El caso más notorio es el de un Icono, del que José Muñoz (Ortodoxo Ruso) es su custodia, que exhala aceite santo desde la década de los ’80 en Montreal y donde éste lo lleve. Aquí hay algunos pasajes de un reportaje de 1983.
En diciembre de 1986 el New York Times da cuenta de un “Icono de la Virgen de Iver que atraía multitudes en una pequeña iglesia Ortodoxa de Chicago. El icono rojo y dorado, de 0,90 x 1,50m (3 x 5 pies) está pintado sobre una tela pegada a una gruesa madera terciada de 1,25m m de espesor, y fue pintado hace 23 años por Constantino Youssís, un artista de Manhattan”.
HISTORIA DEL MILAGROSO ICONO
El primer icono de Iver (Iver o Iveria) que ahora se conserva en un monasterio en el Monte Athos, Grecia, fue pintado, según dice la tradición, por el Apóstol y Evangelista Lucas.
En el Siglo IX el icono estaba en casa de una viuda que vivía cerca de Nicea. Esta ciudad de Asia Menor que no existe hoy en día, se hizo famosa debido a los dos Concilios Ecuménicos que se llevaron a cabo allí. Entre otras cosas, en el último Concilio (séptimo en orden numérico y segundo celebrado en esa ciudad), después de luchar largo tiempo contra los iconoclastas, se logró restablecer la veneración a los iconos.
Durante el reinado de Teófilo (Emperador de Bizancio quien estaba en contra de los iconos), cierta vez los soldados entraron en casa de la viuda para confiscar todos los iconos. Entre ellos estaba el de la Virgen María, pintado por el Apóstol Lucas, que ocupaba un lugar preponderante. Uno de los soldados asestó un golpe al icono con su espada y al instante salió sangre de la mejilla de la Virgen María de ese lugar.
Profundamente conmovido por este milagro, el soldado se arrepintió de haber cometido ese sacrilegio, dejó de apoyar la herejía que iba contra los iconos y al poco tiempo se recluyó en un monasterio, donde posteriormente se hizo monje.
Siguiendo los consejos del soldado arrepentido, la viuda decidió ocultar el icono de la Virgen María para protegerlo contra posibles ultrajes posteriores y después de orar, lo colocó sobre las aguas del mar, alegrándose mucho cuando el icono se paró en forma vertical y comenzó a desplazarse hacia el oeste por las aguas.
Escapándose de la herejía de los iconoclastas el hijo de la viuda dejó Nicea y se instaló en Athos, donde pasó el resto de su vida como monje. Precisamente de él los monjes de Athos escucharon hablar sobre ese icono, que su madre había dejado ir por las aguas del mar. Los monjes de Athos conservaron durante mucho tiempo esa leyenda sobre el milagroso icono.
Muchos años más tarde el icono apareció de repente, como dice la tradición de Athos, rodeado de fuego en las cercanías del monasterio de Iver. Por aquel entonces en el monasterio de Iver vivía el Santo monje Gabriel, quien era de procedencia georgiana. La Virgen María se le presentó en sueños y le indicó que le dijera al abad y a los hermanos del monasterio que Ella deseaba darles Su icono como ayuda y protección, y solicitó a Gabriel que se dirigiera sin temor, caminando por el agua, hacia el icono y que lo tomase en sus manos.
Cumpliendo las indicaciones de la Madre de Dios, dice la tradición, Gabriel caminó por el agua, como sí lo hiciera por tierra firme, tomó el icono y lo llevo a la orilla. El icono fue llevado al monasterio y colocado en el altar.
Al día siguiente los monjes no lo hallaron en el mismo lugar; lo encontraron en la pared sobre el portón de entrada del monasterio. Volvieron a colocar el icono en el altar, pero al día siguiente otra vez volvió a estar arriba del portón de entrada. Esto se repitió varias veces, hasta que la Virgen María le reveló a Gabriel en sueños que no deseaba ser protegida por los iconos, sino que quería ser Ella la Protectora del Monasterio.
