Al otro día volvió y sobre las piedras halló otra “piedrita” extraña, blanca y pequeña que le recordaba las formas de algunas imágenes que había visto en las estampas, sobre todo de la Virgen de Copacabana, tan conocida y venerada en el Altiplano. Estaban patentes la cabeza con su corona, su manto cónico, algo modelada la figura del Niño.
LA MAMITA DE LOS CERROS
La devoción de la Virgen de Copacabana de Punta Corral tiene más de siglo y medio de historia, remontándonos hacia el primer tercio del siglo XIX. Desde aquellos días, las honras a Nuestra Madre María en la Advocación de la Virgen de Copacabana de Punta Corral se efectúan cada año en coincidencia con el inicio de la máxima festividad cristiana, la Semana Santa, más precisamente, para el “Domingo de Ramos” y el “Miércoles Santo”.
Punta Corral se halla ubicado en el departamento de Tumbaya a una distancia de 45 Km. al norte de San Salvador de Jujuy en las serranías homónimas, al este del pueblo de Tumbaya, a 3.860 metros de altura sobre el nivel del mar, es un lugar ventoso pero mágico, con un clima frío, sobre todo en las noches, pero cargado de fe.
ORIGEN BOLIVIANO DE LA ADVOCACION
Antes de Semana Santa, la comunidad cristiana de la Provincia de Jujuy, provincias vecinas y de Bolivia, en especial, moradores de las localidades de toda la Quebrada de Humahuaca, se trasladan hacia Tumbaya y Tilcara, para de allí peregrinar hacia el Santuario erigido en el Abra de Punta Corral, sito en el departamento de Tumbaya.
La imagen de la Virgen de Copacabana de Punta Corral, tiene sus orígenes y por ello una gran similitud a la imagen venerada en Copacabana, República de Bolivia, en la bahía del Lago Titicaca. De allí podríamos afirmar que deviene en gran medida la denominación que intenta conjugar el nombre de los ambos lugares:
El primero ubica el inicio de la devoción en Copacabana a comienzos del siglo XVI cuando el Jefe Inca Tito Yupanqui le ofreciera votos a la Virgen en aquella localidad, para poder sobrellevar la calamidad agrícola que azotaba por esos días.
El segundo se corresponde con la aparición de la Virgen en el Abra de Punta Corral, dentro la Estancia Vieja, cuando don Pablo Méndez (campesino del lugar), protegiéndose de la inclemencias climáticas se refugiaba en ese paraje en el mes de julio de 1835.
Son dos las imágenes de la Virgen de Copacabana de Punta Corral que se veneran en la Quebrada de Humahuaca: una de ellas desciende durante el Domingo de Ramos a Tumbaya y la otra el Miércoles Santo a Tilcara.
LA HISTORIA
Según datos aportados por el esclavo ya fallecido Don Alberto Méndez, sacados de un cuaderno que dejaron anteriores esclavos, cuenta que fue el primero, Don Pablo Méndez, seguido por su cuñado Don Roque Jacinto Torres.
En el año 1835, por el mes de julio, cerca de la Fiesta de San Santiago, en los pastizales del Abra de Estancia Vieja, a Don Pablo Méndez, que se encontraba pastando sus vaquitas se le apareció una señora vestida de blanco, de cabellera reluciente que le habló con afable majestad preguntándole qué hacía. Maravillado y como quien conversa consigo mismo le contesta.
Antes de que la aparición se diluyera, oyó que le recomendaba que al otro día volviera a buscarla. Don Pablo quedó atónito, se restregó los ojos, se encontraba perplejo y solo atinó a señalar con piedras el lugar y regresó a su rancho. Reunido con su familia les contó lo ocurrido. Algunos se rieron, otros que se había dormido en vez de cuidar el ganado, que todo había sido un sueño. Don Roque Jacinto Torres, hombre capaz y leído le aconsejó que volviera al día siguiente y así lo hizo.
Aunque la señora no apareció, sobre las piedras que había dejado como señal, halló una “piedrita” extraña, blanca y pequeña que le recordaba las formas de algunas imágenes que había visto en las estampas, sobre todo de la Virgen de Copacabana, tan conocida y venerada en el Altiplano.
Estaban patentes la cabeza con su corona, su manto cónico, algo modelada la figura del Niño. Todo quedó aclarado para el alma sencilla de Méndez quien, luego de orar fervientemente regresa llevando consigo la pétrea figura.
Pronto la noticia recorrió grandes distancias y fueron muchos los campesinos que llegaron a Punta Corral para orar ante la piedra legendaria. La familia resolvió ir hasta Tumbaya para consultar al sacerdote y este no pudo dejar de reconocer el parecido, oyó interesado el relato que le hizo el pastor y resolvieron que la piedra hallada quedara en la Iglesia.
