que ella saliese de su altar en la iglesia solamente para la procesión en el día de su fiesta. Muy respetuosos de las costumbres vigentes, los habitantes de Otuzco no quisieron retirar a la Patrona de su lugar, ni siquiera ante esa inminente calamidad.
Así, quedó defendiendo la puerta de la ciudad otra imagen de Nuestra Señora de la Concepción, traída años antes de Venezuela para realizar procesiones de la Inmaculada fuera de los días de fiesta oficial. Tal imagen tiene un metro de altura, y se halla asentada sobre un trozo de roca de un palmo de alto, toda forrada de plata.
Después de colocarla precisamente en el lugar donde, en cualquier momento, se esperaba la aparición de los piratas, la población estaba compenetrada de que sólo les quedaba rezar y confiar en la protección maternal de María Santísima. Tres días y tres noches permanecieron los habitantes orando juntos en la puerta de la ciudad, a los pies de la imagen, aguardando el temido ataque.
Pero... ¡lo imposible sucedió! Los protestantes holandeses, cuya superioridad numérica y de fuerza era evidente, ¡ni siquiera desembarcaron! Hasta hoy ningún historiador consiguió presentar una explicación natural convincente para el hecho: la ciudad de Trujillo, y los pueblos de Huanchaco y Otuzco fueron preservados de cualquier ataque de los terribles piratas.
MILAGRO DEL ANILLO,EXALTANDO A LOS HUMILDES
Entre los muchos hechos admirables realizados por mediación de la Virgen de la Puerta, el más conocido es el “Milagro Del Anillo”.
Cierto día, poco antes de comenzar la novena de su fiesta, llegó a pie a Otuzco, procedente de un poblado denominado Chimur, una devota muy pobre. Deseaba mandar a celebrar una Santa Misa durante la novena, por una intención particular muy apremiante. Como no poseía dinero para encomendar la Misa, pidió limosnas por todo el pueblo hasta obtener la cantidad suficiente. Satisfecha con el resultado, solicitó al párroco local, un sacerdote de apellido Landa, la celebración de la Misa.
Pero satisfacer a última hora ese deseo por ocasión de la fiesta de la Patrona era imposible, debido a los múltiples pedidos de Misas que se acumulaban para esas fechas. Desconsolada, la pobre mujer renovó el pedido, que no pudo ser atendido por el sacerdote. Comenzó, entonces, nuevamente a pie, el viaje de regreso a su pueblito.
A mitad de camino, se encontró la desconsolada mujer con una joven Señora, de porte majestuoso. Le pareció extraño que tan digna persona anduviese sola por aquellos pobres parajes. La Señora le entregó un precioso anillo, y le aconsejó volver inmediatamente a Otuzco y renovar al padre el pedido de la Misa, pero sin referirse a ese inesperado encuentro. La devota siguió la recomendación y retornó, siempre a pie, a la casa parroquial.
Es de imaginarse la sorpresa del sacerdote, al reencontrar aquella humilde mujer que insistía en la celebración del Santo Sacrificio, mostrándole la joya que él conocía perfectamente: era, ni más ni menos, el valiosísimo anillo usado por la imagen de la Virgen de la Puerta en su altar. Nadie había notado su desaparición. Y no le sería posible a la pobre mujer apoderarse de esa joya en aquellos días, en medio de la multitud de fieles. Ante tal demostración de predilección de la Madre de Dios por aquella fiel devota, el sacerdote inmediatamente concordó en celebrar la Misa.
Se dice de María Santísima, parafraseando la Escritura, que Ella tiene en sus manos “la llave que abre y nadie cierra; que cierra y nadie abre”. En los conturbados días que nos toca vivir, frente a tantos problemas insolubles y dificultades insuperables que nos agobian -tanto espirituales como materiales- tengamos presente la admirable invocación de Nuestra Señora de la Puerta, y pidámosle que Ella abra las puertas de la solución a todas nuestras necesidades, como a las de nuestros seres queridos y de nuestro atribulado Perú; y las cierre a las influencias perversas del pecado y del desorden.
MUSEO RELIGIOSO
Juan de la Calle y Heredia oficializó el culto a la Virgen de la Puerta el 4 de Junio de 1664 y se inicia la construcción de la segunda Iglesia Matriz.
El 16 de Julio de 1821 los patriotas la bombardearon a raíz de la derrota de los españoles en la Batalla de Urmo. En república se construyó la tercera Iglesia Matriz que se termina en 1940.
El 27 de Octubre de 1983 la Sagrada Imagen de la Virgen de la Puerta, es trasladada en forma definitiva a su Santuario, posteriormente la Iglesia Matriz es restaurada por la Hermandad, y es actualmente sede del Museo Religioso, en donde alberga y se exhibe los innumerables mantos, coronas, joyas y objetos que obsequian a la Virgen de la Puerta en recompensa a un milagro o favor concedido.
El horario de atención es de 9 a.m. a 12:30 p.m. y de 2 a 6 p.m de Miércoles a Lunes; Martes está cerrado. El costo de ingreso es de Un Nuevo Sol, siendo gratuito para los niños menores de 10 años.
ORACION A LA VIRGEN DE LA PUERTA
¡Oh Virgen Santísima de la Puerta! Bendice nuestra casa, para que sea el hogar del amor y la paz, Bendice la puerta abierta como los brazos extendidos que den la bienvenida,
Bendice las ventanas que dejan entrar el sol a raudales cada mañana, y por donde se asoma las estrellas que en la noche son luces de esperanza,
Bendice los muros que nos defienden del viento, y que son nuestros amigos en las horas que pasan,
Bendice nuestra mesa, los sitios de trabajo, para que nos ayuden, y el lugar del reposo para que nos resguardes,
Bendice el techo que cobija los afanes de hoy y los sueños de mañana, y que guarda siempre entre los vivos la memoria sagrada de los que se han ido,
Bendice a la madre, que es la luz de la casa, al padre que es fuerza y alimento, y que sean benditos los hijos, vida y esperanza de ellos,
Bendice nuestros pensamientos, para que sean rectos nuestros actos, para que nos conduzcan a Ti,
Bendice nuestras horas de paz y silencio, para que fortalezcamos juntos nuestro espíritu,
Bendice nuestros dolores y alegrías porque son el corazón de la familia.
(fuente: www.virgendelapuertadeotuzco.com)
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