Consecuentemente, se edificó una iglesia en el lugar del portón principal, donde se conserva el icono hasta hoy en día. Por estar en el Monasterio de Iver, el icono también fue denominado Virgen María de Iver y por su ubicación, “Portaitisa,” cuidadora del portal.
Los peregrinos al Monte Athos llevaron a Rusia noticias sobre el icono ortodoxo de Iver. En el siglo XVII un Archimandrite del monasterio de Novosspassky en Moscú, Nikon (el futuro Patriarca), se dirigió al abad del monasterio de Iver solicitándose que envíe a Rusia una copia del milagroso icono de Iver, lo que fue hecho. Antes de la revolución (1917) este icono se encontraba en una capilla edificada cerca de los muros del Kremlin; pero esta capilla fue posteriormente destruida por la revolución.
EL ICONO QUE EXHALA CRISMA
En septiembre de 1983 se realizó una entrevista a José Muñoz (Chileno que vive en Canadá), de la Iglesia Ortodoxa Rusa, cuando el icono de Iver estuvo en el Monasterio de la Santísima Trinidad, Jordanville, Nueva York, EE.UU. Este icono exhala aceite santo.
Estos son algunos pasajes de la extensa entrevista.
-Hace casi un año atrás dos de mis amigos y yo viajamos desde Canadá al Santo Monte Athos. Yo tenía muchos deseos de visitar la celda de los Darlileos, en la cual hay una escuela donde todavía pintan iconos de acuerdo con las antiguas tradiciones.
Llegamos a la ermita de Kapsokalivia. Al mirar vimos que abajo se veía una ermita muy grande. Bajamos por la montaña y resulto ser la del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo. El prior de esa ermita nos recibió cálidamente y nos convidó con té y turrón turco en el patio. Después de eso, cuando ya entramos en el edificio, vi en el taller este icono de la Virgen. Realmente nunca podré describir lo que sentí cuando lo vi, creo que mi corazón se dio vuelta en mi alma. Este icono se transformó en algo que quise mucho desde el primer instante. Como se trataba de un taller donde se pintaban iconos, les pedí a los monjes que me lo vendieran.
Pero me dijeron que precisamente ese icono no se vendía ya que se trataba de uno de los primeros pintados en esa ermita. Insistí durante mucho tiempo para que me lo vendieran, pero los monjes me dijeron muy cortésmente que no podían hacerlo.
A la noche, cuando estuve en la liturgia, en el momento en que se cantaba el “Digno Es” me hinqué prosternándome y recé fervorosamente ante la Virgen María: “Ya hice todo lo que humanamente se puede hacer, les ofrecí dinero e insistí muchísimo ante el prior del monasterio. Madre de Dios, ven con nosotros igual a América porque te necesitamos.”
Después de esta oración sentí una gran paz interior, como si tuviera la certeza de que la Santísima Virgen accedería a nuestros ruegos e iría con nosotros.
Al terminar la liturgia nos preparamos para salir de la ermita. En el momento de irnos apareció el prior con el icono envuelto en papel y me dijo que la Santísima Virgen quería viajar con nosotros a América. Cuando el prior me dio el icono quise entregarle dinero, pero no lo aceptó pues dijo que, no podía recibir dinero por un objeto sagrado.
-El Icono lo pintó el padre Crisóstomo. En esta ermita hay reglas monásticas muy estrictas y los monjes que pintan iconos ayunan todo el tiempo que dura la pintura y además durante la pintura se leen los Salmos.
-Subimos al bote y cuando navegábamos en dirección a Dafae, yo escuché una fuerte voz interior que me decía con gran insistencia “Ve al monasterio de Iver y coloca tu icono de la Virgen de Iver junto al famoso icono milagroso de la Virgen en Iver que está en ese monasterio”. Aceptando las indicaciones de esa voz fuimos al monasterio de Iver y lo hicimos.
