El Rey de Francia llegaron a Bourbourg sabía que la región estaba amenazada por bretones, borgoñones, normandos, alemanes y otros. Tal como se temía, la ciudad fue atacada:
ardieron las casas de Bourbourg por las flechas incendiarias y cañones. Luego de la masacre, los franceses asistieron a los enfermos y enterraron a los muertos, sabiendo que al día siguiente iban a renovar el ataque. Mientras tanto, los ingleses trabajaban en la extinción de los incendios en el poblado y se sentían en peligro.
El duque de Bretaña aprovechó para negociar con los ingleses, aconsejándoles abandonar la ciudad para así salvar sus vidas y riquezas. El Rey de Francia respondió que, en nombre de Dios, aceptaría un tratado, a pesar de la oposición de los bretones, franceses, normandos y borgoñones.
El Rey de Francia, junto a su ejército, entró Bourbourg un jueves por la mañana. Los bretones comenzaron a saquear, sin exceptuar siquiera a la iglesia de San Juan. En esa iglesia un saqueador de pie trepó a un altar con la intención de robar una piedra preciosa que estaba en la corona de la imagen de Nuestra Señora. Cuando llegó a robar la piedra, la imagen de repente se dio la vuelta, y el saqueador en su espanto cayó del altar y fue herido de muerte al instante. Varias personas fueron testigos de ello. Poco después, otro saqueador vino con la intención de profanar la imagen, y fue que todas las campanas empezaron a repicar sin que nadie las tocara
A causa de estos milagros, la iglesia fue visitada por grandes multitudes. El Rey hizo un hermoso regalo a la iglesia al igual que todos los señores , por lo que el monto de sus regalos fue más de tres mil francos.
traducido por mallinista
(fuente: www.roman-catholic-saints.com)
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