Se cuenta que a poco andar, la piedra desapareció de la Iglesia y fue Don Pablo Méndez requerido en averiguación del hecho del que nada sabía, quien decide volver al lugar de la maravillosa aparición en donde fue encontrada nuevamente la “piedra”. La Virgen mostraba sin dudas su deseo de permanecer en los ásperos pedregales de Punta Corral.
Para acogerla dignamente Pablo Méndez hizo promesa de esclavitud al culto y con su cuñado Torres y otros fieles levantaron un pequeño oratorio donde se veneró por años la imagen de piedra.
Habiendo enfermado don Roque Jacinto Torres, se encomendó junto con los habitantes de la zona a la Virgen, y prometió construir una nueva y digna capilla si sanaba de su dolencia. El milagro se produjo y, luego de su recuperación don Roque comenzó la construcción de la capilla prometida, señalándose su inicio en 1889. Diez años después la obra fue terminada.
En 1891 Don Roque viaja rumbo a Potosí para comprar las campanas, la corona de plata y la Media Luna sobre la cual la Reina de los Cielos apoya su Planta.
LA PEREGRINACIÓN
Miles de devotos peregrinan hacia el Abra de Punta Corral, para luego acompañar a Nuestra Madre María en su bajada hacia Tumbaya como hacia Tilcara, cargando sobre sus hombros la Sagrada Imagen, acompañados por bandas de Sikuris. La procesión se inicia en Punta Corral con las primeras luces del alba y llega al pueblo al caer la tarde. La “Mamita Virgen” como la llaman los lugareños baja acompañada por los fieles y el armónico sonido de los sikus.
La imagen es nocturna, por lo general el sábado ya se aglomeran los peregrinos y hay que formar una extensa fila para poder ingresar y presentar nuestro saludo a la Virgencita, nuestro agradecimiento, nuestro pedido, nuestra promesa, así recibir su gracia, para que año tras año tengamos la fuerza, el valor y la voluntad necesaria para llegar hasta su altar.
LOS CAMINOS PARA PEREGRINAR
Las honras a Nuestra Señora de Copacabana, son la expresión de fe más grande de la Quebrada de Humahuaca, y para ascender al Santuario, existen cuatro senderos, tres de los cuales son los más transcurridos; dos de ellos parten desde el departamento de Tumbaya, otro desde la localidad de Maimará y el ubicado más al norte parte desde la ciudad de Tilcara.
- Por Tumbaya: Es el ubicado más al sur, si se llega desde San Salvador de Jujuy.
Este asciende desde el pueblo para luego cruzar el Río Grande e ingresar por la profunda quebrada del río que desciende desde Punta Corral. Esta senda se encuentra bien demarcada, pero se debe caminar con precaución debido a que la mayor parte del trayecto se realiza por el empedrado río, cuenta con dos calvarios, el primero ubicado a 3.9 Km. del pueblo y a una altura de 2.371 m.s.n.m., en tanto el segundo está a 9 kilómetros aproximadamente del primero y a 15 Km. de Punta Corral a una altitud de 2.880 metros. La longitud total del trayecto por este camino es de aproximadamente 28 Km. Nivel de Dificultad: Medio-Alto.
- Por Tunalito: El Trayecto desde Tunalito hasta el Santuario de Punta Corral, es paisajísticamente espectacular, desde lo alto de las montañas, luego de sortear la famosa espiral, se puede divisar a lo lejos Purmamarca como un pequeño cofrecito adornado por colores, también flanqueante de los cerros, rompe el horizonte la majestuosidad del Chañi, el techo de la Provincia de Jujuy. Son tan sólo 15 kilómetros en donde el estado físico es exigido al máximo, pero es la fe lo que sin dudas hace arribar a los peregrinos a Punta Corral. Nivel de Dificultad: Alto.
- Por Tilcara: Este camino hasta el Santuario de Punta Corral, es tal vez el más tranquilo de los tres, en cuanto a cantidad de peregrinos se refiere. El sendero parte cruzando el Río Huasamayo, como si se fuera a la garganta del diablo, pero cruzando el río. Luego se debe ascender bruscamente al cerro, para luego bordearlo, el paisaje es increíble. Este trayecto cuenta con seis calvarios, en el cuarto de estos, Chilcaguada, los lugareños venden algunos alimentos, agua y café. A partir de aquí comienza la famosa cuesta colorada, la cual culmina en el Abra Colorada donde se emplaza el sexto calvario. Desde aquí se debe proseguir en línea recta hasta Punta Corral. Si se desea peregrinar al Santuario del Abra de Punta Corral (3.800 metros de altura) se debe tomar el sendero que sube al cerro ubicado a la izquierda. A este calvario también arriba la huella que proviene desde Maimará. Nivel de Dificultad: Medio-Alto.