-Pasaron tres semanas durante las cuales yo todas las noches leía el Acatistos a la Santísima Virgen en Canadá. Una noche me desperté alrededor de las 4 de la madrugada y sentí que había un aroma muy agradable que llenaba toda la casa, no solo mí habitación, sino toda la casa.
Al día siguiente, cuando comencé las oraciones matutinas, miré el icono y vi que de la mano de la Santísima Virgen María salían chorritos que se dirigían a la parte inferior del icono. Le dije a mi compañero que tuviera cuidado cuando echaba aceite dentro de la lámpara, pues pensé que él lo derramó cuando la rellenó. Me contestó que no había llenado la lámpara con aceite. Tomé entonces el ícono y lo limpié y me di cuenta de que el aroma procedía del icono.
Al poco tiempo nos visitó el ieromonje Iríneo y me dijo que había que llevar el Icono a la iglesia, y así lo hicimos. Al traer el icono a la iglesia lo llevamos al altar, colocándolo sobre el “Trono” (en la Iglesia Católica Romana, altar) y el padre Iríneo lo bendijo nuevamente (el Icono ya había sido bendecido en el Monasterio de Iver y en Pretato, donde me dieron también permiso oficial sellado, permitiéndome trasladarlo del Monte Athos). Del icono colocado sobre el “Trono” durante toda la misa salían chorritos de crisma de la mano del Niño Jesús.
-Poco después el Arzobispo Vitaly se enteró sobre el milagro y nos pidió que fuéramos al monasterio. Cuando llegamos allí con el icono envuelto en un paño que estaba todo embebido en crisma, el Arzobispo antes que nada tomó un algodón y lo secó completamente, sacando de esta manera todo el crisma que había sobre el icono. Luego lo tomó y fue con él por todas las habitaciones de los tres pisos del monasterio. Cuando volvió nuevamente a la iglesia el icono estaba otra vez recubierto de crisma y chorreaba por las manos del Arzobíspo, quien se inclinó ante la imagen y dijo que estaba sucediendo un milagro extraordinario. Luego se llevo el icono a la catedral. A partir de ese momento el crisma nunca dejó de brotar, salvo una vez durante la Semana Santa de este año.
-Siempre ha salido del mismo lugar, el cual nunca cambió. Sale de las manos de la Santísima Virgen y de la estrella que se encuentra en su hombro izquierdo, y solamente a veces de las manos de Nuestro Señor Jesucristo. El crisma fluye hacia abajo. Es extraordinario que salga solamente del lado donde está la imagen de la Sma. Virgen y del Niño Dios, pero no pasa al reverso del icono, donde la superficie está completamente seca.
-El ícono tiene aproximadamente 45cm x 25cm.
-Su excelencia el Arzobispo Vitaly y otras personas me dijeron que este icono de la Sma. Virgen pertenece al tipo denominado “Odikiriy” (conductores o guías del camino), los que indican el camino correcto. Y que el aroma atrae a las personas. El mismo icono nos atrae con este aroma tan especial que sale del crisma que exhala, para que sigamos el camino que nos indica la Madre de Dios.
-Mi primer viaje fue a la capital de los EE.UU., Washington D.C., por invitación del Padre Viktor Potapoff, quien quedó muy impresionado con el milagro. Lo que más me llamó la atención durante todos mis viajes por las diferentes parroquias fue que la Sma. Virgen llegaba al fondo del alma de las personas. En todas las iglesias que visitó el icono siempre hubo gran cantidad de fieles que se confiesan y comulgan. Hasta me escribió una carta A. Solzhenytzin.
-Hace poco estuve en Los Angeles, donde conocí a una señora cuyo hijo falleció en un accidente automovilístico. Esa señora estaba acumulando píldoras tranquilizantes que le daba el médico para tomarlas todas juntas de una sola vez para dejar de existir. Pero alguien le dijo que iban a llevar a su parroquia el icono de la Sma. Virgen del cual emanaba crisma, y cuando ella fue a verlo, se impresionó tanto que enseguida fue a confesar todos aquellos pecados que estaba por cometer. “Me quería quitar la vida porque pensaba que Dios no estaba con nosotros, que Dios nos dejó y que la Madre de Dios tampoco está con nosotros. Pero ahora veo que está aquí con nosotros en nuestra propia iglesia”.
