Un sirviente rústico de uno de los caballeros de Soissons, un hombre llamado Boso, llegó a la iglesia para la fiesta que iba a seguir la novena. Mientras sus compañeros dieron regalos y hablaron de la zapatilla de Nuestra Señora, se burló de la idea y murmuró: "Eres muy tonto para creer que se trata de la zapatilla de la Virgen. Hubiera podrido hace mucho tiempo". Al oír estas palabras de la boca blasfema de Boso, sintió en su oreja un dolor muy intenso. Repentinamente, un tumor apareció y, del temor, quien blasfemaba se cubrió la cara. Ya desesperado, se arrojó delante del altar de María para pedir su ayuda, sintió arrepentimiento por haber ofendido a la Madre de Dios y él sabía que no había nadie más que lo pudiera sanar.
La abadesa, una mujer llamada Mathilda, tomó la zapatilla e hizo la señal de la cruz sobre la víctima. Inmediatamente comenzó a sanar. El burlador castigado arrepintió y se entregó al servicio de la Iglesia de Soissons. Muchos otros que padecían enfermedades de todo tipo fueron curados en el santuario.
La abadía se conviritió en la más grande de Francia, famosa por su rica colección de reliquias, entre ellas el "Lady Slipper ". pero todo lo que queda hoy de la abadía es un muro en ruinas, con dos arcos , ya que el resto fue metódicamente arrasada por las manos ávidas de los devotos de la Revolución Francesa.
traducido por mallinista
(fuente: www.roman-catholic-saints.com)
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