La gran diferencia de Tilcara y Tumbaya es que en la Villa Veraniega (Tilcara) la Virgen pertence a la familia de esclavos, Torres, Méndez y demás, la organización está a cargo exclusivamente de ellos y desciende el Miércoles previo a Jueves y Viernes Santo. Participan activamente otras Instituciones pero el protagonismo es de la sucesión Torres – Méndez. En cambio en Tumbaya está a cargo de la Asociación de peregrinos, una Comisión de Devotos y la Asociación de Peregrinos de la Virgen de la parroquia de Tumbaya, juntamente con otras Instituciones.
LAS BANDAS DE SIKURIS
Son principales protagonistas de la Peregrinación, con sus sonidos que penetran entre los cerros, algunos se sobreponen, otros con un marcado respeto van acompañado la Imagen. Las Bandas de Sikuris son de distintas procedencia de Ciudad Capital, Barrio Mariano Moreno, Barrio Belgrano, bandas de Palpalá , Purmamarca, Tumbaya, Tunalito, Tilcara, El Aguilar, Punta Corral, Abra Pampa, el Carmen San Pedro, son mas de 40. Y en algunos casos desde otras provincias. Aproximadamente 2.000 sikuris quienes no sólo cargan sus mochilas con sus pertenencias sino también sus instrumentos musicales y rotando los turnos van acompañando, a lo largo del camino se observan los números de rotación, lo que indica los relevos de las Bandas, con suerte una Banda acompañará dos y hasta tres veces la Imagen. Estremece y emociona el sonido de los instrumentos de viento, durante todo el camino, resuenan las cañas y los tamboriles marcando el paso de los peregrinos.
Para bajar a la virgen es curioso observar como forman filas las mujeres y hombres para “hombrear” a la Virgen. Estas filas se forman a 200 metros de la Iglesia y ya en horas de la madrugada. Antes se pedía a las mujeres asistir con la cabeza cubierta por un pañuelo y preferentemente con una pollera, los varones con la cabeza descubierta y con pantalones largos, nunca con pantalones cortos ni bermudas. Idéntico respeto se observa en la Iglesia pero para ingresar la cabeza debe estar descubierta y nunca darle la espalda a la imagen de la Virgen.
LA FIESTA
Los lugareños se organizan para participar de la devoción con mucha antelación preparando sus productos (carnes de cordero y de chivo, papas, chicha, etc.) para comercializar en la fiesta.
Los devotos preparan sus “Promesas” entregando a la Virgen una medalla de plata en forma de corazón y de distintos miembros del cuerpo pidiendo a la “Virgencita” para que se les cure alguna enfermedad.
Esta fiesta tiene componentes religiosos que ligan creencias andinas con otro tipo de creencias venidas de Europa.
En cada tramo del camino a Punta Corral se puede observar a la orilla de los caminos algunos montículos de piedra llamados “apachetas”, donde el peregrino hace un alto y se inclina agregando otra piedra más, como significando la unión al cansando de los demás. Cuando el caminante pasa al lado de estas apachetas sentirá la unión y la fuerza para continuar el camino después de haber rezado una oración.
La Virgen baja vestida magníficamente (la imagen tiene apenas 35 cm de alto) alhajada y cubierta de flores, con el esclavo al frente, y es conducida a la Iglesia Tilcara o Tumbaya, a donde van llegando los misachicos de toda la quebrada. La fiesta alcanza su epicentro el Sábado de Gloria en que el pueblo, adornadas sus calles con vivos arcos de flores revive emocionado la jornada de la Resurrección, después de haber realizado una procesión nocturna con antorchas para rememorar el Santo Entierro.
La Virgen vuelve a su templo de Punta Corral el 17 de Julio, pero ya el aire no es de fiesta plena sino de dolor porque la Imagen retorna a su lejano templo. Ya desde la víspera se realizan actos para despedir a la Santísima Mamita, como cariñosamente la llaman sus devotos. Después de una breve procesión alrededor de la plaza del pueblo y la despedida oficial del párroco, se inicia el regreso hacia las ocho de la mañana del día 17, con el estandarte al frente, seguido por el esclavo, dos guardias, la Santísima Virgen, otros dos, guardias y más atrás los promeseros.
Los cánticos acompañan la marcha hasta el Abra de Punta Corral. Al atardecer se llega al pueblo, donde la Virgen es recibida por el sacerdote y es depositada en su santuario, a la derecha del altar.
Al día siguiente se va en procesión hasta el Abra en que apareció la Virgen, y luego de rezar y dar gracias, se regresa al pueblo. El día 19, después de una comida general, se emprende el regreso a la caída de la tarde.
(fuente: forosdelavirgen.org)
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