-Se curó un niño paralítico en la ciudad de Washington, D.C. Otro caso sucedió en Montreal con el Sr. Sídoroff, que tenía cáncer de columna y no podía moverse. Fuimos a visitarlo al hospital y allí rezamos un “Moleben” (Te Deum) con himnos de alabanza a la Sma. Virgen. Esa persona nos dijo que se había impresionado muchísimo con el milagro. En los días sucesivos su salud comenzó a mejorar y ahora ya salió del hospital.
-Hay otro caso más. Una mujer que padecía de pulmonía en un grado muy avanzado, durante la Cuaresma pidió que se rezara un Te Deum con himnos de alabanza a la Sma. Virgen. El médico que la estaba atendiendo le avisó que no debía salir de la casa porque la enfermedad se iba a agravar y que se iba a morir. La enferma contestó “Voy a ir porque se va a celebrar un “Moleben” a la Sma. Virgen” y decididamente fue a la iglesia. Al volver a su casa estaba completamente sana.
-Pero lo que me sorprende más es que el icono de la Sma. Virgen trae paz. En una parroquia hubo grandes discordias internas antes de que llegáramos con el icono. Una vez que llegamos se olvidaron todos los inconvenientes y surgió la paz, que sigue existiendo hasta ahora, según me informaron.
-Sucede que muchos no quieren alejarse de él. En Los Ángeles, después de la misa el Arzobispo Antonio me pidió que me quedara junto al icono mientras él iba a almorzar. Después nos quedamos en la iglesia hasta las 11 de la noche. La gente no quería irse. En los lugares donde llega el icono se percibe una gracia especial.
-Los católicos demuestran muchísimo respeto hacia el icono y muchos vienen a nuestra iglesia. Cuando estuve en Washington había varios sacerdotes católicos en la iglesia. Un Obispo católico de Haití vino a mi casa y me pidió que le ungiera los ojos con el crisma ya que padecía de cataratas. Con posterioridad recibí una carta suya en la que me decía que veía mucho mejor después de que se ungieran sus ojos con crisma.
-Cierto obispo me decía que el hecho de que el icono a veces exhala más crisma y otras menos, es un indicio de que no está en nuestras manos regular este evento, ello sucede debido a la voluntad de Dios. La Sma. Virgen hace aparecer más o menos crisma cuando Ella quiere. Pensamos que este hecho depende también de nuestras oraciones ante el icono. Cuando nuestras oraciones son fervientes, entonces la Madre de Dios nos bendice con abundancia de crisma. Son muy felices las personas que han podido presenciar este milagro.
Quien realizó la entrevista dice que el crisma que exhala el icono tiene un aroma muy agradable y aparece en abundancia, y en especial cuando los presentes oran con fervor. Se parece a un aceite, pero cuando uno lo coloca sobre el dedo desaparece rápidamente; sin embargo, sale tal cantidad del icono que no tiene tiempo de evaporarse. Es interesante que aún cuando el algodón se seca totalmente, el perfume queda.
LAS CELEBRACIONES
El icono original de la Virgen de Iverón se conmemora:
- El 25 de febrero según el calendario juliano, el Viernes Claro (por su apariencia en el Monte Athos y por la copia milagrosa de Mozdek, Georgia);
- El 13/26 de octubre (por la llegada a Moscú en 1648 de la copia que pidió el Patriarca Nikon) y
- El 26 de septiembre/el 9 de octubre (por la llegada a Georgia en 1989 de otra copia).
El ícono de Montreal, es decir la copia del original que tenía el Hermano José, se conmemora el 11/24 de noviembre, cuando la copia empezó a exudar mirra.
EL MONASTERIO DE IVERON
El Monasterio de Iviron es el tercer monasterio de la jerarquía de los monasterios del Monte Athos. Contiene el original del ícono de Iveron (o Iverión o Iver) de la Portaitissa.
Su nombre proviene de que fue fundado entre 980 y 983 por dos monjes georgianos (Ibires), Ioannis y Efthymios. La tradición dice que la Virgen María visitó este lugar con su hijo y ella le pidió el lugar como regalo. Este es el motivo por el que este lugar, así como todo el Monte Athos, es muy devoto a la Virgen (Panagia).
El monasterio de Iviron está dedicado a la memoria de la Dormición de la Virgen María. Situado sobre una pintoresca ensenada en el lado noreste de la península, cerca de un arroyo que brota de las aguas, que se alcanza después de media hora de fácil descenso a pie desde Karyes.
El katholikon del monasterio está dedicado a la Asunción de la Bienaventurada Virgen María. Restaurado en 1513, fue construido originalmente en la primera mitad del siglo XI por el monje Ibérico George Varasvatzes, que durante muchos años ocupó el cargo de abad. Se encuentra casi en el centro del terreno, y sigue el plan típico de las iglesias bizantinas atonitas. En el magnífico mármol del piso se ven varios patrones geométricos con la inscripción en letras mayúsculas “yo levantanré estas columnas y no serán conmovidas por el tiempo. George el Ibérico, monje y fundador”.
Las pinturas murales pertenecen a diferentes períodos entre los siglos XVI y XIX, cuando fueron repintadas. De interés es también el iconostasio de madera postbizantino tallada con un rico follaje, la puerta finamente labrada en plata y ébano que lleva del exo-nártex al atrio interior, y los siete candelabros de plata ramificados en forma de un árbol de limón con treinta limones dorados. Según la inscripción métrica en ruso y griego, fue presentado al archimandrita Cirilo por los habitantes de Moscú en 1818 como regalo para su monasterio. Un tercer atrio, de cristal decorado con pinturas murales se añadió al nártex doble en 1795.
Delante de la iglesia se encuentra el Phiale para la bendición de las aguas, reconstruido después del incendio de 1865. Frente a la puerta oeste de la iglesia está el refectorio, que fue reconstruido y ampliado por el archimandrita Athanasios en 1848. El campanario de altura por encima de la entrada se construyó en el mismo año.
Al monasterio de Iviron pertenece la ermita de San Juan el Bautista.
El tesoro de Iviron contiene una de las colecciones más ricas y más valiosa de Athos. Se encuentra junto a la biblioteca en un nuevo edificio de un piso. Sus tesoros son de inestimable valor, e incluyen vestiduras sacerdotales bordadas en oro, platería eclesiástica, cruces, cupas de comunión, pectorales, mitras, el vestido completo sacerdotal del IV Patriarca Dionisio, el manto de Gregorio V, una cortina finamente bordadas de la Puerta Real, el trabajo de la bordadora Kokkona Orologa que representa la Asunción de la Virgen María, y muchos otros objetos sagrados y reliquias. Por último, el llamado sakkos del emperador Juan Tzimisces se muestra en la biblioteca. Esta vestidura litúrgica está decorada con diversos arabescos y las representaciones de cabezas de león.
La biblioteca está ricamente surtida y bien organizada. Contiene más de 2.000 manuscritos, que varían ampliamente en su contenido y de diferentes materiales, y 15 rollos litúrgicos. De estos 123 son códices escritos en pergamino, otros 23 en bombasine o papel. A estos hay que añadir cerca de 100 textos de pergamino en el idioma georgiano, ilustraciones de varios de los manuscritos griegos. Además de sus manuscritos, la biblioteca contiene más de 15.000 libros impresos, entre las cuales hay algunas primeras ediciones muy finas e incunables.
La biblioteca también contiene varios documentos importantes imperiales y patriarcales, los más notables son los chrysobulls del emperador Constantino VII Porphyrogenitos (946 y 958), Romanos II (960) y Basilio II.
(fuente: www.forosdelavirgen.org)
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